II

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Su día era terrible.

En primera, había perdido el autobús, como ya estaba al límite de faltas, tuvo que correr por varias cuadras para lograr llegar a tiempo a clase.

Enseguida, olvidó su almuerzo y no tenía dinero para poder comprar algo en la cafetería, pedirle dinero prestado a alguno de sus amigos era un gran no, aunque no lo pareciera, era orgullosa, tendrían que matarla antes de que aceptara un favor de alguien.

En tercera, en medio de su ajetreo, no había notado que por un mal tirón, sus medias se rompieron, justo en el lugar donde sus piernas se unían una con la otra.

A la hora del club estaba de mal humor, con hambre y el leve escozor en uno de sus muslos.

Vaya día de mierda.

Pero siempre tenía que ser positiva, tomando una bocanada de aire mostró determinación, al mismo tiempo que una sonrisa se alzó en sus labios.

Podía dedicar su tiempo para seguir buscando su tan ansiada noticia, no podía quedarse llorando sobre la leche derramada.

Decidida, abrió su mochila para poder sacar su libreta de apuntes importantes, inmediatamente su sonrisa se congeló, poco a poco poniéndose tensa. A medida que más objetos sacaba, era notorio que su libreta no se encontraba por ninguna parte.

- Tranquila, que no cunda el pánico.- Se dijo a si misma, con una sonrisa forzada en su preocupado rostro.- Sola la dejaste en tu escritorio.

En ese momento se levantó y comenzó a andar hasta la su aula sin importarle las miradas extrañas que algunos de los miembros del club le daban por la risa nerviosa que ella soltaba.

- ¿Deberíamos preocuparnos?- Preguntó Riru, el miembro más joven del grupo.

A su lado se encontraba una despreocupada chica de mirada aburrida, quién solo se encogió de hombros ante el cuestionamiento de su Kōhai.

- Nah, seguramente tiene algo que hacer.

(__) buscó en todas partes, desde los salones a los que había ido hasta en el patio, buscaba con desesperación aquella libreta. Decir que todo el trabajo de su vida estaba ahí sería una exageración, pero así lo sentía ella, que había puesto su corazón en cada una de las anotaciones que se encontraban escritas entre aquellas hojas.

A medida que los lugares para buscar se acababa, también lo hacía el tiempo en la escuela, ya casi marcaba la hora de salida y ella apenas y había estado presente en su club.

Cómo siempre, solo Riru y Furui se habían quedado hasta tarde para terminar de recoger las cosas que podrían estar fuera de lugar.

- Tal vez la dejaste en casa.- Trató de razonar Furui con su más que expresiva líder de club.

La (c/c) sintió una nueva recarga de esperanza en su pecho, inmediatamente su semblante abatido cambió a uno lleno de nueva determinación.

- ¡Tienes razón, Catherine!- Exclamó entusiasta.

- Ese no es mi nombre.- Replicó la chica, pero fue ignorada por completo por la mayor.

- Debo ser tonta, estoy segura que está en mi habitación.- Inmediatamente tomó sus cosas y acomodó su mochila sobre su hombro.- Nos vemos mañana, en este momento tengo un lugar al cuál investigar.

Ni corta ni perezosa, la chica corrió hasta la salida, dejando atrás a sus dos compañeros de club que no estaban nada sorprendidos por el repentino cambio de humor de la (c/c).

A paso rápido, (__) tomó rumbo por los pasillos de la escuela hasta la entrada principal, no había mucha gente saliendo, solo algunos grupos pequeños que se marchaban juntos.

- Eh tú.

Recién había dado unos pasos fuera de los terrenos de la escuela cuando una voz masculina le llamó, no sabía si sería para ella pero su instinto cotilla picaba en lo más profundo de su pecho.

De manera casi disimulada, casi porque carecía de sutileza, bajó la velocidad de sus pasos hasta casi detenerse y echó una pequeña mirada por encima de su hombro.

Efectivamente, la voz se trataba de un hombre joven de aspecto rudo, con su fornido cuerpo bajo lo que parecían ser un uniforme, cabeza tapada por los lados menos con un parche de cabello negro como la noche en la cima que era sujetado en una trenza y unas marcas de expresión que contorneaban su entrecejo.

Él le miraba directamente.

Inicialmente se sobresaltó, por un instante pensó que había sido atrapada con las manos en la masa, pero entonces su mente comenzó a carburar de tal manera que le permitió reconocer al pelinegro que ahora se acercaba a ella.

- Ah, eres el chico de ayer.- Exclamó incrédula, inmediatamente se volteó para encararlo al mismo tiempo que hacía una reverencia exagerada.- Muchas gracias por ayudarme, quisiera pagártelo pero tengo que irme.

Dispuesta a darse la vuelta y volver a correr, la chica volvió a ponerse firme, pero antes de que pudiera darse a la fuga, el chico más alto le tomó del hombro.

- Espera.- Dijo él.- No te vayas sin esto.

Con su otra mano, alzó un objeto para que estuviera a la misma altura que el rostro de la chica.

- Eso es...

Sus ojos se abrieron de par en par, trató de procesar cómo era que ese extraño había conseguido su tan preciado bien que solo se limitó a tomar el cuaderno de las manos del pelinegro.

Mochi, de manera desinteresada, solo dejó una pequeña palmadita en el hombro de la chica regordeta antes de volver a sus propios asuntos.

No tenía por qué ir y esperarla para entregarla, después de todo, era una desconocida.

Esa mañana miró la libreta que había dejado sobre su mesita de noche, no le importó en lo absoluto dejarla ahí hasta que decidiera que hacer, pero justamente ese día lo habían llamado para una reunión de la pandilla.

Mientras que se ponía el uniforme, volvió a ver la libreta, recordó vagamente ver el logo de la escuela de la chica en camino al sitio de reuniones, podía hacer su buena acción del año y devolverle a su dueña aquél objeto.

La intención inicial era solo llevarla a la entrada de la escuela y dársela al primer idiota que viera, después de todo, no era tan buena persona como para esperar pacientemente y preguntar de uno en uno si conocían a alguien de las mismas características que la (c/c).

Fue un verdadero encuentro de suerte cuando, apenas apagó el motor de su motocicleta, se encontró cara a cara con la misma chica corriendo a una dirección desconocida.

Como sea, ya había hecho lo que tenía que hacer, era hora de retomar sus propias actividades.

- Ten cuidado niña.- Se dió la vuelta y subió a su motocicleta, al alzar la vista notó que ella seguía mirándole.- Aléjate de problemas.

Con esa última advertencia, Kanji puso en marcha el motor y comenzó a andar hasta su destino.

Lo que el pelinegro no sabía era que estaba haciendo justamente lo contrario.

Aquella advertencia cayó en oídos más que sordos.

Una idea comenzó a surgir dentro de la cabeza de la chica.

Las palabras cosidas en la espalda del uniforme de aquél fornido joven habían despertado la curiosidad de la (c/c). Si corazón dió un brinco ante aquello, al mismo tiempo que su instinto le gritaba algo que ya había decidido desde el primer instante.

Sonrió a la nada, con sus ojos brillando de interés mientras que una gran sonrisa surcaba sus labios.

Parece que ya tenía una nueva historia a la cual poder investigar.

- Perdón, no puedo evitar escribir cosas nuevas para evadir mis responsabilidades jajaja
- Si tienen alguna idea o comentario estaría feliz de leerlos ❤️
- Espero que lo disfruten ❤️
Gracias por leer, Ciao!

Rumores [Mochizuki Kanji x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora