Descubriendo Papeles

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Los besos de Jung Min siempre fueron seductores, mojados, te dejaban una sensación de cosquilleo en la boca. Era como comer algodón de azúcar, eran de esos besos suaves que te erizaban la piel... Por eso, la manera demandante en la que Jung Min me besaba en este instante, me sorprendió. No era como el besaba normalmente, al menos no como acostumbraba a besarme a mí.

Esa sensación me hizo sentir incomoda, y en la primera oportunidad que tuve, lo alejé de mis labios. Fueron apenas algunos centímetros pero era el espacio suficiente para poder entablar una conversación.

- Suéltame - ordené. Jung Min se veía herido, pero intentó ocultarlo.

- No lo haré.

De nuevo, sus labios se juntaron con los míos, y esta vez sujetó mis manos para que no pudiera empujarlo. Cerré mis puños, intentando hacer fuerza para deshacer de su agarre pero fue imposible.

"Maldito Jung Min, has estado yendo al gym."

En esos instantes, noté que este beso no era como el anterior, este era... más tentador. Mis piernas temblaron un milisegundo, y estuve a punto de corresponder el beso, pero Jung Min se alejó lo suficiente para mostrarme su sonrisa altanera.

En realidad me encantaba esa sonrisa, era traviesa y presuntuosa. Iba perfecta con su actitud, pero mi orgullo no me dejó disfrutar del momento.

Jung Min soltó mis muñecas y pasó a acariciar mi cintura. Una corriente eléctrica paso por toda mi columna cuando sentí sus dedos en mi espalda baja. Mi cuerpo estaba relajado, y yo, demasiado exhausta como para imponer resistencia.

"Por eso tanto beso." pensé.

Sus labios ahora atacaron mi mandíbula y un gemido se quiso escapar de mi boca, pero lo retuve. Mi cuerpo estaría en trance, pero mi orgullo tenía voluntad. Jung Min dejó un caminó de besos de mi mandíbula a mi oído y ahí se detuvo.

- Atrévete a decir que no me quieres - susurró, y besó mi mejilla.

Se quedó frente a mí con esa sonrisa arrogante y seductora. Mi instintito me decía que simplemente le diera lo que quería, pero al menos tenía que hacerlo sufrir un poco por tanto tiempo de cruel indiferencia. 

- Patético. Deberías saber que tus jueguitos no demuestran nada - Jung Min, inconscientemente, se alejó unos pasos de mí. Su rostro era un poema, y llegué a pensar que quizá me había sobrepasado con mis palabras (aunque muy dentro de mí estaba disfrutándolo).

Salí de sus brazos, y fui a sentarme de nuevo en la sala. Aunque escape de Jung Min, y debía alegrarme por eso, tantas emociones me dejaron exhausta.

Jung Min estaba de espaldas a mi. No sabía que era lo que pasaba por su mente, en verdad quería saberlo, pero no podía ser nada bueno, ya que sus manos se habían cerrado formando sus puños. Algo muy dentro de mí se asusto, pero no iba a ehcarme para atras... No ahora.

- Es mejor que te vayas - mi voz fue dura, pero, increiblemente, de la boca de Jung Min salió una risa.

- Creo... que he perido algo de practica - dijo mientras volteaba, y tuve problemas para fingir que verlo tan herido y derrotado no me causó ninguna culpa.

Jung Min trató de sonrier pero fue más una mueca.

"Okay, tal vez si te pasaste."

Mi mente trató de buscar algo que decir, pero se quedó en blanco. Estaba anonado por la fragil imagen de Jung Min frente a mí... De mi boca iba a salir cualquier tonteria cuando me di cuenta de que él buscaba la manera de decirme algo, podía ver como detras de sus ojos los engranajes de su cerebro trabajaban a toda velocidad. Así que metí las ganas que tenía de abrazarlo en el rincón más oscuro de mi corazón, para esperar pacientemente por sus palabras.

Through Everything  [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora