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Han Jisung es un ingenuo.

Jodidamente ingenuo.

Acostado en su cama con un puchero en sus labios y la cabeza recargada en su cabeza, no deja de repetirse la misma palabra de aquel día.

Ingenuo.

¿De verdad? En realidad estaba tan destrozado y acabado por dentro que ya era un ingenuo por créer tan grandes cosas con tan poco.

Se sentía tan triste y deprimido que sentía sus lágrimas mojar sus mejillas.

— Cariño, baja a cenar. Tengo buenas noticias. — Su madre entra a su habitación, el pequeño está tan metido en su cabeza que no le presta atención. Preocupada ella se acerca hasta él y aunque mire las lágrimas en su rostro, prefiere no decirle nada al respecto. — Bebé, anda, es temprano vayamos a cenar. — Su madre le toma de la mano con delicadeza.

Se obliga a bajar con una sonrisa tensa en su rostro. — Papá no está hoy, tiene algunos asuntos. — Su madre dice guiandolo al comedor. Por unos minutos siente un pequeño alivio que no esté su padre, no es que no lo quiera, pero sin duda su madre es más confiable para sus pequeños problemas internos.

En unos minutos están sentados los dos comiendo la deliciosa cena que su mamá preparó, la señora Kim no retiene su preocupación y con tono calmado llama la atención de su hijo.— Mañana tengo una cita con el doctor Lee, ¿Quieres acompañarme?

Jisung asiente sin darle atención, su madre carraspea un poco pero no sé molesta en ello. — De ahí la buena noticia. — Ella sonríe alzando un poco su voz llamando el interés de su hijo, está vez tiene su atención por completo. — Tenemos una cita en la universidad, así que te quiero listo y arreglado a las ocho de la mañana justo aquí.

Sus ojitos se iluminan ante la ilusión, ahora asiente más emocionado y su madre solo puede sonreír con orgullo. — ¡A las siete me tienes listo aquí mami!

Terminan su cena, pasan un tiempo en la sala hasta que cada uno se va a su habitación, Jisung con una media sonrisa toma su celular tecleando un corto mensaje a su mejor amigo.

- Mañana no podré acompañarte, tengo que ir a la escuela. Buenas noches.

Borró aquel emoticón de corazón, dios quien sabe que podría hacerle Felix o Hyunjin si es que lo miraba. Se acostó con la sonrisa entre sus labios, esperaba por la respuesta de su amigo pero la verdad fue que el sueño le ganó demasiado pronto.

Está vez soñó lindo, fue un sueño tranquilo y a la vez lleno de felicidad y aventuras.

Despertó a las siete, antes de hacer cualquier tontería y perder tiempo, entró a la ducha, se tardó diez minutos, veinte en elegir ropa y cinco en ponérsela, veinte en pienarse, ponerse algunos asesorios sin ser exagerado, claro, cinco en elegir zapatos, y dos en bajar las escaleras.

Su madre ya lo esperaba como si llevará más de una hora ahí.

— Hasta que bajas, come un poco de cereal, iremos a comer afuera.

Después de quince minutos, ambos estaban listos para irse, cuando Jisung se dió cuenta que no traía su celular, su madre rodó los ojos en falsa molestia. — Anda ve.

- Está bien, pero acepta un almuerzo entonces... Digo, si quieres podemos ir a comer sushi o algo así, Hyunjin y Felix no han dejando de pedirme que vayamos.

Acompañado de un emoticón con los ojos hacia arriba en blanco.

Jisung soltó una pequeña risa.

Y su horrible y cruel mente, le hizo dudar más de lo necesario, maldición no quería ser un mal... cuarto, pero Minho era su mejor amigo, sería demasiado grosero rechazarle.

Gay también se haceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora