-¡Jamie! Hermano, ¿cómo has estado?
-Ay Allan, ya parece que eres la segunda novia de Jamie... o mejor dicho, que yo soy la segunda- dijo Jolene, riendo, aunque también con cierta molestia- ¿Acaso no es suficiente que no te le despegues a Jamie en el campo? ¿Tampoco te le puedes despegar en la vida real?
Arlene observaba toda la escena alejándose lentamente. Allan Reed, centro de los Castores de Delia High, era el jugador de fútbol americano que ella no quería recordar. Lo mejor sería alejarse de Jolene y Jamie, al menos hasta que Allan se fuera. Además, la joven McLauren quería ver a su anfitrión.
-Voy a saludar a Freddy- la chica de cabello castaño le gritó al grupo de amigos; sin embargo, no le hicieron caso. Mejor, pensó Arlene mientras se adentraba en la mansión. A su alrededor, varios chicos bailaban; algunos eran ya de edad universitaria. Los hermanos mayores de los compañeros de clase eran invitados a las fiestas de Freddy Gill, y aunque nadie lo decía en voz alta, era un secreto a voces que el señor Gill lo permitía para volverse popular entre los jóvenes que tuvieran edad suficiente para votar.
Arlene no tardó mucho en encontrar a Freddy—sin embargo, la propia chica tuvo que confesar que lo que le había llamado la atención más bien era su acompañante: una mujer de melena rubia larga, tan larga como la de Jolene, con un escultural cuerpo enfundado en un mono de látex rojo interrumpido por un corset de tartán y unas botas doradas de tacón alto decoradas con muchos cristales. Frente a ella, el larguirucho y pelirrojo Freddy vestía skinny jeans, una camisa de volantes que le daba un toque elegante y unos zapatos creepers. Al verlos así vestidos, Arlene sintió que su vestido negro de espalda descubierta era demasiado simplón. Probablemente debió haber apostado por algo más arriesgado... pero no había forma que, con su cuerpo, ella cupiera en un mono de látex. Quizá podría haber intentado el corset, aunque era probable que le apretara demasiado en el área del pecho y en vez de acinturada le hiciera ver amorfa... o que hiciera que sus senos fueran excesivamente notorios. A Peter no le gustaba que ella mostrara mucha piel. "Esto es para mí," le decía, a veces colocándole su chamarra sobre los hombros. No, definitivamente su vestido había sido la opción adecuada. Además, la idea principal había sido cenar con Peter, no la fiesta de Freddy...
-¡Arlene!- la voz de su amigo distrajo a la muchacha. Freddy le hizo señas que se uniera a él y a la rubia de la vestimenta espectacular.
-¡Qué bueno que viniste!- El chico se dirigió entonces a la desconocida-. Ari Ari, te presento a mi amiga Arlene. Arlene, ella es Ari Ari, ¡la próxima reina del pop!
-Me halagas, querido- contestó Ari Ari riendo, mientras sacudía su melena como si estuviera en un video musical-. Muchísimo gusto en conocerte, Arlene. Juro que en un momento dejaré a tu amigo libre para que se vayan a bailar y festejar, pero primero necesito urgentemente que me termine de decir qué es lo que debo de usar para mi concierto sorpresa.
-Y yo te juro que termino pronto, Arlene- dijo Freddy y volvió su atención a Ari Ari.
La joven McLauren miró a su amigo y la cantante. A pesar de que no se encontraba bien de ánimos, Arlene no pudo evitar sentir algo de orgullo por su amigo. Desde la secundaria, Freddy había mostrado mucho interés por la moda, y se había animado a escribir un blog llamado Big Bang Fashion. A pesar de que escribía bajo un seudónimo, se rumoraba que algunas celebridades que apenas iban a dar su paso al estrellato identificaban a Freddy e iban a pedirle consejo por su buen ojo para la moda—y ella en ese momento estaba de testigo de que lo que se decía era cierto. Freddy tenía tan buen ojo, además, que la joven castaña no dudó en ningún momento que lo que decía su amigo sobre Ari Ari se volviera realidad. Esa mujer tenía todo para ser una estrella. Arlene sospechó que la volvería a ver, ya fuera en las páginas de sociales de alguna publicación, en los apartados VIP de los antros que ella frecuentaba—o por qué no, sobre el escenario...
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Arlene Mania
FantastiqueEl dinero, el poder, el legado del apellido más importante de la ciudad... todo eso suena a un sueño hecho realidad... pero, algunas veces, los sueños se convierten en pesadillas... Para Arlene McLauren, la "It girl", de Delia Harbor, esto no es l...