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Breve advertencia antes de continuar:

Contiene divergencias al canon de la serie, y esta un poco suavisada la personalidad de los personajes para que encajen con la trama.

Los chicos tiene la edad de la serie.

Aegon y Helaena nunca se casaron. Pero eso no quita que Aegon sea un poco pendej...

Cualquier error ortográfico, disculpen.

Sin más, disfruten ♡

Debía ser una jodida broma

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Debía ser una jodida broma. Aemond aun se cuestionaba porque su sobrino continuaba parloteando sobre lo bien que Aegon manejaba la espada o era un excelente anfitrion cuando se trataba de elegir un buen vino. Entendia que de niños hubiese volcado toda su atencion en el risueño tio que le permitia cada estupidez que se le ocurriera, pero solo eran momentos de calidad que vivian gracias a que su padre les exigia ser una familia feliz. Y creyó que acabaria cuando viera que ese tio al que tanto admiraba era un completo idiota. No, no paso nada de eso. Al contrario, parecía que Jacaerys estaba en una clase de hechizo que lo forzaba a actuar de tales maneras que hasta Rhaenyra empezaba a notar sus extrañas interacciones con Aegon.

—¿Crees que alguien lo logré vencer? —suspiro a su lado, abrazando la espada de entrenamiento, sonriendo como tonto al ver como Aegon a las justas esquivo el ataque.

Cierto, debian demostrar lo aprendido con el maestre de armas: Aegon no estaba dando el mejor de los espectáculos.

—Cualquiera podría vencerlo —contestó con desdén, aguardando porque pronto acabará todo ese teatro —. Es un idiota.

—Tio Aemond no lo dice enserio, Jace,  solo está enojado por el calor, ¿verdad? —dijo Lucerys tratando de calmar a su hermano, sonriendo.

Aemond suspiro, rogando a los dioses para que le enviaran alguna clase de enfermedad que lo libre de tanta estupidez e hipocresía junta. Porque algo peor que tener que aguantar a Jacaerys y sus desvaríos por Aegon, era tener que aguantar a Lucerys y su bondadoso y puro corazón.

Puras patrañas.

Si tan solo tuviera esa clase de virtudes que el resto nombraba, no lo hubiese rechazado de forma tan cortante y cruel al decir que tenía que casarse con Rhaena y no podía corresponder su amor. Aemond apretó con fuerza la espada de madera, que si hubiese sido real, ahora mismo su traje de entrenamiento estaría bañado en sangre. Como odiaba haberse fijado de esa manera en Lucerys luego de que este terminara su rechazo arrancándole un ojo. Lo lógico era que lo odiara, tal como su madre repetía cada que tenia la oportunidad, pero por alguna extraña razón sus sentimientos se transformaron en curiosidad para luego pasar a decepción. Ya que alguien que le arranca un ojo a su tío con una daga, solo por reclamar un dragón, esperaría que se convierta en alguien salvaje sediento de sangre; no un muchachito risueño que intenta caerle bien a todos.

El bastardo por desgracia no heredó como se debia los genes de su padre. Ni siquiera el lado salvaje de su madre: una autentica mujer que llevaba la sangre de la antigua valyria. No le sorprendería que la misma Rhaenyra defendiera su derecho al trono con espada en mano, montando a su dragón.

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