Capítulo 3

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Porras y una fogata 

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[Pov Yoongi]

El alfa no podía ocultar la enorme sonrisa que amenazaba con partir su cara en dos. Aún le resultaba imposible creer que su querido osito se hubiera puesto un disfraz solo para apoyarlo.

Definitivamente estaba siendo el mejor día de su vida.

Cuando terminó el partido lo primero que hizo fue correr y cargar en sus brazos al omega castaño. Había estado tan contento, pero eso cambió al momento que Taehyung se quitó la cabeza del traje e inmediatamente se preocupó al ver el sudor y el sonrojo en la cara de este.

El omega había hecho un gran esfuerzo.

Al darse cuenta de su estado, rápidamente lo condujo a los vestuarios del equipo para que pudiera darse una ducha y cambiarse. Al principio el omega se negó, prefería irse a su casa que exponerse a un encuentro desagradable con los otros jugadores, pero luego que el alfa se plantara en la puerta y le asegurara que no corría ningún peligro, finalmente accedió.

Yoongi procuraba mantenerse ocupado revisando su teléfono, tratando de ignorar lo mejor que podía el olor fresco que desprendía el omega. A pesar que estar separados por una puerta, aun así, llegaba a su olfato el aroma a canela con un toque de jabón.

El jabón que el mismo le prestó a Taehyung.

Su propio aroma empezó a ser más espeso ante la idea de la piel del omega siendo perfumada por un olor similar al suyo.

Tomó una gran bocanada de aire y contó hasta diez. No podía dejar que su cuerpo delatara el rumbo que tomaban sus pensamientos. Sabía de sobra que si el omega llegaba a enterarse se molestaría y nada podía arruinar el día.

Decidió guardar su móvil y mantenerse atento a cualquier señal o persona que pudiera perturbar la tranquilidad del castaño.

—¿Yoon? —se sorprendió al escuchar la voz de este.

Giró y lo vio abrir un poco la puerta.

—¿Sucede algo?

—¿Puedes pasarme mi mochila por favor? —pidió en un susurro.

El alfa sin perder tiempo caminó unos pocos pasos para tomar la bolsa que dejó en un banco junto a sus cosas. Al voltearse se sorprendió al no ver al castaño junto a la puerta, al contrario, estaba completamente abierta, por lo que se dirigió hacia allí con precaución.

—¿Taehyung? —llamó asomándose.

—Pasa.

Yoongi tragó saliva y dio un paso. No era inteligente quedarse a solas con el omega sin estar rodeado de otras personas, pero su cuerpo estaba en piloto automático y no pensaba detenerse. Sin embargo, nada lo preparó para la vista que se desplegó frente a sus ojos.

Nadie dijo que era fácil |Yoontae |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora