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El sudor caía en grandes gotas desde su coronilla, Felix estaba escondido entre unos grandes contenedores de basura, gracias a su contextura pequeña y a su buena condición física pudo escapar y esconderse fácilmente de los matones que estaban persiguiéndolo, sin embargo, los hombres de Lee eran persistentes y no se irían a casa sin él.

Pero ellos no sabían que Felix había pasado casi toda su vida huyendo de prestamistas así que podía huir tanto como quisiera y no se los dejaría tan sencillo.

Tal vez creían que por ser un omega era débil e ingenuo, estaban equivocados.

Felix tomó una bocanada de aire y se arrastró por el asfalto, escondiéndose detrás de los vehículos mientras revisaba la zona, cuando notó que no habían autos ni personas, empezó a correr apresurado hacia un callejón y luego trepó un mural, tirándose al otro lado de la propiedad, cayó dentro del patio de un restaurante, decidió mantenerse oculto allí por unas horas.

Si Lee lo atrapaba, ocurrirían dos cosas, lo vendería a la trata por su condición de omega o lo mataría.

Morir sería mejor, pero Lee era un sádico y preferiría dejar que cientos de alfas violen al omega osado que se atrevió a desafiarlo.

Felix se quedó dormido entre las bolsas de basura del restaurante, se despertó por los cantos de los pájaros, parpadeó repetidas veces y miró alrededor asustado, por un segundo había olvidado en dónde estaba, tragó saliva y con dificultad se levantó, le dolía todo por haber estado huyendo toda la noche.

La madrugada estaba fría y tenía hambre, pero eso no lo detuvo a continuar su camino.

No podía volver a la pequeña habitación en dónde vivía, ese sería el primer lugar al cual irían a buscarlo, tampoco tenía una familia a la cual recurrir y aunque la tuviera, no podría ponerlos en peligro.

El omega de cabellos oscuros agarró el pendrive en su bolsillo y lo miró.

¿Qué era esto y de qué podría servirle?

Fue a los suburbios donde sabía que podía pasar por desapercibido con más facilidad, se metió a un ciber café y pidió una máquina discreta, el chico le miró con desprecio, pero no le importó, no iba a pajearse en un lugar público, pero no podría asegurar que el contenido que se reprodujera en la pantalla fuera apto para todo el público.

Se sentó y aprecio la comodidad de la silla, conecto su pequeño equipo a la computadora y una vez que bloqueó cualquier rastreo, Felix hackeo la seguridad encriptada en el pendrive.

Como esperó, el contenido no era apto para todo el público, habían varios vídeos cortos de un grupo de matones de Lee acribillando a otro puñado de tipos, acercó el zoom de la pantalla e intentó reconocer los rostros.

No fue difícil hacerlo, Felix desconectó todos sus equipos y volvió a guárdalos en sus bolsillos.

—véndeme tu gorra—pidió al chico del mostrador.

—¿Eh?—confundido, el chico le miró extrañado.

—que me vendas tu gorra, toma, aquí, te daré diez dólares por esa gorra sucia y rota—murmuró.

—qué demonios—susurró el chico, quitándose la gorra y agarrando los pocos billetes.

Felix se la colocó e intentó ocultar lo más que pudo su cabello.

Minho era el líder de la mafia Lee, era un alfa arrogante y soberbio, con tal solo verlo las personas descubrían que era extraño y de temer, un tipo descarado que no conocía límites para conseguir sus propósitos.

Sus padres le debían dinero desde hace más de una década, la mafia Lee secuestró a su madre cuando Felix apenas era un adolescente, intentó buscarla y encontrar algún rastro de ella, dejó la escuela y eventualmente se fue de la casa de su padre.

Limpiaré con lágrimas la sangre que ha corrido aquí HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora