Sábado Quince de marzo.

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· TOM ·

Un día fui a la casa de Joseph para ayudarlo con algunas cosas en biología —porque estaba muy atrasado y cansado de no entender— y tuvimos esta conversación en la que dijo:

—Pero entonces ¿cuál es tu tipo exactamente?

Sé que estaba retomando el asunto de cuando fuimos a la cafetería. Supongo que ahora era más fácil ser sincero, hablar más.

—Ah, no lo sé. Las chicas son lindas siempre. No es que tengo un tipo, creo.

—Ajá. ¿Y de chicos?

Probablemente vio algo de horror en la cara con las que lo miré, porque sonrió y dijo:

—Tom, te gustan ambos. No es que ahora que lo dijiste vayamos a ignorar el hecho completamente y fingir que no pasó. La idea es hablarlo de manera normal.

La vista se me escapó hacia otro lado. No me encantaba mi reacción, pero no estaba acostumbrado al tema de conversación. No estaba acostumbrado a hablar abiertamente de eso.

—Bueno, no sé —y entonces tuve un arrebato de confianza y confesé— una vez me interesó Peter.

Ahora él me miraba con ojos bien abiertos, pero sonriendo. Le gustaba saber, le gustaban los chismes, era obvio. Dijo algo como "sabía que había algo", que no entendí realmente, y luego sólo sonrió mientras volvía a ver su cuaderno.

—De todas formas tiene sentido. Quiero decir, Peter. —Dijo. Lo pensé unos segundos— ¿Te incomoda hablar de chicos?

—Eso creo.

—Lo siento, no lo haremos más a menos que quieras ¿bien?

Volví a mirarlo mientras él sonreía tranquilamente. Estaba agradecido de verdad.

—¿Puedo preguntarte algo personal? —dije.

—Claro. —Sonrió— Me encantan las preguntas personales.

—¿Te gustan los chicos?

—Sí.

Ni siquiera titubeó. Inconscientemente sentí un poco de envidia por la manera en que era tan seguro de sí, en la que aceptaba quién era y no le avergonzaba. En la que te miraba a los ojos sin una pizca de miedo y te sonreía sabiendo que... no lo sé. Él sabía algo, y yo ni siquiera sabía qué era eso.

—Ah. ¿Y las chicas? —Dije.

—No.

—¿Por qué no?

—Oh, bueno, no sé —dijo— simplemente no.

—¿Alguna vez se burlaron por esto?

—Sí.

—¿Alguna vez te acomplejó?

—Mucho.

—¿Cuándo lo supiste?

Esta vez me miró de manera risueña en lugar de responder.

—Para ser alguien a quien no le gusta hablar del tema estás muy preguntón —agregó.

—Sí, bueno. No me gusta si es sobre mí.

Soltó una carcajada.

Unas horas después me encontré frente a la puerta de Peter Blair. Tocando, y agradeciendo a Dios o a quien fuera cuando fue él quien abrió la puerta. No habría sabido qué hacer si aparecía alguien más.

—Oh, hola.

—Hola —dije—. Me alegra que seas tú. Me asustaba encontrarme a tu papá.

Sonrió.

"Algo así como estar bien".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora