Mi buen amor;; Enone and París.

mi buen amor

Mi buen amor, si ya no me quieres, ¿por qué vuelves a buscarme? - Pensó Enone al ver a París suplicarle que le ayudará, pues estaba mortalmente herido.

Sabía que él no podía cambiar, no la iba a convencer con promesas de amor. No otra vez. Porque sabía que en el corazón del que fue su hombre, estaba escrito el nombre de Helena. ¿Hasta cuando iba a pensar que podía pedir sin nada dar?

Él hacía ver tan simple el hecho de alejarse para luego exigir que ella siguiera amándolo y le ayudará. Si, Enone aún amaba a París, más que nada, pero su despecho tenía casi el mismo peso que su amor.

Él no quería regresar, no queria mirar a Enone y ver ese odio y dolor en sus preciosos ojos. Si pudiera, moriría en los brazos de la más hermosa, su esposa. Pero sabía que con una herida así, solo su antigua mujer podría ayudarle. Solo que ella no estaba dispuesta a hacerlo.

Mi bella Enone, por lo que fuimos, ayúdame porfavor... tú tenías razón, ir a Troya no me traería más que desgracias... - Le dijo París, a penas con un hilo de voz.

¿Por lo que fuimos, París? - El agonizante corazón del príncipe dolió aún más, Enone sólo lo llamó por su nombre, no por los tantos apodos cariñosos de antes. Aunque sabía que no los merecía, le dolió. -Dime, ¿quién te amo cuando no eras más que un pobre pastor? Aunque te vistas de seda, sigues siendo el mismo pastor de siempre... el mismo que fue mi esposo, el mismo con el que viví mis días más felices y el mismo que compartió mi lecho. - Ella intento reprimir las lágrimas que salían de sus ojos. El hermano del valiente Hector, soltó un suspiro al saber que su bella mujer aún lo amaba.

-Entonces, bella dueña de mi pobre corazón furibundo, ayúdame y te prometo que todo será como antes...

-No amor mío, no será como antes, porque yo no puedo hacer nada más que perdonarte y volver a jurarte mi eterno amor. - La ninfa acomodó la cabeza del mortal en su regazo y tomó su mano mientras le sonreía. Y así, París se sintió dichoso de morir en los brazos de la mujer que para él era la más hermosa, su esposa.

Cuando el funeral del príncipe tuvo lugar, la misma Enone hizo aparición y bajo los ojos desconcertados de los presentes, se lanzó a la pira funeraria de su esposo. Tal vez no pudieron estar en vida juntos, pero en la muerte lo estarían para siempre.