Me desperté por los rayos de sol... ¡No! ¡Qué rayos de sol ni que nada, puse la
alarma para despertar a las demás!Animadamente salté de la cama y me posicioné al frente de las demás literas.
-¡Perras, está temblando! -comenzé a mover sus literas como si de un milkshake se tratase. Sí, soy tan inocente, pura y angelical...
-¡Taily, cállate! -gritó Lila lanzándome una almohada que al parecer estaba hecha de piedras.
¡Boom, headshoot!
-¡Si ya de por sí soy fea con esto me dejaste peor! -corrí hacia afuera de la habitación aún en pijamas y choqué con la puerta del baño, no le tomé importancia.
Fui a la cafetería y tomé un pan con jamón añejo de mi desayuno y me fui a dar vueltas por ahí comiendo pan. Me seguía el gato del orfanto seguramente buscando que le dé un pedazo... O tal vez huelo mal y piensa que soy carne... Es igual.
Las monjas me comenzaron a llamar.
-¡Taily, vuelve aquí! -gritó el Pingüino llamado Sor Paula.
-¡¿Por qué?!
-¡Adopciones, de 5 a 15 años!
¡Indepencia del mundo! ¡Calma, calma!
¡Por fin podría arruinar adopciones de otras personas!
Corrí a cambiarme ropa poniéndome lo primero que encontré: una jardinera de jeans corta, unas imitaciones de convers y una polera blanca abajo.
Cabe recordar que me he puesto lo mismo desde ayer y la polera blanca ahora es gris con manchas de mantequilla, total, nadie me vio con esta ropa.
Salí al patio con mi armónica en mano.
Nuevo objetivo: molestar más que nunca.
-¡En una fila chicas!
Obedecí al pingüino e hice la fila. Entraron unos chicos que nos verían en nuestro hábitar natural para ver a qué niña perfecta se llevaban.
Eran: un rubio teñido, un divo que jugaba con sus rizos, uno color caquita de perro pasión, un gordito y uno que llevaba una mochila de una zanahoria.
Pobre niña que se vaya con ellos.
Nos hicieron desarmar la fila mientras ellos iban conociendo a quienes les parecían "lindas, señoritas, educadas".
Yo con mi armónica buscábamos la víctima ideal, hasta que se me cruza la Larva.
Le digo así porque duerme en un saco de dormir ¡pero es jodidamente perfecta! Menos su carácter... Esa cosa es más fea que hipopótamo con progeria.
-Tails -dijo riendo por mi estúpido apodo-. ¿Qué te trae por aquí si sabes que no te adoptarán?
-Amiga mía, por eso vine, para evitar que gente decente te adoptara ¡imagínate! Pobres de ellos ¡boo-hoo!
-No dijiste lo que escuché. Cariño, retráctate.
-Lleguemos a los golpes rápido por favor, tengo temas que atender.
Y me golpeó. Le enterré la armónica en la cabeza y le pateé el estómago lanzándola al pasto del patio.
Miré para todas partes por si alguien habia visto. Para mi gran suerte la única persona que vio fue... El rubio teñido.
-¡Niña, estás como para boxeadora!
Hice una leve reverencia, recogí la armónica y toqué un poco.
-Pues estimado rubio teñido ¿cómo te llamas?
-Esa pregunta la debería hacer yo -respondío enarcando una ceja. Mierda, se vio como una puta.
¡Tengo 12 años, de partida no debería ser así! Pero como no me importa, a nadie le importa.
-Taily, me llamo Taily. Me dicen Tails, mucho gusto Rubio.
-Yo me llamo Niall Horan. No sé... No... ¿Bo te parezco conocido?
Luego me fijé en que todas miraban y fangirleaban como él me hablaba y los demás tipos se acercaban muertos de risa y grabando.
En qué carajos me metí.
-¿La verdad? No.
-Soy cantante. Parte de One Direction con estos imbéciles.
Ah, ya recordé los sueños raros de Helena con Larry... Una tal nariz de tucán y Harry, Liam, Louis, Zayn y Niall... ¡Niall, Niall Horan! Yes, estoy hablando con el Rubio de Juan Direcshon.
-Pues bueno... Soy parte de la banda "Tails y la armónica" junto a mi armónica. Fíjate que justo ahora estoy de gira. Bye -me fui con la armónica en la mano mirando hacia Riley que jugaba con el gato, obviamente iría a asustarla.
El de rizos me tomó y me puso de estómago en su hombro, corrió donde Sor Paula y le dijo de la forma más madura:
-Me la llevo.
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Adoptada por One Direction
FanfictionHarry llevaba en brazos a la "pobre" niña de 12 años que recién había adoptado junto a sus amigos. —Háganle un exorcismo por favor, díganle que me baje. —Cállate rubia teñida. En el fondo estás feliz por no caminar —¡Ayuda, una diva de 2 metros me h...