Todo tu cuerpo se estremece, tiembla como una hoja al viento mientras el placer te consume por completo; la intensidad del vibrador colocado directamente en tu núcleo ya sobreestimulado tiene tu mente reducida a nada más que una neblina de éxtasis abrumador. "Por favor..." Estás jadeando, llorando, tratando de alejarte del juguete, para tomar un descanso, un simple respiro, pero el agarre de Yeonjun es firme, manteniéndolo estrictamente en tu rojo y lloroso coño. "¡Es demasiado!"
"Pobrecita", se burla, con una sonrisa de satisfacción en el rostro mientras te observa retorcerte bajo él, desesperada por escapar pero también por alcanzar otro subidón de euforia. Sabe que puedes aguantar más, que quieres más. E incluso si no, bueno... esa no es tu decisión. Así que, Yeonjun sube las vibraciones al máximo, deleitándose con la forma en que tu boca se abre en un grito silencioso, los ojos rodando hacia tu cráneo mientras eres empujada más allá de tu límite una vez más. "Tonta", ronronea en tu oído, "Solo yo decido cuándo es demasiado".
