CAPÍTULO 15

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—Venimos de visita —interrumpe mi madre en el restorán con un pequeño cliente.

—¡Dennis! —gritó Aquiles mientras corría con los brazos extendidos en dirección a mi empleado. Y, un segundo después, lo abrazó fuertemente por la cintura—. Me instalé un nuevo juego, ¿quieres verlo?

Dennis sonrió y asintió. No supe si en verdad le interesaba el juego de disparos que se había instalado mi hermanito en el celular o solo lo escuchaba por educación.

—Aquiles me insistió para pasar por el restorán —me informó mi mamá, quien se acercó hasta el recibidor.

—Algo me dice que no viene a visitar a su hermana —le dije viendo con rencor como Dennis despeinaba cariñosamente los rulos dorados de Aquiles mientras este le explicaba los controles del juego.

—¿Estás celosa? —se rio mi madre y me miró expectante por mi respuesta.

—¡Por supuesto que sí!, es mi hermanito, debería correr a abrazarme a mí, no a un desconocido. Ni siquiera me dijo "hola" —lo último lo refunfuñé a través de un puchero.

—Aqui ha cambiado desde aquella vez —dijo refiriéndose a la vez que Dennis lo ayudó de los niños matones. No pude evitar contarles lo sucedido a mis padres. Mi papá casi se muere al enterarse que Aquiles estaba siendo acosado. "Esos malditos niños, de haberlo sabido...", dijo y dejó la frase incompleta. En cambio, mi mamá solo dijo: "así que es un buen chico", refiriéndose al moreno—. Se ha vuelto un niño más seguro y alegre.

—Sí —Estuve de acuerdo. Y, a pesar de que no lo haya confesado en voz alta, Aquiles no fue el único en cambiar; yo también lo hice. Había pasado una semana desde lo sucedido y mi opinión sobre Dennis se había alterado drásticamente. Ya no rehuía de él, ni me molestaba su presencia; todo lo contrario, incluso llegué a apreciar las horas de trabajo junto a él. Tuve que admitir que era un empleado excepcional.

Tal vez... ¿lo había prejuzgado?

—Vamos, Aquiles, deja a tu hermana y a Dennis trabajar —lo llamó mi madre. Mi hermanito hizo un puchero y se acercó a nosotras.

—Hola, Aquiles, sí, sí, también es un gusto por verte —le dije con ironía y me respondí a mí misma una pregunta que nunca hizo—. Ya te olvidas que tienes hermana.

—Lo siento —aclaró apenado. Luego tiró de mi delantal invitándome a inclinarme en su dirección y, poniendo sus pies en puntitas, se estiró hasta colocar un besito en mi mejilla—. Adiós, Jas.

Yo lo miré hipnotizada de ternura. Mi hermanito era el niño más tierno de todos. Luego se despidió de Dennis diciéndole que lo invitaría más tarde a jugar online. Vi a mi hermanito salir del restorán de la mano de mi mamá.

—¿En serio te encontrarás en internet más tarde con un niño de diez años a jugar? —le pregunté a Dennis incrédula.

—Aunque no lo creas, ese niño de diez años es nivel platino. No deberías subestimarlo —Lo miré entrecerrando los ojos.

—Deberías buscarte amigos de tu edad —lo regañé, pero hubo algo de chiste en mis palabras, por lo que no fueron tomadas en serio—. Siento que me estás robando a mi hermano.

Dennis se carcajeó.

—Si quieres, puedes unirte a la partida más tarde; todavía tenemos un lugar libre en nuestro escuadrón —Lo miré de manera analítica. ¿La invitación era real o se estaba burlando de mí?

—Los videojuegos nunca fueron lo mío —confesé algo avergonzada. Nunca había logrado pasar ningún juego. Incluso en los infantiles de cocina se quemaban todos los platillos. Sí, una chef que no sabe cocinar en los juegos del celular.

—¿Y qué es lo tuyo? —me preguntó y noté verdadero interés en el brillo de sus ojos. Realmente, no se estaba burlando de mí.

—Ah, hm..., los libros.

—No soy mucho de leer, pero ¿por qué no me recomiendas uno? Creo que es una buena manera de iniciar en el mundo de las letras con la recomendación de la hija de una exitosa escritora.

—Bien, en ese caso te recomiendo el libro de mi madre.

—¿Tú ya lo leíste?

—No, es extraño leer sobre mis padres y sobre el romance que tuvieron de jóvenes, iugh.

Dennis se carcajeó levemente. Pareció que iba a decir algo, pero el sonido de las campanillas de la puerta lo interrumpió. Había llegado un nuevo cliente.

—Bien, hora de volver al trabajo —expuse y salí de detrás del recibidor para acercarme al recién llegado. Luego de tomar su pedido y de internarme en la cocina para preparar su almuerzo, me percaté que tenía una enorme sonrisa plantada en el rostro, y no se trataba de una sonrisa para atender a los clientes, no, era una sonrisa auténtica, producto de la anterior conversación sostenida con el morenazo. Y, al percatarme de ella, mis mejillas comenzaron a quemar de inmediato. ¿Qué diablos estaba sucediéndome? Solo hablamos un momento sobre videojuegos y libros y ¿me colocaba así de feliz?

Suspiré hondo y me obligué a concentrarme en mi trabajo; lo que fue una tarea difícil, ya que no podía sacarme aquellos pensamientos, que creí desterrados, de mi cabeza.

Cuando llegué a mi casa, tomé mi teléfono celular y tecleé a la velocidad de la luz: "Te necesito ahora mismo. Requiero que me ilumines con tus sabios consejos". Y lo envié a mi mejor amigo. Sí, Devon seguramente podría ayudarme a entender lo que estaba sucediendo conmigo.

El chismoso número uno del país no tardó mucho en tocar el timbre de mi casa. Escuché como mi hermanito abría la puerta y, luego de un breve saludo, oí sus pasos veloces hasta mi habitación. Devon tenía estrellas entusiastas en los ojos y me miraba con una enorme sonrisa de diversión en el rostro. Sí, Devon había nacido para el chisme.

—Ya llegué, ya estoy aquí. Cuéntame lo que te aqueja y luego te diré mi opinión —declaró sin ni siquiera un "hola" antes. Y luego se sentó de un salto en mi cama y me prestó suma atención.

—Tengo algo muy importante que confesarte. Y ya no puedo más con esto, debo sacarlo —confesé señalando mi pecho, indicándole de dónde saldría dicha confesión.

Mi mejor amigo se sobó las palmas de las manos y se acomodó mejor en la cama como preparándose para recibir un delicioso manjar de chisme.

—Creo que estoy enamorándome de alguien más... —Devon abrió los ojos de par en par. Nunca había visto una expresión tan graciosa en él. Mi corazón latió con fuerza al pensarme juzgada—, no, no... —me corregí sobre la marcha de mis palabras—. "Enamorada" es una palabra muy apresurada..., yo diría más bien que me siento atraída por alguien más —Devon me echó una mirada que decía "eso no es mucho mejor". Lo detuve mostrándole mis palmas antes de que pudiera refutarme. Pues, lo que fuera que quisiera decirme, yo ya lo sabía—. Sé que está mal, que estoy comprometida, y sé que no debería sacrificar mi relación de tres años por algo que seguramente es pasión momentánea...

Me detengo en mi discurso al ver que algo en mi mesita de luz captó la atención de Devon. Se trataba de una nota algo vieja, que había sobrevivido durante años olvidada en una caja de recuerdos.

Devon es un chico expresivo e hizo uso de dicha característica cuando desdobló dicho papel y leyó el "J + D" garabateados dentro de un corazón. Pegó un salto lejos de la cama y, mirándome con la boca abierta, me mostró el contenido de la nota.

—¿Qué es esto? —me preguntó y yo quise que me tragara la tierra y me escupiera en China. 

...

Perdón por la tardanza. Fue un mes muy ocupado para mí, pero logré hacerme un tiempito y escribí dos capítulos. 😉

Hoy subo el capítulo 15 y el sábado, luego de que lo corrija, subiré el 16.

Gracias por la paciencia. 😍 

Los amo. ❤️

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