Lágrimas, sudor y angustia, el temor me consumía, los minutos pasaban y yo sin noticia alguna. Doctores iban y venían, pero el de mi esposa nada que aparecía, escuchaba el sonido de las ruedas al pasar, la televisión de fondo, la veía, pero sin conciencia, lo único importante, la razón de mi preocupación era Hazel y las gemelas.
Pasaron las horas hasta que por fin me dejaron verlas, la enfermera tenia una mirada de cansancio, parecía como si no hubiese dormido en mucho tiempo, mentalmente le dije que la sensación era mutua, entré a la habitación, el amor de mi vida estaba acostada, el sudor corria por sus mejillas, parecía como si hubiese corrido un maratón, pues todo el cabello se le pegaba alrededor del rostro, al verme sonrió y yo simplemente pensaba en el momento en el que nos conocimos, como me enamoré y como lo seguía estando, pregunté donde estaban las bebés y las respuesta de los doctores fue que estaban en el sector de neonatos, mi tranquilidad empezaba a surgir, estaban vivas y sanas, eso era lo mas importante, llegue al sector y a través de la ventana podía ver a mis niñas, sus caras, sus pequeñas y delicadas manos, todo de ellas me hacia estremecerme
11 de septiembre, 8:40 de la mañana, junto a Hazel esperábamos noticias de una de las gemelas, en la noche había sufrido un paro cardiaco, intentamos mantener la calma viendo la televisión, cada microsegundo era importante. El canal 6 estaba en la pantalla, no le preste mucha atención hasta que mi mujer ahogó un grito, volteé la mirada hacia las noticias; acababan de estrellar un avión en la torre norte del WORLD TRADE CENTER, miré a todos lados y percibi al doctor en el umbral de la puerta, estaba estático, nos miró, tratábamos de descifrar su mirada, pero no había señal alguna de sentimientos Hazel sollozaba tan profundamente que podría convertir el hospital en el océano atlántico, yo en cambio no tenia palabras, mi pequeña murió, tuvo un paro y luego una convulsión, su corazón no aguanto y colapso por completo; mi esposa lloraba y lloraba, yo en cambio me preocupaba por la otra gemela, pensaba en todas las posibilidades.
La vela y en lo único que pensaba era en su futuro, podría morir o vivir, todo era decisión del destino, si vive o no, yo no lo decidía; doctores y enfermeras corrian de un lado al otro, preparando la sala de emergencias para la llegada de algún paciente, parecian tan preparados para lo peor que daba hasta miedo, pensaba que no solo yo fui quien perdió algo hoy, todos los pasajeros de ese avión murieron, la nave exploto por impacto y asi sin mas sus vidas llegaron a su fin, la gente en la torre, pensar en eso me ponía los pelos de punta
Yo seguia inmóvil admirando la belleza de mi princesa, extrañamente solo habian pasado 20 minutos desde la muerte de mi otra hija, cuando sus latidos empezaron a disminuir y una enfermera corrió rápidamente a reanimarla, me iba a dirigir a la habitación para ver a Hazel y cuando gire mi cuerpo ella se encontraba atrás de mi, pasmada por la situación, sus ojos tan rojos como un tomate, me destrozaba el corazón, mientras que al diagonal nuestro las enfermeras miraban las noticias con tal concentración; la torre sur fue estrellada por otro avión, mostraban como ambas torres se incendiaban con mucha velocidad. Llegaron los doctores, ya suponíamos cuales serian sus palabras, ambos estábamos sin palabras y nuestra respiración era casi nula, dos perdidas en un dia, eso podría destrozar a cualquiera con facilidad, ni siquiera las pude abrazar y eso me hacia pedazos; a mi esposa se le había subido la presión arterial, así que nos quedamos unas horas más mientras la revisaban para darla de alta, las noticias mostraban la catástrofe, escombros cubriendo Greenwich St, el humo no permitia una buena percepción de la situación, así que por el momento no había sobrevivientes, yo pensaba en como el WTC estaba conectado con mis hijas, ambas murieron del mismo modo, paro cardiaco, convulsión y colapso, y las torres fueron estrelladas por aviones, puede que todo fuese una simple teoria, el destino o hasta una casualidad, pero de lo que si estaba consciente era de las miles de vidas perdidas hoy, familias destrozadas y tristemente la mia no fue la excepción.
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El gran derrumbe
Short Story11 de septiembre del 2001, dos torres y dos gemelas, que puede pasar es un cuento que escribí para el colegio, me gustó, así que pues