A la mañana siguiente habíamos bajado del avión y llegado a nuestro pequeño pueblo. Sandra había pasado el viaje vomitando como consecuencia de lo ocurrido en esa misma noche.
Durante el viaje, hubo ciertos momentos en donde Nail tomaba mi mano y comenzaba a trazar círculos en esta, cuando alguien hacía alusión de prestarnos atención me era imposible no jalar mi mano de él.
Nuestra primera parada fue a una cafetería a las afueras del aeropuerto, mientras que Nail se encargaba de ir por los cafés Sandra y yo lo esperábamos sentadas en una mesa muy cerca de la entrada.
—Sandra —le llamé.
—Hmmm... —una de sus manos sostenía su cabeza, apostaba que la estaba pasando mal— Dios, ¿Cuál es el centro de rehabilitación más cercano?
—Bueno creo que —saque mi celular para revisar pero ella me lo quitó.
—¿Qué es lo que ibas a hacer?
—¿No querías saber dónde está el centro de rehabilitación más cercano?
Rodó los ojos.
—¿Qué? —me hice la tonta pero a ella no le hizo gracias.
—Naya
—Sandra
—No soy el ridículo de tu novia, no me llames Sandra cuando te llamo Naya
Reí y Nail se sentó en ese momento.
—Café muy cargado para Sandra, Latte cualquiera para Naya.
Le dediqué una pequeña sonrisa.
—¿Sabes que estábamos en una plática de chica y tú la has interrumpido? —rugió Sandra con mala cara.
Los últimos días Sandra tenía mala cara y se la pasaba de mal humor involuntario debido a eso.
—Bueno —miró a la gran fila— Iré a por otro Café cargado para ti.
—Sandra —la reñi cuando él ya se había ido.
Ella rió.
—Dios, ese chico está mal de la cabeza.
—Besé a ese chico —dije de la nada, Sandra me analizo con la mirada— El dia del concierto.
—Espera —me detuvo— ese no fue el dia que.
—Si, ese fue el dia.
—Mierda —masculló, no sabía si lo decía por mi caso o por el posible dolor de cabeza que ahora tenía.
—Y luego él me besó —dije divagando— ayer.
—¿Él te besó? —su sonrisa se hizo presente por un segundo hasta que volvió a dolerle la cabeza.
—Si —divague— Varias veces.
—Oh que rápido crecen —sonrió pero eso solo me hizo ruborizarme así que la golpeé con mi bolso— Estoy herida, no me lastimes más.
No pasó mucho para que Nail volviera, pero es cierto que nos quedamos más de lo planeado en aquel café, creo que mi principal motivo de estar ahí era que sabía que serían los últimos minutos antes de que Sandra fuera internada y no sabia bien como funcionaba eso, pero ya estábamos frente al lugar, nuestras maletas habían parado en la casa de Nail y ya no había vuelta atrás.
[...]
—Hola —Sandra se acercó a una de las recepcionistas.
—Buenas tardes, ¿En que puedo ayudarles? ¿Buscan a alguien? o ¿Deseen internar a alguien? —La mujer que estaba en el lugar nos sonrió— No sientan pena, es más normal de lo que parece. ¿Un padre drogadicto? ¿Una madre? ¿Pareja?
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La última y nos vamos
Ficção AdolescenteEn Estados Unidos los cuerpos basados en estereotipos siguen estando presentes. Naya ha vivido en una familia mexicana, rodeada de la gran variedad de cuerpos, el suyo jamás fue un problema para ella pero si para el resto que no tardan en hacer burl...