- Aquí comando Snyder. El objetivo está a la vista.
- No hay enemigos a la vista, clear.
Avanzaron por la sala con máximo sigilo, hasta llegar a un alto mueble con estantes. Mientras uno hacía de centinela de la puerta por la que habían entrado, el otro revisaba el contenido del mueble, en busca de su preciado objetivo. Sin embargo, por la puerta trasera de la sala entró alguien más, y los tres se quedaron muy quietos, observándose con sorpresa.
- ¡¿Qué hacen aquí?!
Tratando de escapar, el que estaba trepado al mueble se apresuró y cometió la torpeza de tirar un tarro lleno de tinta, que impactó en el escritorio de madera, manchando de negro un complejo plano que había extendido.
- Oh oh...
Los breves segundos de sorpresa y culpa fueron suficientes para ser atrapados, y no podían haber caído en peores manos...
A varios kilómetros de distancia, alcanzando al fin sobrevolar un pedazo de tierra, la sonrisa aliviada de Stan se extendía por su rostro. Detrás de él, una mano grande se apoyó en su hombro, y Tsukasa se asomó a su lado también sonriendo con gusto.
- Home sweet home, qué bien se siente regresar a casa, ¿verdad? –Preguntó el soldado.
- Hmm, sí. Espero que todo esté bien por aquí.
- ¡Jajaja! Lo estará –Dijo Ryusui, chasqueando como de costumbre sus dedos con entusiasmo, cómodo en su asiento de copiloto– ¿Qué pudo salir mal en apenas cuatro días?
- Se me ocurren un par de motivos –Bromeó el luchador, con intención.
Antes de que Stan pudiera replicar, el comunicador se encendió, dejando oír una voz severa.
- Stan, ¿cuál es tu ubicación? –Preguntó Xeno.
- Recién entramos en tierra japonesa, estaremos por allí en media hora.
- Bien. Tenemos que hablar seriamente.
- ¿Pasó algo?
- Sí. Hubo dos codiciosos intrusos en mi estudio, que arruinaron en diez segundos el dedicado trabajo de diez días.
- Oh...
- Sí, "oh" es lo que dijo uno de ellos –Masculló Xeno con tono burlón– Así que ni bien llegues, tienes que encargarte de esto, ¿entendido?
- De acuerdo. Perdón, Xeno...
La comunicación se cortó sin más, y los dos se miraron con una expresión preocupada.
- Vaya, esta vez está enojado en serio. Parece que se pasaron de la raya.
- ¿Qué hay de Kohaku? ¿Por qué te dijo ahora a ti, y no a ella que está más cerca? –Inquirió Ryusui.
- Creo que Xeno entendió que Kohaku es alguien a quien es mejor no hacer enojar cuando está cansada. Ya sabes que a mí no me cuesta impartir disciplina, lo llevo en la sangre, pero ella... Bueno, cuando crecieron los diablillos y empezaron con sus travesuras diarias, ellos también aprendieron que era preferible enojarme y ser reñidos por mí, que por su madre. Comprendí que el apodo "leona" que algunos le decían aquí no era en vano.
- Ya veo... Sí, coincido –Reconoció Tsukasa, con una sonrisa compasiva a su compañero.
- Xeno no puede manejar a Kohaku enojada, por eso evita decirle si no estoy cerca para ayudarlo. Vaya, todavía no llegamos y ya tengo horas extras de trabajo por delante, no me dan respiro.
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Cautivos
RomansaKohaku es atrapada por Stanley Snyder mientras vigila con Chrome, y queda como rehén en el castillo del Dr. Xeno y los demás. Pero ella no va a vender a sus amigos, y Xeno y Stanley no van a soltarla hasta conocer sus secretos. Pero empatizar demasi...