Prólogo

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Habían pasado 10 meses desde que la nave dejó aquel planeta. La comida esta vez era abundante y había energía suficiente para aterrizar en la Tierra dentro de unas cuantas horas.
El viaje, aunque largo, pasó sin contratiempos. Mientras tomas una ducha te preguntas que día será, o si por lo menos es de día pues en el espacio no hay certeza, de cualquier modo te dejas relajar con el agua tibia que recorre tu cuerpo, no había que preocuparse por eso pues en menos de 10 horas la nave disminuiría la velocidad al acercarse cada vez mas al sistema solar. Despues de una buena ducha tomas una larga siesta, dejando que el tiempo y la nave avanzaran, la alarma estaba puesta a sonar dentro de 8 horas y asi tener tiempo suficiente para prepararse para el aterrizaje.

Mientras tanto, en el planeta Tierra.

- ¡Oye! ¿Nuevamente te irás así sin más? Por lo menos deberías despedirte de tus hijos, o decirnos por cuanto tiempo te irás
- Solo diles que regresaré pronto - contestó Vegeta a Bulma, irritado. El príncipe de los Saiyajins no tenía por qué dar explicaciones, iría a entrenar para seguir siendo el Saiyajin mas fuerte y defender la Tierra de cualquier amenaza ahora que Kakarotto se había tomado unas vacaciones en el nuevo planeta de los Namekusei, esto por exigencia de Chichi quien ya no podía soportar que les faltara tiempo de calidad como familia. "Que estupidez" pensó Vegeta "Ese idiota de Kakarotto perdiendo el tiempo, como siempre".
- Esta bien. - dijo Bulma ya acostumbrada al tacto de su esposo, se acercó a él y tomó su rostro con ambas manos, mirándolo fijamente - Solo recuerda que te esperamos en casa - y le dio un tierno beso, el cual fue cortado súbitamente por Vegeta - Cuidate mucho, por favor - y le sonrió
Vegeta dio unos pasos hacia la puerta de cristal a punto de partir, pero algo en él se agitó al escuchar las últimas palabras de Bulma y se devolvió rápidamente para tomarla de la cintura y darle un beso apasionado - Nos vemos, Bulma - y salió volando.

Bulma se recargó en el marco del balcón y cruzada de brazos lo vio partir y esperó que regresará con bien.

Faltando 2 horas para aterrizar y una vez con la armadura puesta te diriges hacia la cabina de controles, tecleas unas cuentas órdenes y una pantalla holográfica aparece frente a ti mostrando la imagen de lo que se encontraba fuera puesto que la nave no tenía ninguna ventana. Por primera vez en meses veías planetas y una estrella gigante de la cual sentías irradiar su calor aun estando dentro de la nave. Tomas asiento en la cabina, abrochas tu cinturón y confiada en que ese planeta era parte del legado de Lord Freezer cierras los ojos esperando ansiosa por poner un pie y volver a verlos a todos.

Comienza la turbulencia, el choque de la nave entrando a la atmósfera terrestre sube la temperatura dentro de la nave, algunos objetos se caen al suelo por el movimiento errático de la nave. Y unos minutos después, tras un gran estruendo, tu nave se queda quieta y en silencio. Aprietas otros comandos y la puerta se abre lentamente frente a ti.
Al fin habías llegado.

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