CAPITULO 10

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Al fin en la subasta que tuvo lugar en una hacienda, el sheik observó que la viuda Kenworth también estaba allí interesada en un terreno. El hombre que la acompañaba era evidentemente un capataz , joven y fornido con quién ella conversaba animada. Al verlos, Said sintió un implacable y ardiente acceso a los celos de como Sabrina trataba a aquel hombre.

El evento terminó de forma exitosa para todos que pudieron adquirir las porciones de forma justa y organizada.Una vez fuera de la hacienda el sheik le comunicó a sus socios que los alcanzaría más tarde en el hotel ya en vistas de descansar y marcharse.

Montando su propio caballo vio pasar a Sabrina y alejarse en una yegua de colores oscuros. Sin su joven capataz parecía apurada por salir de aquel sitio. Said la siguió pero ella si bien noto su presencia no se detuvo hasta estar fuera de los dominios.

— Felicitaciones por su compra, sheik— dijo ella agitada por el galope.

— le agradezco, felicidades a usted también se la vio muy animada, su capataz debe ser un hombre muy entretenido.

La viuda lo miró de soslayo, el hombre le sonreia. Su cabello negro al viento , su impecable traje de un tono rojo bermellón lo hacian ver más guapo que nunca.

—Que tenga buen regreso, señor Said.

Espoleó a su yegua y se alejó de Said pero él la siguió. Aquello era insostenible y Sabrina decidió acabarlo de una vez por todas. Aprovechó que estaba cerca de un paraje arbolado y desmontó.Said hizo lo propio y fue a su encuentro.

—Señor lo que usted hace es absolutamente impropio e innecesario— le dijo mientras el amarraba los caballos a un tronco.

— He intentado todo lo que pude para mantenerme lejos de usted señora Kenworth , créame. Pero he fallado miserablemente.

—Ha hecho oídos sordos a mis pedidos. Said, hágame el favor de no volver a acercarse a mi. Sus atenciones no son bienvenidas— al terminar la frase los labios de Sabrina temblaron y sintió un nudo en la garganta.

Said escucho esa declaración contundente y observó el rostro sonrojado de la mujer que ni siquiera lo miraba a los ojos. Le mentía en su cara, lo supo cuando dió un paso hacia ella y está no retrocedió.

—Ahora dilo mirándome — susurro muy cerca.La viuda de cabello recogido y rostro sombrío no lo miro pero intentó marcharse.

El sheik le bloqueó el paso y ella lo abofeteó con virulencia. Hastiado , tomó el brazo de la mujer y la atrajo hacia sí.

—Mentirosa— acuso, a lo que ella se sacudió intentando liberarse, impactando con la dura silueta de aquel imponente hombre en el acto.

Dominada por la fuerza de su oponente su boca fue tomada en un beso y en ese instante el resto de su cuerpo dejo de responderle. El la tomo del rostro e intento romper el sello de sus labios hasta que sintió el barril de un arma contra su estómago.

—Infeliz. No es más que un perro en celo como el resto de su clase. Ha creído que puede venir aquí y agregar a una viuda a sus conquistas de cama¡Bravo!— gritó ella, fuera de sí—No dudaré en dispararle , recuerde que según todos no dude en matar a mi marido—

Said sacudió la cabeza y vio cómo de

los ojos de Sabrina comenzó a brotar el llanto.

—No creeré jamás nada de lo que dicen de usted.

—Yo tuve suficiente con el desgraciado Adam que abusó de mí durante años como para caer en las redes de un hombre de su clase, sheik.Busque a otra , cualquiera servirá para saciar sus apetitos.

La Elegida del SheikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora