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El ascensor estaba en silencio, el ambiente era algo tenso y ella se sentía tan pequeña con la mirada del imponente Taemoo encima de ella.
¿Qué estará pensando?
────Bueno... pienso en lo alta que es. Mi abuelo me dijo que medía entre uno sesenta y uno sesenta y cinco, y yo le calculo más de uno setenta. ¿Cuánto mide?
Seora abrió los ojos en grande, lo dijo en voz alta sin darse cuenta.
────Uno setenta y cinco ────dice simple y un poco retraída.
────Mhm ────asiente────. Luce nerviosa.
────¿Yo?
────¿Acaso hay alguien más aquí además de nosotros? ────contraataca con burla y alzando una ceja.
────Cómo sea, no estoy nerviosa. ¿Crees que no he hecho esto antes o qué?
────Sí, es justo lo que pienso.
────Pues te demostraré que no es así. Tengo la suficiente experiencia, he salido con muchos hombres a lo largo de mi vida... porque me encantan, así que puedes estar seguro de que soy muy, muy buena en ello.
────Estoy ansioso por comprobarlo ────dice en voz baja, casi como un murmuro.
El tono en el que lo dijo... le puso la piel de gallina. Las puertas del elevador se abrieron y Seora pensó que había pasado horas ahí dentro. Kang Taemoo le dice que lo acompañe a recepción y tragando saliva, lo obedece.
Pero, ¿por qué? Si no quería hacer nada de lo que dijo, ¿por qué simplemente no se iba?
Seora se detuvo por un momento y dejó que Taemoo avanzara solo con la señorita detrás del mostrador y miró hacia la puerta. Si empezaba a caminar hacia la salida ahora, lograría que Kang no la viera y el asunto estaría terminado, no habría boda.
