Cirene...
La renovación siempre surte efecto, un breve momento de desconexión me permite recobrar fuerzas. Zander se encuentra frente a mí, tan impecable como la última vez, exhibiendo su exquisito gusto por la moda. Su atuendo refleja una elegancia sutil pero impactante, propia de la aristocracia juvenil italiana. Viste una chaqueta de tweed a medida, combinada con una camisa de lino blanco impecable y unos pantalones perfectamente cortados que caen con gracia sobre sus zapatos de cuero italiano, pulidos hasta la perfección. Un pañuelo de seda cuidadosamente anudado asoma de su bolsillo, añadiendo un toque de sofisticación adicional a su conjunto.
A pesar de la aparente opulencia de su vestimenta, una atmósfera de misterio y melancolía rodea su figura, creando un intrigante contraste con su refinado estilo. Pero de un segundo a otro añade unos guantes de cuero café claro, quizás para ocultar sus nudillos rotos, tal parece no se da cuenta que estoy prestando atención. Sin embargo, desde su llegada, he notado algo inusual en él; evita mi mirada directa y se niega a quitarse esos lentes oscuros que ocultan sus ojos, como si escondiera secretos tras su mirada.
—¿Estás lista, para iniciar con la sesión? —dice tan pronto cubre sus manos Azorada asentí con la cabeza.
—Bien —abre paso a su lengua que remoja sus labios delgados —¿Te parece bien si comenzamos con las amistades? —pregunta mirando su libreta, eso me hace encogerme en el sofá, mis uñas salen filosas como las de un gato asustado y se clavan en el brazo del sillón, casi puedo escuchar sus gritos de dolor por ello —. Esta dinámica es sencilla Cirene, solo debes responder con un nombre propio mis preguntas y dar explicación a otras pensando en quien te haga sentir así. Okey
—Okey —las palabras salen de mi boca tan doloroso y sofocador que debo toser un poco para aliviar la resequedad en mi garganta y acomodarme para evitar mi asfixia con la tela que me sostiene
—La primera pregunta es; ¿Quién te dio apoyo en los momentos donde la rendición se apoderó de ti, pero ahora ya no está?
Sus ojos me escudriñan, analizo la pregunta y solo hay un nombre que retumba en mi cabeza.
—Jessica Ortiz
Respondí por fin, casi en un suspiro de relajación. Al momento de dar esa respuesta, tal pareció que una carga abandonó mis hombros.
Asiente.
—¿Quién me ha lastimado, pero aun así amo más que a mi vida?
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Mi lugar feliz © <Dilogía "Lugar">
Teen FictionMi lugar feliz | Sin duda lo eres tú. "¿Cómo puedes hablar de salvación si tú tienes una cadena atada al cuello que viene desde el infierno?" *** En la penumbra de su habitación, Cirene ha vivido años de cautiverio, refugiada en el consuelo de la m...