Vamos Al Pasado

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Ese día que salí de la cantina, tuve que hacerlo con orgullo, nadie debe de ver mis emociones ¡nadie! Eso es algo que ni el mismo sombrero sabe ¿Cómo es esto posible? La respuesta es sencilla, el sombrero ha estado conmigo mucho tiempo, pero no tiene el poder para leer la mente, él solo actúa con base a mis actos y palabras, va aprendiendo.

Ese día estaba algo melancólica, el alcohol había sido muy bueno, pero abrió un poco la herida y fui recordando nuevamente poco a poco lo que había ocurrido en ese entonces.

Eran aproximadamente entre seis y siete de la tarde, había tenido un día como cualquiera normal de mi niñez antes de esta tragedia, ayudando a mamá con los pendientes en casa, cuidando un poco de mi hermanito, entre todo eso me daba la oportunidad para jugar un poco con las muñecas y atesorar cada día, aunque no lo pareciese, adoraba sobre todo dibujar, nunca fui la mejor en ello, pero a mi hermanito le gustaba mucho y lo hacía para Él.

Papá había llegado a casa después de una terrible jornada de trabajo; recuerdo muy bien que papá llegaba cansado, a diario, y nunca se quejó frente a nadie, siempre tenía una sonrisa para todos nosotros, en especial para mí. Papá ese día me cargaba con tanta alegría y sentía como casi golpeaba el techo de nuestra vivienda.

De pronto algo ocurrió, ese algo que con el paso del tiempo me enteraría con más detalle, sin embargo... en ese momento.

¿Qué pasa papá? ¿Por qué ya no me quieres cargar? - Dijo Tennessee algo molesta

¿Escuchas eso, hija? - Pregunta el padre algo consternado

No escucho nada - Respondió con mucha extrañeza

Ese es el problema... no hay ningún ruido.

Papá toma su escopeta y sale con mucha prisa a la parte de afuera de la vivienda y lo que vio es... indescriptible, veía como "cosas" brincaban sobre las personas y comenzaban a devorarlos, aun vivos, veía como otros sacaban un "fuego" de ciertas personas y también lo comían, parecía que eso lo disfrutaban más.

En ese momento Papá entró a casa rápidamente y algo golpeó a la ventana, eran dos de esas "cosas" y papá alcanzó a meterme bajo la cama.

Esas "cosas" entraron y rápidamente se lanzaron sobre mamá, ella fue la primera, ni siquiera le dieron oportunidad de gritar, le fue arrancada de tajo parte de su cuello con una gran mordida, solo se escuchaba ese sonido "con muchas burbujas".

Papá, con una furia y grito enorme, comenzó a disparar de manera directa, no les hizo nada, lo tiraron al piso, con él fue más "lento" ...

Ellos reían mientras lo hacían, le arrancaron el corazón del pecho y lo comían como si no hubiesen comido en siglos, mi papá, nunca lo había visto llorando mientras veía como cerraba lentamente sus ojos hacía mí.

Papá nada podía hacer, pero sé que en sus ojos me decía: ¡No salgas!

Yo sabía que no podía hablar, no podía moverme, jamás en la vida me sentí tan impotente.

Cuando llegó el momento de mi hermanito fue, mi mente lo ha bloqueado, solo recuerdo que dejé de escucharlo llorar.

Dormí durante días frente a lo que aún me pregunto si podría llamar o decir cadáveres.

Pese a todo tengo el vago recuerdo que un día salí de ahí, ya no podía más.

Fue sorprendente darme cuenta de que no fui la única sobreviviente del lugar, me di cuenta de que todos estábamos temblorosos, asombrados y con un rostro sumamente lleno de espanto y de la poca credibilidad por lo que acabamos de vivir.

El paso del tiempo me ha permitido ir armando poco a poco algunas piezas de todo esto, uno de ellos ya pagó por lo que hizo, aún recuerdo cómo me rogaba por su vida, como una maldita sanguijuela, retorciéndose de dolor.

Lo disfruté tanto y debo agradecer a este sombrero, que sin él no sabría que dicen esas malditas "cosas".

Sin embargo, este viaje no termina hasta que no acabe con todos ellos y pagarán cada lágrima derramada muy caro.

El atardecer no tarda en convertirse en anochecer, es momento de irse preparando para la diversión.

Es momento que sepan que Tennessee Whisky anda rondando por aquí.


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