MAR DE OJO

1 0 0
                                    

Yoana observaba a su alrededor mientras el bote donde navegaba parecía no inmutarse ante la poca marea de aquella noche, el cielo parecía estar partido en 2 por una gran fractura que podía verse hasta el horizonte, en el fondo una canción que jamás escucho parecía sonar cálidamente mientras el mar se iluminaba por miles de luces que le rodeaban por completo, ella era consciente de que no sabía como había llegado a aquel sitio, y por más que lo intentase los recuerdos terminaban en aquel barco, la música de fondo comenzaba a sonar cada vez más fuertes convirtiéndose en un ruido desagradable al oído hasta que...

-Yoana Cariño, despierta, tenemos algunos problemas en la cooperativa. – Menciono su padre.

La chica despertó con aquella melodía entre sus recuerdos intentando tararearla nuevamente sin éxito una y otra vez.

- Tuve un sueño muy extraño papa, pero... se sentía muy real. -

Su padre le menciono que no había tiempo para eso pues debían salir lo antes posible hasta la costa, ya que las malas noticias habían llegado de madrugada con un solo mensaje "Tienen que verlo por ustedes mismos". Los dos se alistaron como de costumbre ya que ellos trabajaban en aquella cooperativa de pesca, Yoana como administradora y su padre como uno de los pescadores con mas tiempo en servicio.

La playa estaba repleta de autos, parecía que toda la ciudad se había dado cita en aquel lugar por la noticia, pero ¿Qué podía ser tan importante como para reunir a tanta gente en un solo sitio?

El padre de Yoana observo desde el asfalto del estacionamiento a la distancia visualizando en todo el mar miles de puntos brillantes esparcidos con cercanía.

- ¿Sera eso el problema del que hablaban? – Pregunto su padre.

Yoana solo se encogió de hombros y siguió caminando, la noticia se había extendido tan rápido por todo el pueblo que hasta los noticieros locales se habían dado cita ante aquel siniestro. Toda la gente parecía observar hacia la playa, sorprendidos y un tanto asustados, Héctor el padre de Yoana había ido directamente con uno de los lideres de aquella asociación viéndole observar el mar con unos binoculares. Lo saludo, pero incluso antes de poder preguntar porque se había ocasionado tanto alboroto le entrego los binoculares y le señaló con el dedo a la distancia. Héctor ni siquiera tubo que enfocar algo conciso para ver aquellos enormes ojos en el agua por lo que dedujo rápidamente que aquellas cosas brillantes de antes eran los mismos, estuvo divisando el panorama durante un tiempo y justo en el medio de todas aquellas miradas frías encontró unos ojos de mayor tamaño que sobresalían sobre los demás, eran como una combinación entre los ojos de una rana y una mantarraya con un aspecto hostil.

- ¿Qué carajo son esas cosas? – Pregunto Héctor.

Su jefe no tenía ni idea de lo que estaba viendo, aun siendo uno de los pescadores mas viejos y sagaces entre las filas de aquella asociación.

- Si quieres averiguarlo podrías ser el primero en entrar al mar. – Menciono el hombre.

Héctor le cedió los binoculares a Yoana, quien impacientemente los coloco en sus ojos para dar un vistazo, algo en aquel panorama le hacia recordar el sueño que había tenido esa mañana, se topó con los dos enormes globos oculares y sin poder apartar la mirada se quedo observando por unos minutos, los ojos comenzaron a girar hacia su dirección como si estuviesen viendo directamente hacia ella, la presión de aquella mirada le hizo alejarse de del aparato cuestionándose si era posible que de alguna manera la estuviera viendo de la misma manera en que ella lo hacía.

- Esto me recuerda demasiado a mi sueño, solo faltaría que el cielo se parta en dos. – Menciono Yoana de forma burlona.

El lugar comenzó a saturarse de gritos, uno tras otro mientras que las personas comenzaban a acumularse en ciertos puntos, Yoana se adelanto a una de las aglomeraciones cercanas, solo para ver a una chica convulsionándose en la arena con los ojos en blanco retorciéndose de maneras que podrían parecer imposibles solo de imaginar. El escenario no dejaba de repetirse una y otra vez en las cercanías, la gente solo rodeaba a las personas en el suelo y a pesar de estar observando aquel escenario algunos preferían solo grabar sin intervenir. Yoana ante la impotencia de aquella circunstancia saco de su mochila algunas plumas y plumones colocándolos velozmente en la boca de la chica hasta que esta quedo inconsciente sin convulsionar. Los gritos habían cesado pero el sonido de un estruendo saturo el lugar, provocando que los instrumentos electrónicos entraran en corto circuito haciéndolos explotar o simplemente dejándolos obsoletos.

MAR DE OJOWhere stories live. Discover now