capítulo catorce

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— G A R U —

Estaba corriendo entre los árboles, había recorrido creo el bosque unas tres veces seguidas ya, pero no, no había rastro de ____ en ningún lado, grité de frustración.  Pegué un puñetazo a un árbol frustrado, la rabia y la culpa me invandía, escuché unos pasos, pensé que era ella pero no, era RingRing y Dada. 

—¿La encontraron? —Dije en susurro, pero ellos negaron, me pasé las manos en señal de desesperación. —No entiendo como pasó, fue un segundo.

Relamí mis labios, caminamos de nuevo hacia donde nos habíamos instalados por ahora, tomé un poco de agua, me recogí el cabello de nuevo, pensando, tenía que tener la mente fría, tenía que pensar claro. 

—Este bosque es grande Garu, hay demasiadas posibilidades. —Dijo Abyo. —Tenemos que movernos rápido, el tiempo es valioso.

Ching me miró, con los ojos llorosos, han pasado dos días desde que sabemos de su paradero, Stephanie y Gao llegaron corriendo, también angustiados, ellos veían los pueblos cercanos.

—No la encontramos en ningún lado, Garu. —Dijo Gao preocupado. —Estoy demasiado desesperado. 

Se notaba que había llorado, tenía los ojos rojos y la voz rasposa, igual que yo. Stephania estaba igual, tenían las manos entrelazadas, supongo que para darse apoyo mutuamente.

—Tenemos que seguir buscando, tenemos que encontrar su paradero, me odiaría si le pasaba algo. —Exclamé con la voz entrecortada.—Yo la amo.

—La encontraremos Garu, no te preocupes.

Stephanie me abrazó fuertemente, a lo que correspondí fuertemente tratando de calmarla, y pensar que había sospechado de ella, me sentía un idiota.

—Gracias Stephanie, sé que estás de igual de preocupado que yo. —La apreté contra mi cuerpo. —Lamento...haber desconfiado de ti. 

—Obviamente, ella es mi mejor amiga.

Sonreí ladinamente, para luego seguir buscando con los demás, en conjunto, para que no nos perdamos. Después de lo de ____ teníamos pánico de que otro de nosotros desapareciera, entonces como ya dije, íbamos todo en grupo.

—¿No vendrán con nosotros? —RingRing preguntó, mirando mal a ambos. —Parecía que quieren solos los dos. 

Gao y ella comenzaron a caminar con nosotros, a lo que Ring Ring se puso a mi lado, tomándome del brazo colocándome a lado de ella, lo miré confundido poniéndome tenso ante su tacto. 

—Ellos no me agradan. —Me dijo seriamente. —En serio, no me gusta que estén cerca Garu.

—¿Cómo puedes decir eso? Nos están ayudando.

—¿Y? Todos están ayudando, es obvio el porque, no sé, sólo no me agradan.

—¿Puedes dejar de ser tan paranóica? Me estás poniendo los pelos de punta.

—¡Por una puta vez en tu vida escúchame, joder!

Llamó la atención de todos, voltearon a vernos, RingRing caminó hacia los demás poniéndose en frente de Stephie, mirándola mal.

—Sé que tú tienes algo que ver, maldita perra, te voy a estar vigilando. —La miró mal. —Y si me entero que es verdad, no vives para contarlo. 

La empujó con su hombro, a lo que Gao la ayudó, mirándola preocupado.

—¿Estás bien amor? —La ayudó a parar. —¿Te hicieron algo?

—Sí, no te preocupes.

Seguimos nuestro camino.

Habíamos llegado al final del bosque, y no habíamos encontrado nada, me dejé caer en el suelo, tapándome el rostro llorando, de impotencia, tristeza y frustación.

—La encontraremos, ¿si? —Miré a Dada, quien tenía ojeras y los ojos hinchados. —No te pongas mal, estoy tratando de ser fuerte, y verte así me dan ganas de ya no serlo. 

—La extraño. —Confesé, hipando. —Ya no sé que hacer, ya no sé donde buscar.

—Yo también, pero ella es fuerte, estará bien.

Palmeó mi espalda, a lo que yo asentí, secándome las lágrimas.


Un nuevo silencio [SEGUNDO LIBRO] [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora