3: equipo

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No se pueden imaginar todo lo que sentí y todo lo que pasó por mi cabeza en ese preciso momento, no se si él lo noto pero mi mirada pasó de incredulidad esperando su respuesta a decepción, justamente por lo que me dijo. No me respondió burlándose, incluso parece tener un poco de pena, él me iba a decir algo pero en ese momento sus compañeros lo empujaron y se lo llevaron.

Intenté no hacerlo, pero tuve que llorar, algunas lágrimas derrame, me hizo lo mismo dos veces, me hizo sentir como una completa estúpida que perdió toda la noche esperando a alguien que nunca llegó, disque porque se le olvidó. Awww!!! Quiero gritar, pero no puedo.

Berenice al verme subir llorando me llamó al baño para preguntarme lo que me pasaba, yo le expliqué, obviamente se molestó y dijo que al otro día iba a hablar con él por c*brøn, que nadie hacía llorar a su amiga. Le dije que no, que se olvidara de eso como yo lo iba a hacer, pero ni caso, estaba segura de que quería hablar con Aaron.

Le imploré que no lo hiciera, yo quería olvidarme de eso y obviamente no quería que hablara con ese chico, por así decirle a ese tonto.

De todas formas Berenice no me hizo ni un mínimo de caso, busco a Aaron y lo encontró.

-Aaron, ven acá, quiero hablar contigo- le dice Berenice en un tono seco y frío
-¿Qué pasó?- pregunta Aaron incrédulo
-baja, es en privado
-aprovecha Aaron, jajaja, que esa oportunidad no se pierde- dijo otro futbolista que estaba ahí sentado

Aaron se levantó de dónde estaba y se alejó un poco para hablar con Berenice.

—¿Qué pasó con Maya?— pregunta mi amiga
—¿Qué pasó?— dice muy normal el jugador de fútbol
—no te hagas el chistoso Aaron, tú sabes perfectamente de lo que te estoy hablando— Berenice empieza poco a poco a alzar el tono de voz intentando que el chico se intimíde
—no se lo que ella te contó
—me dijo que la invitaste a descargar y la ignoraste dos veces, la dejaste como estúpida dos veces— dice muy molesta
—no fue tan así.... —Berenice lo interrumpe
—¡no tan así, so estúpido!, le dijiste verse después de la comida por la noche, y no fuiste y dices muy normal "no fue tan así— esboza en un tono molesto y burlón
—mija, Berenice, si yo tengo que hablar de ese tema con alguien es con Amaya. ¿Le puedes decir que quiero hablar con ella? —pregunta Aaron
—asere, ¿enserio me estás pidiendo eso? Ya se que tú si eres anormal completo, después de la m*ērdå que le hiciste quieres porque eres un niño lindo que yo vaya con mi cara muy fresca y le diga "el bello de Aaron que te engañó dos veces quiere hablar contigo, pero ahora de verdad"
—ya okey, no le vas a decir nada, pues se lo digo yo, mírala allá parada— me señala y sale caminando en mi dirección.

Y así poco a poco ví como Aaron se me acercaba y Berenice iba echa una furia detrás de él.
Quería irme y no dejar que se acercara a mí, pero estaba esperando un pan con queso que estaban preparando y ya había pagado así que no me podía ir.

—hola Amaya— me saluda Aaron y yo lo ignoro nivel dios y obviamente Berenice se echó a reir en su cara
—no ves que ella no quiere hablar contigo— dice Berenice
—mira, enserio siento lo de la otra noche, déjame explicarte— me súplica Aaron.

Pues en ese momento llega mi pan, lo cojo y simplemente me voy. Berenice vuelve a reír con orgullo y se va conmigo.

No lo creerán, pero yo si tenía un poco de ganas de hablar con él, pero si lo hacía Berenice que tiene complejo de voleibolísta, muy buena para meter galletásos en la cara, me hubiera dado uno que siempre me acordaría de ella. Además recordé mi lema de vida "love your self" siempre con el amor propio por delante.

Todo el día me lo pasé como una zombie pensando. En el docente, a la hora de dar clases tuvimos dos turnos libres seguidos y como no tenía ganas de nada me entró una inspiración depresiva y me dió por escribir versos de mal de amor.

Nunca Me VisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora