El gran día comenzó.
Si bien hubo algún que otro contratiempo, todas las tropas pudieron adherirse más o menos al plan que tenían pensado con detalle.
Pudieron llegar hasta el reino vecino, y la caballería más pesada se ubicó, acorrolando la Gran Ciudad por todos los lados, escondidos con la ayuda de los cálidos rayos del sol.– Quedaros aquí. —Exclamó un corpulento soldado.— Aún no es el momento.
Y todos obedecieron.
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El erizo despertó aturdido con tanto griterío a su alrededor. Había tenido una pesadilla, aunque, pensando lo mejor, cualquier pesadilla hubiera sido mejor que aquella situación en la que se encontraba.
Tuvo un sueño tan profundo, ya que dos soldados se divirtieron la noche anterior despertandolo cada vez que osaba a cerrar los ojos siquiera, que al levantarse ni siquiera se dió cuenta que ya estaba en aquella horrenda jaula, siendo transportado a una carroza hacia su destino final.Su mente ni siquiera podía procesar a la multitud enojada que insultaba sin medir su lengua y revoleaba cosas en un completo estado de ira incontrolada. Por suerte, estaba protegido atrás de los barrotes.
Para él, los gritos desenfrenados empezaron a cesar cuando vió la horca. Se estaba acercando.¿Así iba a morir? Todavía no podía procesar que era real. No estaba listo.
Pero en su mente cada vez más volvía y volvía a aparecer la imagen de su amada.Por ella, estaba listo para lo que sea.
Incluso si significaba sacrificarse.
Su vista dejó de estar fija en esas tres macabras vigas y la soga colgando, para posarse en el rey que desbordaba una sonrisa. La sonrisa más macabra que había visto jamás en su vida.
Ese "rey", que de noble no tenía nada, se encontraba cegado por una riqueza que no estaba dispuesto a poner en riesgo ni por el más mínimo detalle.
Tan avaricioso que su piel ya no podía comprender otro tacto que no sea el de las monedas de oro que tenía.
Y por ese estúpido metal preciado, era capaz de cometer cualquier atrocidad.— ¡Basta! —Gritó feroz, y absolutamnete todos se callaron.— Hoy nos reunimos aquí para conmemorar el horrendo destino para una de los erizos más asquerosos, perversos y repulsivos que verán jamás. —Comenzó con el discurso hacia su pueblo. Sonic no podía dejar de pensar que se estaba describiendo a sí mismo.— Pero basta de cháchara. Subanlo ya.
La gente gritó de euforia, parecía que lo mejor que iban a ver en sus vidas era el asesinato de una "mala" persona.
Dos guardias sacaron a palazos al erizo de la jaula, que apenas tenías fuerzas para caminar por si solo de la desnutrición e insolación que tenía.
— VAMOS, MÁS RÁPIDO, AVANZA —eso era lo único que el cobalto escuchaba mientras recibía una golpiza, sus pies tambaleaban, y no era capaz de arrastrarse por las escaleras hacia las maderas que contenían esas vigas. Su cuerpo no lo soportaba.
¿Quién se imaginaría que, al final de la historia, aquel elegante Lord, de buen cuidar, con riquezas para vivir agusto y un lindo palacio terminaría así, a punto de perder su vida entre humillaciones?
¿Quién se imaginaría que perecería de esta forma?
Quién pensaría que lo último que iba a escuchar eran deseos de que se pudra en lo más recóndito del infierno.Finalmente, pudo llegar a su destino. El verdugo lo alzó bruscamente, para que todos vieran su cara de derrota.
— Hoy, va a sucumbir uno de los peores criminales que me encontré en mi mandato. Todos ustedes serán testigos tanto como yo, de cómo va a descender hacia el averno y su alma se va a pudrir lentamente consumido por las llamas de sus propios pecados. —ataron la soga al cuello del cobalto. Tan fuerte que sintió una arcada.
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El Lord ‹Sonamy›
Фанфик"El castillo Hedgehog" - aquel viejo recinto tenía demasiados secretos, y el Lord que lo habitaba, aún más. ¿Por qué era tan misterioso? Quizás no debería entrometerse... era una simple ama de llaves más, pero la curiosidad poco a poco comenzaba a c...