Cap. 01: Un tranquilo viaje en avión

18 1 0
                                    

-¿Y tú no tienes miedo? O sea, estamos a no sé cuantos kilómetros de altura en mitad del Atlántico y parece muy tranquilo. - me preguntó Bella agarrada al sillón del avión con uñas y dientes.

Yo me encontraba sentado cómodamente con el codo apoyado en el reposabrazos para sujetar mi cabeza sobre mi mano, la verdad, no tenía miedo a viajar en avión.

-No Bella, por décima vez en las cuatro horas que llevamos de viaje, no tengo miedo ¿Por qué no intentas dormirte un rato?

Bella se acurrucó y se agarró a mi brazo.

-Sabes que cuando tengo miedo no puedo dejar de pensar en todo lo que puede pasar, pero también es verdad que estoy muy cansada.

- ¿Que estás cansada? Pero si has estado durmiendo hasta en el autobús, que ni los maestros han dormido con los de primero dando por culo con las cancioncitas de mierda.

-ya, pero es como si me costase respirar. - dijo bella mientras se caía lentamente dormida en mi hombro.

- ¿Cómo que te cuesta respirar? Espera que busque ayuda.

Me levanté y me acerqué a los profesores para decirles lo que pasaba, ambos estaban dormidos, pero me parecía que la situación era lo suficientemente urgente como para despertarlos.

-Ana, Ana por favor despierta, Bella se encuentra mal. - le susurré mientras le mecía suavemente los hombros.

La maestra no daba respuesta alguna así que intenté despertar a mi maestro.

-Antonio despierta, necesito ayuda. - le susurré agitándolo un poco, pero sin hacer mucha fuerza.

Seguí sin obtener respuesta así que tomé una medida un poco más drástica agarrándole de los hombros y meneándolos con fuerza a los dos.

- ¡Ana, Antonio despertad de una puta vez que necesito ayuda!

-Roy, algo no va bien, yo tengo mucho sueño y nadie se despierta, pídele ayuda a la azafata. - dijo Claudia mi compañera de instituto quedándose casi dormida.

- ¡Claudia! ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?

-no puedo respirar. - dijo mientras se dejaba caer sobre el hombro de su compañero de asiento.

Rápidamente recorrí el pasillo del avión desde el asiento de los profesores al final hasta la cabina mirando que todos pasajeros del avión incluido las azafatas y el azafato majo que me ofreció un caramelo al montarme, aún lo recuerdo, un gran hombre.

- ¿Qué coño pasa en este puto avión? - inhalé con mucha fuerza, pero no noté nada raro, no nos habían drogado ni nada.

Abrí la puerta de la cabina y me acerqué a los asientos de los pilotos los cuales para sorpresa de nadie estaban dormidos.

-Un avión andaluz a las tres de la tarde, lo normal. - dije sarcásticamente mientras me asomaba por encima de los asientos para ver los mandos.

Una luz roja parpadeante destacaba por encima de los otros miles de lucecitas que había en el panel.

- ¿Despresurización? ¿Eso qué coño es? Eso no te lo enseñan en el instituto.

Comencé a ajetrear a los pilotos con fuerza para despertarlos, pero no conseguí nada.

- ¡Despertad de una puta vez que estáis trabajando! No respetan ya nada.

Miré por la cabina en búsqueda de algo para solucionar el problema, pero, el no tener ni idea de cómo funcionan las cosas y el aviso parpadeante de despresurización, me imposibilitaba la concentración en lo que hacía.

Desterrados: La Leyenda De RoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora