Tania: Capítulo 1

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El Ángel que bailaba con el Diablo: TANIA ❤👑

🐂Capítulo 1

El Clan Minotauro, poderosos demonios reconocidos en todo el Infierno por su fuerza destructiva y su obstinado orgullo, orgullo del cual se volvió víctima su propia princesa...

Descendiente de la primera lìnea de sangre del minotauro original, Magnus, junto a su esposa Teodor, eran los lìderes del Clan. Dueños de un implacable ejército, los minotauros se sabían los demonios más fuertes del reino y, por ello, Magnus no podía sentirse más orgulloso, hasta que llegó el día en que el arrogante minotauro recibió un duro golpe en su ego, pues el primogénito que tanto ansiaba tener estuvo muy lejos de ser lo que esperaba, ya que este había nacido mujer...

En aquella raza de demonios, el poder de la bestia minotauro solo se manifestaba por completo en los hombres, las mujeres, en cambio, a pesar de ser dueñas de una gran belleza, no poseían fuerza fisica pero sí una mente brillante.
A Magnus poco le importaba la inteligencia que su hija pudiese tener en el futuro, sólo se lamentaba de que a nadie podría presumir la imponente figura del minotauro rojo que se suponía su primogenito tendría, pues sólo el primer hijo heredaba el más puro poder.

- Tiene que haber una manera... Si tengo otro hijo ¿Es posible sacarle el poder a Tania y dárselo a él?- preguntó Magnus a un anciano consejero.

- Lo siento, señor, eso no es posible. El poder no puede ser extraído de un portador original, sólo puede ser heredado.

- Eso significa que...

- La única manera de que el poder del Minotauro original pase a un hombre nuevo es que la princesa tenga un hijo cuando sea adulta...

Magnus apretó los dientes con furia tras esa respuesta y, al llegar a su mansión, una pequeña Tania, ya de siete años, se acercó a él.

- Papá, bienvenido - lo reverenció con su delicado vestido - Hoy mi maestra me permitió hacer un dibujo libre y... te hice esto... - ofreció, con pena y entusiasmo un pequeño cuadro.

- ¿Acaso te pedí que lo hicieras? - respondió con desdén.

- ¿Qué? Bueno, yo...

- Deja de perder el tiempo haciendo dibujos inútiles y mejor enfócate en controlar ese espantoso defecto que tienes, es una vergüenza que una niña que se supone es una fina princesa no pueda tomar una taza sin romperla.

- S-Sí, papá... - respondió con temor y bajando su cabeza.

- Y no me llames así, ya te lo he dicho, conserva las formas - exigió, subiendo las escaleras.

- Sí, padre... - corrigió.

Así era siempre, desde que tenía memoria, Tania jamás recibió un gesto de afecto de parte de su padre, sólo reproches sin sentido una y otra vez, no importaba lo que hiciese, a él nada le daba gusto.
Debido a que había nacido con el poder del Minotauro original dentro de ella, aunque no pudiese manifestar una transformación, su fuerza era superior al de las demás mujeres y eso, a los ojos de los de su raza, la hacía extraña, defectuosa, tan inestable que ni siquiera podía tomar tazas o platos con sus manos sin que estos acabasen rotos. Cada vez que eso sucedía su padre le devolvía una mirada despectiva, aún así Tania no se rendía, se esforzaba por mejorar pues deseaba con todo su corazón que Magnus se enorgulleciera de ella al igual que con sus guerreros, pero eso parecía simplemente imposible...

Un día, agobiada por la indiferencia de su padre, la pequeña preguntó:

- Mamá... ¿Qué puedo hacer para que papá me quiera?...

Su madre, también apesadumbrada por la situación, respondió:

- Ya es tarde para eso... No hay nada que puedas hacer al respecto...

El Ángel que bailaba con el Diablo: Las ReinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora