Me alegro de volver a verte

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Hola, soy Yoali, tengo 19 años, estudio derecho en una universidad pública de renombre internacional y vivo con mis padres y mis tres hermanos en la ciudad de México.

Jamás he Sido una chica feliz, los problemas con mis padres abundan en virtud de sus preferencias con mis hermanos, aunado a ello, soy la hermana mayor, lo que significa que debo ser el mayor ejemplo de mis hermanos.

La forma en que mis padres me han tratado por años, han hecho de mi una chica sumamente antisocial, por lo cual no tengo muchos amigos, pero en sí, mi vida no era tan mala, pero eso cambiaría un maldito primero de julio de 2015.

Diana: Buenos días con la señorita Yoali Rangel.

Yoali: Si ella habla.

Diana: Le hablamos del bufete jurídico Padrón y Vidales y nos da gusto informarle que ha sido aceptada para ocupar la vacante de Pasante en derecho, deberá presentarse el día lunes a las nueve de la mañana para dar inicio con sus actividades...

Yoali: Gracias.

Esa llamada fue breve pero sumamente satisfactoria, lograr entrar como pasante en uno de los despachos con una cartera de clientes de sumo renombre me llena de nervios pero se que soy lo suficientemente capaz de enfrentar este nuevo reto.

Pronto el lunes llego, tome mi mejor traje y me dirigí a mi primer día de trabajo.

Al llegar al edificio conocí a Diana, una chica con excesiva muchosidad, así es como le gustaba describirse, ella me dió un tour de bienvenida por toda la oficina, me presento a cada miembro y empleado del despacho y después me asignó un pequeño escritorio dentro de una oficina en dónde había dos escritorios más, uno era de ella y el otro parecía estar desocupado.

Tan pronto como tome mi lugar comenzaron a otorgarme trabajo, Diana me enseñó amablemente todo lo que tenía que hacer y me explico cómo hacerlo, trabajaba alegremente.

Cuando llegó la hora de comida, decidí salir, la verdad los nervios tenían mi estómago echo nudo pero quería salir a despejarme un poco.

El despacho se encontraba en un edificio y en la parte inferior había una pequeña cafetería donde te ofrecían comidas completas, por lo cual a la hora de la comida me la pasaba en ese café.

Diana y yo teníamos horarios de comida diferentes así que siempre salía sola a comer, pero para mí era agradable, todos los días bajaba con mi tablet y mis audífonos y me sentaba en una de las mesas que estaba en la pequeña terraza improvisada, ahí comía mientras veía novelas asiáticas, estuve así una semana, hasta que un día olvide mi tablet y mis audífonos en casa así que simplemente me dedique a comer, de pronto, ví a un chico sentarse en la mesa que daba frente a mí.

El chico era muy guapo, rostro perfecto, de 1,85, cabello castaño, delgado pero musculoso, su sonrisa era hermosa y su manera de vestir...pantalón de mezclilla, botas, playera blanca y chamarra de cuero, no sé que me pasó pero quedé totalmente deslumbrada por él; ver la manera tan amable con la que trataba a las empleadas del lugar así como oír su hermosa y varonil voz me dejaron completamente idiotizada, pero, supuse que sería de esas ocasiones en que una ve a algún chico guapo en la calle y jamás se lo vuelve a topar en su vida, pero que equivocada estaba.

Los siguientes 3 días pude verlo, llegaba exactamente 2:45 de la tarde, pedía alguna bebida fría y se dedicaba a ver su celular, si lo sé tal vez soy una maldita fijada pero la sensación que tenía al verlo era única y diferente, el solo verlo me hacía sonreír, oír su voz me alegraba por completo el día.

Al día siguiente baje como todos los días a comer y él estaba ahí, a la misma hora de siempre, lo observe y cuando iba a pagar la cuenta:

Mesera: Le retiro - tomo la carpetita con el dinero - esto - me dió una bebida y un pedazo de papel doblado - se lo envía el joven de allá - me señaló al chico al que tanto había estado acosando.

El lado negro del arcoirisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora