SEGUNDA PARTE

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¡Bonjour!

¡Buena lectura!

Al final decidí dividir esta historia en no sé cuántas partes 😅, he vuelto a retomar mi carrera en la universidad y entre ser madre, ama de casa, esposa, estudiante y "escritora", siento que ya estoy a un paso de la locura jaja. En fin... para las que siguen mis demás historias les comento que pienso continuarlas en cuanto tenga un respiro. ¡Gracias por leer y por la paciencia! de verdad que me hacen muy feliz con sus votos y comentarios. Un beso...

- Doctor, yo he escapado de una carcel de amor, de un delirio de alcohol de mil noches en vela, me dejé el corazón en ese juzgado en donde firmé mi divorcio y nunca más volví a reír con el mismo sentimiento que empleo para llorar -hizo una pausa para mirarlo directamente a los ojos- ¿Eso es lo que lo atrajo de mí? ¿O solo tiene morbo de saber qué se siente acostarse con una moribunda?

Aunque a Victoriano le costase admitirlo, Inés era la única mujer que conseguía sacarlo de sus casillas.

Cegado por la rabia lanzó al suelo la copa de vino que sostenía, la miró con los ojos ardientes de furia y antes de marcharse dijo:

- De verdad que contigo no se puede Inés -apretando los puños la miró unos segundos, bastante dolido- espero que no te arrepientas más adelante.

Y se marchó dejándola completamente sola. La mujer incapaz de sostenerse en pie se dejó caer sobre el sofá comenzando a llorar.

Si el doctor buscaba lastimarla, efectivamente lo había conseguido y lo peor de todo era que aún así, ella lograba percibir lo buena persona que era Victoriano, en sus palabras, sus actos y la manera en la que se comportaba, denotaban el interés que él aseguraba sentir hacia ella.

El teléfono de su casa comenzó a sonar, por un momento la mujer tuvo la esperanza de que se tratase de Victoriano, sin embargo, al contestar fue la voz de Diana la que se escuchó al otro lado.

Su amiga, al oírla llorar y no entender lo que Inés intentaba explicar, le pidió que la esperara, que iría corriendo hasta su casa, temiendo que cometa una locura, pensando que tal vez tenía miedo de afrontar la cirugía que le esperaba.

Cuando Diana llegó, sin dudarlo ingresó al domicilio topándose con una Inés que bebía prácticamente de un solo trago copa tras copa.

- ¡Pero, chica ya basta que en breve ingresas a un coma alcohólico! -la reprendió, apartando la botella y la copa de sus manos.

Inés volvió a llorar, buscando los brazos de su amiga como refugio.

- ¿Estás bien, cariño? -preguntó, mientras la abrazaba con fuerza- por favor, sea lo que sea dímelo que como siempre buscaremos la forma de afrontar y superarlo.

- Diana, es que... no sé ni como explicarlo -comentó, al fin calmando su llanto- se trata de Victoriano.

- ¿Tu oncologo? -quiso saber, mientras veía a Inés asintiendo inmediatamente- ¿Te ha dado malas noticias sobre tu intervención quirúrgica?

- No, creo que todo está bien en esa cuestión -la tranquilizó al notar su preocupación- es que el doctor me dijo que está interesado en mi...

- ¡¿Victoriano Santos se te declaró?! ¡¿Está enamorado de ti?! -preguntó obnubilada.

- Bueno, no creo que se trate de amor -explicó- ya no somos unos adolescentes como para relacionar el interés en una persona con amor o estar perdidamente enamorado, quizá solo sea compasión de su parte hacia mi.

Diana la seguia mirando confundida.

- Victoriano estuvo aquí para traerme lo necesario pos cirugía. Estuvimos hablando y le comenté que tenía ganas de beber un poco, que hace tiempo no lo hacia. Él me lo permitió por esta ocasión y cuando íbamos a brindar hice uno de mis típicos comentarios de que ya me quiero morir... Entonces me reclamó al respecto, dijo que ya estaba harto de mi pesimismo y entre cruce de palabras me confesó que se siente atraído por mi.

¿QUIÉN ME HA ROBADO EL MES DE ABRIL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora