Jardín y margaritas

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Todos se habían instalado, curioseando un poco su alrededor, tocando, viendo, oliendo, eran sensaciones nuevas para algunos y para otros era gratificante poder disfrutar de aquello con más tiempo, cada uno recibió una habitación, con ropa y lo básico para que estén cómodos, claro que todo aquello era nuevo, más el trato que tenían con ellos, pero eso no quitaba que estaban un poco felices de haber salido al fin de aquel lugar. Messi por su lado solo intentaba estar tranquilo y agradecer que al fin aquellos que amaba estuvieran fuera de ese lugar, tal vez no con total libertad, pero algo era algo y lo disfrutaba.

Todos estaban reunidos en un salón, al parecer las instrucciones las daría alguien más, un hombre mayor se puso a la vista de los jóvenes villanos, mientras los héroes lo veían con un poco de desagrado, sabían que ese hombre iba a hacer estupideces y más con el desagrado que le daba que hubiera villanos en la misma sala que él, según él no tenían derecho para estar viendo tan siquiera la luz del salón.

−Son varios al parecer, soy Gerardo Martino, estaré aquí para ayudarlos a descubrir mejor sus habilidades, no quiero que haya mala organización y mucho menos quiero que me falten el respeto, es mejor que se comporten, no estoy para estar educando animales. Tampoco quiero quejas, estarán en disposición de nosotros ahora, así que es mejor que mantengan sus quejas en la garganta si no quieren que se las corten. −Habló de manera altanera, pensando que aquellos muchachos estarían asustados con sus amenazas, claro que lo único que consiguió fueron risas por parte de los villanos, cada vez las risas iban aumentando y lo héroes los miraban incrédulos, era una amenaza clara y les daba risa.

−Este pelotudo ¿quién se cree? −Dijo De Paul a sus compañeros quienes solo reían por lo mencionado, incluso Scaloni quien era el más maduro de ese grupo se tapó la boca intentando no reír, él conocía a sus chicos y nunca se dejarían intimidar por ese tipo de comentarios, además de que, si a él de por sí le costaba que hicieran caso, es más complicado pensar que un viejo les haría intimidar.

−A ver −Leo se levantó del sofá y colocó sus manos en los bolsillos de su sudadera −Nosotros estamos aquí porque queríamos y ya, obedecimos lo que el pergamino y el viento dijeron, no nos capturaron y si se nos hinchan las pelotas nos podemos ir cuando queramos ¿Vos pensás en serio que vas a dominar a las personas que ni siquiera pudieron atrapar? −El Tata frunció el seño indignado ante las declaraciones ¿qué derecho tenían para imponerse ante él?

Iba a atacar con sus poderes, al menos para dar a entender superioridad, los jóvenes se levantaron dispuestos a defender al capitán, antes de que todo se les saliera de las manos Luka puso un campo alrededor de Leo para que el ataque no le llegara y Aimar se encargó de frenar al Tata.

−No vamos a trabajar con ese pelotudo de mierda −Dijo el Dibu cruzado de brazos, el grupo se negaba a trabajar con el viejo.

−No voy a dejar a mis muchachos con el pelotudo ese −Dijo Scaloni quien estaba molesto con la actitud del viejo −Les falta el respeto y además intenta amenazar, andáte a joder.

Los héroes se vieron entre sí, Aimar volvió después de llevarse al Tata lejos de allí.

−Bue' entonces yo voy a ayudarles junto a los chicos, esa era la idea principal pero el viejo quería a fuerza que lo incluyera, en fin, empezaremos a entrenar el día de mañana, aun seguimos con la mitad del pergamino, la humedad hace que no se vea una chota, así que hay que ser pacientes −Dijo Aimar junto a Scaloni tomando su hombro. El mencionado se tensó un poco ante el toque, pero notó que no era desagradable, era un toque amistoso y tranquilizador.

Los chicos decidieron ir a descansar, ya que viendo el panorama no tendrían mucho tiempo para eso.

Mientras tanto Leo se dirigió al jardín de flores, era bonito, todo estaba bien cuidado, el nivel del pasto estaba recién cortado, era todo bastante colorido y le encantaba, se acercó mas y respiro hondo, el olor de aquellas flores era magnifico, tan tranquilizador, el calor del sol lo envolvía y la suave brisa se colaba por su ropa alborotando su cabello.

Los villanos no son malos   (Mechoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora