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Narra Dahlia

Salí de la casa de Eliza, enfadada. Les mencionaba una y otra vez que no debían de irme a buscar si la señal no se cortaba. -No entiendo, ¿Acaso no las entrené bien?- les dije con furia.
-Lo sentimos demasiado, ya se lo dijimos- dijeron todas juntas.

Avancé más rápido y subí al auto, no quería escucharlas más. Tenía a Eliza justo a mi poder... Ugh.

De repente sonó la radio, era el idiota de Lorenzo cuestionando el porque de no haber completado la misión. Me puse roja y solamente le dije en tono amable
-¿Acaso pensabas que iba a hacer semejante estupidez? Ya no tienes sentido para hacer las misiones divertidas- Él se enojó y me gritó que si no lo hacía, iba a mandar a investigar dónde paraba todos los días.

Así que las siguientes horas me ocupé. En lo personal, matar viejos gángsters y robarles es aburrido. Prefiero asaltar grandes bancos controlados por uno de ellos en especial. Esos idiotas creen que pueden evitar que la gran Black Dahlia robe todo lo que quiera.

De nuevo sonó la radio, era Lorenzo felicitándome, y decía que tenía una misión especial para mí. Pensaba que se trataba de robar bancos, o de asaltar grandes barcos, pero no.
-¿Hacer qué?- me quedé casi sin voz.
-Dahlia, sé que tienes mejor oído que yo, esa gentuza tiene bastante dinero, y lo quiero TODO PARA MÍ- contestó ese idiota. -No creo que pueda hacerlo...-
-Eres la mejor asesina de todos los tiempos, ¿Qué tanto perderías? Esa gentuza ni debe de defenderse con clase antes de morir.-
Apagué la radio rápidamente, mientras mi respiración se agitaba y las chicas volvían al auto.

-¿Pasa algo señorita Dahlia?- dijeron todas juntas, como de costumbre.
No tuve el coraje para decir una sola palabra y arranqué el auto con ellas todavía colgadas de la puerta, a toda velocidad.

Llegué a casa de Eliza y me dispuse a tocar con todas las fuerzas que me quedaban por el estado de shock. Me abrió esa ave sirviente y al ver que era yo, me dejó pasar. Corrí hasta la habitación de Eliza y abrí la puerta.

Ella estaba tomando vino, muy relajada, y se sorprendió bastante al verme.
-Querida, ¿Qué haces aquí? Te acabas de ir~- Dijo. -No es eso Eliza, debes escucharme...- no podía más con mi respiración. -Wow, ¿la gran Black Dahlia tiene miedo?- se burló. -No, Eliza, de verdad es algo importante...- Al darse cuenta de que no bromeaba se asustó y dejó su copa de vino para escucharme.
-¿Qué pasa?- dijo seria. -Lorenzo Medici, está detrás de tí...- dije preocupada. -¿Ese idiota? Pff. ¿Es eso lo que te tiene tan preocupada?-
-No, bueno sí. Es que el no mandó otro equipo... Me- me mando a mí...- Sus ojos se abrieron bastante, sin embargo, volvió a relajar la vista. -Pues dile que no y ya.-
-¿No, y ya? Eliza, te persigue uno de los mayores grupos criminales de la ciudad y te tengo que perseguir a tí. De lo contrario moriré.-

Sus ojos se abrieron de nuevo y dijo una tontería —¿Adónde sugieres ir?—
—Eliza, no me digas. Voy a ir detrás de tí y haré todo lo posible para no encontrarte. Sólo vete de dónde puedas, cambia de localización.—
—Entiendo... casi no me queda sangre, tendré que ir por más pronto...—
—Pero, no hagas un alboroto.—
—Bien...— Su sonrisa se apagó y se acercó a mi cara para besar mis labios, pero me aventé a ella y la besé por todo el cuerpo. Si iba a ser la última vez juntas lo iba a hacer bien.

Le puse seguro a la puerta y una vez más Eliza se sentó en mis piernas y descubrió sus pechos. Estaba en el cielo, los lamí con cuidado y a la vez con fuerza, ella gemía como la otra vez, pero más agudo...

Me acerqué a su entrepierna y la descubrí para empezar a lamerla de nuevo. Eliza seguía disfrutando y gimiendo y aproveché para meter un dedo en su entrada; ella no se lo esperaba.
—Mgh...—
—¿Se siente bien?— sonreí
—Sí, sí... ¿Puedes meter otro?— se estremeció.

Así siguieron hasta que anocheció. Eliza se quedó dormida y Dahlia tuvo que salir sin que ella se diera cuenta. Le iba a dar tiempo para que escapase...

«Lo siento mi Eliza...»

Mi mayor tesoro (Black Dahlia x Eliza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora