Capítulo 25: Pura codicia.

463 23 40
                                    

•• <<────≪•◦✧❁✧◦•≫────>> ••

"Hay dolores que matan: pero los hay más crueles, los que nos dejan la vida sin permitirnos jamás gozar de ellas".

Antonie L. Apollinarie Fée

•• <<────≪•◦✧❁✧◦•≫────>> ••










Seth entonces se acuclilló ante Iva, la tormenta había vuelto, los truenos y relámpagos habían vuelto sobre el mar y sobre la isla, él sonrió mientras Iva abría muy lentamente los ojos, y extendió un cuchillo hacia su cuello... Y cuando una nueva sucesión de estruendos se escuchó, Seth sintió que le cogían de la parte trasera del abrigo y lo jalaban hacia atrás de golpe, arrojándolo varios metros por el suelo, poniéndose de pie en el acto, vio a un hombre vestido de negro de pie ante Iva.

—Creo que te dije que esperaras también en ese entonces —dijo Xing girándose hacia él—Pero cuando volví ya te habías ido, dejaste atrás a Briseida y a Millo, atacaste a Mu-li quién intentó detenerte. Fue así desde el comienzo, nunca estuvo en tus planes seguir con nosotros, ibas a deshacerte de todos al final... porque solo querías quedarte conmigo —él avanzó un paso—. Fuiste tú, ¿no? Tú alteraste la poción y me dejaste pensar todo este tiempo que había sido mi culpa.

—Eso no fue así... tú nos dejaste.

—Convenientemente lo olvidaste... —Xing resopló y sonrió de medio lado con hastío—. Debe ser cómodo para ti seguir culpando a los demás. Yang Mu-li, el que nos mantuvo vivos a todos en este lugar, era el más inocente de todos... Y tú lo traicionaste así. Nos traicionaste a todos. Por ti no puedo estar con mi familia —los truenos y relámpagos se volvieron a suceder, un brillo dorado apareció en sus pupilas y un aura aurea le rodeó—. Al fin te encuentro —una sonrisa siniestra curvó sus labios—. Te he echado de menos.

Ambos se contemplaron por algunos segundos, mientras Seth abría las piernas adoptando una actitud defensiva, Xing avanzó un par de pasos con la cabeza ladeada y la mirada ardiendo en fuego dorado.

—Fue más fácil gracias a que tú empezaste las cosas —volvió a hablar Xing—. Me di cuenta con el caso de John McGee que alguien había cometido asesinato haciendo uso del mismo método que yo había usado en Báishān. Y luego encontré la oficina de consultoría clandestina. Gracias a eso supe que planeabas vengarte de los ejecutivos de la Fundación Colina Blanca.

—¿Fue por eso por lo que empezaste a enviar las advertencias de los asesinatos a Peter Betancourt? —preguntó Seth con cautela, sin perder de vista las manos y los pies de su interlocutor.

—Sí. Pude acercarme fácilmente a Takashi Makoto gracias a ti —respondió Xing recordando ese momento en que había encontrado esa portátil y como, copiando el formato de la ficha de los demás objetivos de Colina Blanca, creó una falsa para aquel upier, así también recordó cómo había roto la cerradura electrónica de esa oficina y había preparado el proyector con aquellas fichas para cuando llegara con su equipo. Y de esa manera, gracias a las fichas que había obtenido de la computadora, comenzó a confeccionar aquellas advertencias.

—Solo hice lo que lo que Yang Mu-li nos enseñó. ¿No te gustó? —dijo entre dientes Seth—. ¿O caso estás celoso porque no fuiste el único que pudo desarrollar sus habilidades de oneiro? ¿Te enoja que no hayas sido el único especial para Yang Mu-li? ¿Te irrita que haya sido capaz de manipular el sueño lúcido que habías planeado darles a los habitantes de este lugar? Yo solo estaba imitándote, ¿qué? ¿Estuvo cerca?

—Lo estuvo. Cerca —dijo Xing conteniendo una carcajada hastiada—. Incluso yo casi me engañé. Hasta que me di cuenta que la víctima no era Roan Vladimir sino Sergei Vladimir.

Secretos en Colina BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora