Entre a trabajar a un supermercado gracias a mi grandiosa idea de irme a vivir sola cuando aún estaba estudiando, fue fácil entrar gracias a que recién empezaba el año.
Como todo trabajo, era monótono, pero al menos no era tan rutinario gracias a una mujer de cabello castaño y ojos del mismo color del café que bebía cada mañana.
Curioso que decidiera firmar un nuevo contrato solo para poder verla un poco más, antes de mi intercambio escolar, jamás me había llamado la atención alguien mayor, aunque no se si clasifica como alguien mayor ya que me lleva solo 4 años, pero ya es la gerente de la tienda así que asumo que sí.
Verla ya me causaba nervios y esa tonta sensación en el estómago, pero lo peor era cuando se dirigía a mi para asignarme alguna tarea y mi sonrojo o mi obvio nerviosismo me delataba, al principio supongo que ella lo ignoraba o prefería no darle importancia pero conforme pasaron los días empecé a notar que le divertía, el pequeño brinco que daba al sentir su mano sobre mi espalda o como mi piel se erizaba cuando rozaba de más mis manos al entregarme las llaves de la bodega, trate de convencerme de que solo era mi imaginación porque después de todo ella seguía siendo mi jefa.
Admito que más de una vez visito mis sueños y mi cama, era inevitable perderme en mis fantasías de un amor prohibido pero apasionado que culminaba en un encuentro secreto en la bodega, pero al volver a la realidad no me causaba más que risa mi propia imaginación.
Se acercaba el 14 de febrero y como toda buena tienda comenzamos a decorar y a llenar los estantes de artículos llenos de corazones, frases cursis y tantos dulces como para matar de diabetes a alguien, nunca ha sido una fecha relevante para mí, ni siquiera cuando tenía pareja así que me daba igual estar rodeada de tanta cursilería, pero odiaba cuando mi indiferencia generaba preguntas en las personas que me rodeaban, al parecer el tono gris de mi aura contrastaba demasiado con tanto rosa en el ambiente
-A ti no te gusta San Valentín verdad??- comenzó con el interrogatorio la compañera que más emoción sentía por la festividad
-La verdad es que no- respondí rápidamente con la esperanza de que terminara lo antes posible pero no fue así, las preguntas siguieron y siguieron repitiendo las preguntas que he respondido toda la vida y que nunca me habían causado incomodidad, pero está ocasión era diferente ya que ella llegó a medio interrogatorio complicándome el responder
-Pero si eres romántica no??
-Si a veces
-Pero no tienes novio??
-No- respondí mirándola, pero no hubo una reacción
-Y novia??- río mi compañera creyendo que podría ser una buena broma, ella me miró atenta a la respuesta y sentí un escalofrío en la espalda
-No, aún no- la miré y me sonrió, las preguntas continuaron hasta que terminó el descanso, de alguna forma la sentí más intensa después de eso, me miraba más incisiva, eran más constantes mis llamadas a su oficina hasta que llegó el 14.Terminando mi turno me mandó llamas a su oficina para que cerrará la bodega, fui sin pensar en nada más que en mis ganas de irme a casa, al entrar la encontré parada frente a tu escritorio
-Me mandó llamar??
-Claro, ocupo que cierres la bodega- me acerque para recibir las llaves que tenía en la mano- Primero cierra la puerta
-Por??
-Por favor- obedecí y al darme la vuelta fue como ver a otra persona, estaba recargada sobre el escritorio mirándome fijamente, me extendió la mano con las llaves y yo me acerqué con las piernas temblando
-Me tienes miedo??
-No- me tomo la mano y me acerco a ella, mi nervio aumentaba cada segundo, pero sentí que mi corazón se me saldría del pecho cuando me jalo y me sentó sobre el escritorio
-Entonces relájate- acomodó su pierna entre las mías y se recargo sobre el escritorio quedando su cara muy cerca de mí, mi respiración acelerada, sus labios comenzaron a rozar los míos, sentía su tacto en mi brazo y en mi pierna, el sutil toque de su muslo en mi entrepierna, me deje llevar y consume el beso, me ganaba la desesperación de tenerla más cerca y se notaba en mis besos impulsivos, la tomé de la cintura abrazándola fuerte sin percatarme de lo vulnerable que eso me dejaba ante su intrusión en mi entrepierna, sentí sus manos en mi cara buscando un poco de espacio entre nosotras
-Déjame respirar preciosa- me dijo entre risas, me sentí como adolescente primeriza a la que le tienen que jalar la rienda, respire profundo y volví a besarla, mis manos acariciaban su espalda, mi lengua se abrió paso poco a poco entre sus labios y al sentir la suya no pude evitar que un gemido se escapara de mí, sentí como ella comenzaba a dejarse llevar por las ganas con cada roce de nuestras lenguas, comenzamos a quitarnos la ropa y aunque las ganas de someterla me superaban, estaba disfrutando demasiado dejarme hacer por ella, sus manos quitando mi playera y tomando mis pechos con fuerza, sus besos recorriendo mi cuello mientras yo disfrutaba de la vista de su blusa desabotonada, ella me ayudó con el saco dándome la oportunidad para atrapar sus brazos detrás de ella y apoderarme de sus pechos, su gemido al sentir mi lengua me hizo saber que podía seguir, con ayuda de mi mano aparte su bra y chupe, lamí y mordí sin parar, me entregué tanto a seguir causándole placer que solté sus manos, se quitó el saco y después la blusa sin despegarme de ella, desabrochar su bra fue mi tarea pero al lograrlo me percate que ella había hecho lo mismo con el mío, sentí sus manos sostener mis pechos desde abajo y como las llevaba a su boca, sentir su lengua en mis pezones fue delicioso al punto que me provocó un escalofrío en la entrepierna, la tomé de la nuca y metí mis dedos entre su cabello para acercarla más a mí, comencé a mover mi cadera hacia ella, tomé una de sus manos y la lleve a el cierre de mi pantalón, jale su cabello al sentir como mordía mi pecho, anhelaba muchísimo que me dejara marcas de ese delicioso encuentro, me mostró su magia desabrochando mi pantalón con una sola mano, la jale hacia mí para besarla, su mano se acomodó en mi entrepierna y ella al sentir mi humedad dejo morir un gemido sobre mis labios, nuestro beso se interrumpió y me miró fijamente a los ojos mientras entraba en mi poco a poco, esa forma de mirarme me estaba haciendo sentir aún más intensa su entrada, apretaba sus dedos con cada pequeña descarga de placer que solo eso me estaba causando hasta que comenzó a moverse dentro, eleve más mi cadera deje mi cabeza caer hacia atrás, mordí mi labio y dejé que sintiera como lograba hacerme venir, con mis ojos cerrados disfrutaba de lo que creí era el máximo de mi placer pero sentí su mordida en mi cuello haciendo que experimentara un placer nuevo he increíblemente intenso, gemí su nombre mientras trataba de recuperar el aliento, saco su mano y la llevo a su boca de una forma tan sensual que prendió mi interior de nuevo, me puse de pie y la empuje contra el escritorio dejándola boca abajo, peque mi cadera contra la suya, rasguñe su espalda desde los hombros hasta la cadera, la tomé con firmeza de la cadera para bajar poco a poco a sus piernas subiendo su falda, trato de levantarse pero la mantuve en su posición con una mano sobre su espalda y ejerciendo la fuerza necesaria, mantuve mi mano sobre ella mientras levantaba su falda y bajaba su ropa interior, deslice mi mano hacia su nuca enredando mis dedos en su cabello al tiempo que mi otra mano se abría camino lento entre su intimidad, sus gemidos me invitaban a hacerla mía pero no tanto como sentir lo mojada que estaba a causa mía, jale su cabello y entre de un solo golpe, escucharla gemir así casi me hace llegar, pero moverme dentro la hizo gritar, mordía mi labio cada que sentía como apretaba mis dedos, aumente el ritmo, pase mi lengua por su espalda dejando algunas mordidas y descubrí su reacción al sentirme en su cuello, aparte su cabello, la tomé del cuello y le devolví el favor mordiéndola, sentí como llegaba y mi mano se llenaba de su placer haciéndome llegar a mí, el morbo me gano y lleve mis dedos a mi boca, su sabor me inundó los sentidos, fue algo delicioso, superado solo por la imagen de ella rendida en el escritorio calmando su respiración, el silencio de una travesura realizada nos abrazó durante la búsqueda de nuestras prendas, al estar listas puso las llaves en mi mano y un beso lento en mis labios, no hizo falta añadir ninguna palabra, con las miradas basto, me fui, cerré la bodega y aún con las piernas temblando me fui a casa.
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Amor de chicas
HorrorCuando el amor, la ternura, el deseo y las miradas se encuentran no importa si se trata de chicas. Historias de amores encontrados, eternos, fugaces, de verano o de toda una vida.