La visita de los hermanos.

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Ren toma el avión para regresar a Japón. Durante el vuelo, piensa en cómo ha ido su año y recuerda la visita de sus hermanos en Suiza.

*La cursiva son los pensamientos de Ren.

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No puedo creer que vaya a volver a Japón con Aki, Shima y... Haru.

-Haruko, ya tengo todo preparado.

-Muy bien, Ren. Estoy muy orgullosa de tu trabajo, te has graduado con unas calificaciones excelentes. Me alegra que aceptases venir a Suiza a terminar tu educación preuniversitaria.

-Sí... yo también me alegro.

-Ahora eres un adulto, y apruebo tu decisión de vivir en Japón de nuevo.

-Gracias.

Ha pasado un año desde la última vez que pisé Japón. Un año desde que me fui para alejarme un tiempo de la intensidad de aquella casa de medio hermanos y centrarme en mi educación como Haruko siempre quiso.

Ha sido agradable pasar los fines de semana con ella, y he aprendido mucho de las relaciones sociales en la residencia de estudiantes. Pero siempre tuve claro que volvería a Japón. Fue nuestra promesa.

En el avión.

Click. Ren leyó "4 de junio" en la pantalla y apagó el móvil antes de que comenzase a sonar por la megafonía del avión la voz del comandante.

"-Bienvenidos, pasajeros. Aterrizaremos las 17:00h, hora en Japón. Esperamos que tengan un vuelo agradable."

Estoy un poco nervioso... hace tiempo que no veo a Haru. Bueno, vinieron a visitarme hace unos 5 meses...

"Las cosas estarán igual que siempre". Ren intentaba creerse ese pensamiento repitiéndolo en su cabeza, mientras respiraba profundamente.

Haru y yo decidimos que estaría bien que me alejase un tiempo. Entendí que era demasiado joven para "eso", que no estaría bien, y que si seguíamos en la misma ciudad, en la misma casa... acabaríamos por dejarnos llevar.

Pensé que sería más duro. No es que haya sido fácil... pero los compañeros de la residencia me acogieron en seguida. Sé que Haruko habló con todos sus colegas de CERN y sabían quién era yo, y todos quisieron contentarme para contentar también a Haruko.

Haru y yo mantuvimos el contacto. Nos llamamos todas las noches durante los primeros meses, y nos quedábamos hablando hasta que él se dormía, fingiendo que estaba a su lado.

Después nos acostumbramos a nuestras rutinas y a la distacia. Empecé a quedar por las noches en el salón común de la residencia con otros compañeros. Jugábamos a juegos de mesa, veíamos películas e incluso alguna noche poníamos música y bebíamos cerveza.

Así empecé a dejar de llamar a Haru por las noches. Nuestro contacto empezó a limitarse a una o dos veces por semana. Él me contaba qué tal iba el restaurante, cómo estaban llevando los exámenes de la universidad los gemelos... Y yo le aseguraba que estaba bien, que tenía amigos. Los dos estábamos bien.

O eso pensaba yo.

Cuando los hermanos vinieron a Suiza hace unos meses a visitarnos a Haruko y a mí en las vacaciones de enero...

-CINCO MESES ANTES-

En la puerta de la residencia

Haruko y los hermanos esperaban a Ren junto al coche para ir todos juntos al hotel.

Ren corrió hacia Haru con emoción.

Haru huele como siempre, y su sonrisa es esa misma que consigue abrumarme desde que lo conocí.

Pero unas ojeras rosadas enmarcaban sus bonitos ojos esmeralda. Ren se quedó petrificado cuando alcanzó a distinguir el cansancio de Haru.

Haru dio un paso hacia él y lo rodeó por completo con sus brazos.

Aki y Shima estan muy cerca, pero no puedo contener el llanto. En el momento en que mi cabeza se hunde en su... ¿hombro?

-Ren, estás realmente alto. Recordaba tu frente en mi pecho en la despedida del aeropuerto.- Haru se asombró.

-Puede ser...

En el hotel

Después de la cena, tanto Aki como Shima se ofrecieron a coger el coche para llevar a Haruko a casa, pero Haru aseguraba poder hacerlo él. Ren no comprendía la insistencia de los gemelos.

Aki y Shima terminaron accediendo y Haru fue quien llevó a su madre hasta su apartamento del CERN para que pudiese seguir trabajando al día siguiente.

Ren se quedaba en el hotel con el resto de los Kaido toda la semana: los estudiantes estaban de vacaciones y Haru cerró el local también para tomarse los días libres junto a sus hermanos.

Cuando madre e hijo salieron, Ren, Aki y Shima estaban en la terraza del hotel en silencio. Los tres sabían que había algo mal.

Shima fue el primero en hablar:

-Ren, estamos todos felices de que puedas estar en un sitio así, conviviendo con gente que no es de tu familia y estés bien. De hecho Haru se alegró tanto de que disfrutaras de la compañía de amigos y te manejases tan bien solo que no quiso seguir acaparando tu tiempo. Y bueno, sabes que hace años que no puede dormir sin ti...

Se confirmaban los miedos que me atraparon al verle esas ojeras. Recordé esa noche que bebí despreocupadamente con mis compañeros y olvidé llamarle. De repente, no comprendía cómo no me lo había recriminado al día siguiente. Ni al otro... Los ojos de Ren se abrieron como platos.

Aki continuó de manera más directa:

-Recurrió al alcohol. Eso le causaba muchos problemas para mantener el ritmo trabajando en el restaurante al día siguiente, así que a los meses tuvo la cabeza de dejarlo. Pero ha necesitado tomar pastillas para dormir desde entonces.

Mis ojos se llenan de lágrimas, se acumulan pero no caen.

Shima y Aki siguieron explicándose de manera complementaria.

-Solo queremos que hables con él y consigas que las deje. No es tan duro como con el alcohol, pero también le hacen estar cansado todo el día, y no puede aguantar tanto trabajo en el White Lang.

-Sabes que tú eres el único capaz de convencerle de lo que sea. Sus intenciones son buenas, quiere protegerte, de esta nueva y extraña manera que es dejándote libre, pero se está jugando su salud. Siempre serás nuestro hermano menor, pero sabemos que ya no eres un niño, y en esta familia nos ayudamos unos a otros.

-Ya no eres nuestro pequeño hermano al que proteger; eres un hermano que protegerá o será protegido cuando sea necesario. Y ahora el que necesita protección es Haru.

Lo comprendo. Acabaré con el malestar de Haru. No perderé un segundo más. Las lágrimas de Ren cesaron, y concluyó:

-De acuerdo.

Y continuaron en silencio un buen rato en esa terraza helada.

Tiempo despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora