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Ahí estaba.
Mirando por la ventana del bus, abrumada por los chistes de mi hermano y sus amigos.
Sola, completamente sola.

Antes había intentado acercarme a las chicas de mi edad, cosa que claramente no funcionó...

No suelo ser una persona que hable mucho, a veces soy muy fría y demasiado sarcástica.

Me limito a recargar mi mentón sobre la ventana, mientras observo detenidamente las nubes en el cielo y me pregunto una vez más, porqué accedí a venir?
Nos encontrábamos reunidos para ir a visitar a las madres de cada uno de los que estábamos ahí, era 10 de mayo y alguien había tenido la gran idea de cantarles las mañanitas una por una.

Llegamos a nuestra siguiente parada, bajamos del bus y nos acomodamos al rededor de la persona a quien le cantaríamos, era una mujer regordeta de ojos azabache y rulos cafés.

Al regresar al auto-bus tomé nuevamente mi lugar junto al cristal, pero esta vez, noté que alguien se había sentado a mí lado...

Retomé mi posición anterior, restándole importancia al sujeto que ahora estaba a mi costado derecho.

-¿Qué tal joven?- preguntó de pronto.

-Qué callada eres- habló de nuevo al no obtener respuesta de mi parte.

-Buenas tardes- dije sin ningún tipo de interés.

-Me gusta tu pantalón, soy Naim, pero eso ya lo sabias no es cierto?-

-Qué?
Tu nombre, o que mi pantalón es lindo?-

Él solo esbozó una sonrisa.
Ya lo conocía, lo había visto antes, sus padres eran buenos amigos de los míos, tenían varios proyectos juntos, y solíamos vernos con regularidad, además de que formaba parte del grupo de amigos de mi hermano.
Mi pregunta era, ¿Por qué se me acercaba ahora?

-¿Cómo te llamas?- preguntó rompiendo el silencio que se estaba creando.

-Alix- contesté, ¿no sabía mi nombre?

-Alix- repitió.

-Alix- confirmé

Giré mi cabeza y comencé a mirarlo, observé los detalles de su rostro y la ropa que traia; vestía una playera blanca con letras negras en el centro "No limits", debajo de una sudadera azul, desgastada, y un pantalón de mezclilla obscura; retomé mi recorrido por su rostro, observé sus ojos rasgados, tenía una mirada profunda y obscura, y sus pestañas eran largas y lacias, tenía unas cejas pobladas y de forma perfecta.

Me dí cuenta de que lo observaba sin descaro alguno, y me giré nuevamente hacia la ventana.

-¿Cuál es tu dulce favorito?- preguntó captando mi atención nuevamente.

-gomitas- contesté.

-¿deberas?, el mio igual-

Bajamos nuevamente del bus para cantarle a la siguiente persona, al regresar, creí que volvería a estar sola, sin embargo, no fue así.

Al subirnos nuevamente al bus, se sentó junto a mí como antes.

Siguió haciendo preguntas, y yo también las hice, coincidíamos en la mayoría.
Y comencé a disfrutar su compañía, al grado de que al bajar del bus y subir nuevamente apartaba el lugar a un lado mio para que nadie más lo ocupara, solo él.

Pasaron las horas, era de noche y casi terminábamos nuestro recorrido.

El bus estaba cada vez más vacío pues todos bajaban al llegar a su casa cuando era el turno de sus madres.

El chico y yo seguíamos hablando, causando celos por parte de mi hermano que estaba sentado justo detrás de nosotros.

-Muero de sueño- dijo Naim.

Amablemente lo invité a recostarse sobre mis piernas, poco después reaccioné sobre mi invitación, pero ya era tarde, me encontraba acariciando su cabello hasta que se quedó dormido.

Realmente me agradaba su compañía, y mirarlo así en mis piernas, me mataba de ternura...

Me perdí repasando su perfil perfecto con mis ojos y acariciando su sedoso cabello, hasta que llegamos a su casa.

Bajamos pero no quiso quedarse allí, se subió nuevamente al bus para ir a la última parada que era la mía.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2023 ⏰

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Con La Luna Y El Sol Como TestigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora