Asexual.

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—No recuerdo haberme sentido así de conmocionado desde aquella ocasión en la que me vi casado momentos antes de que llegara a lo que ahora se ha convertido en mi retorcido y acogedor hogar que es el infierno.

El terror de sentirse atrapado era el favorecedor sentimiento que me gustaba dar a mis víctimas y, no ser yo el receptor de ello.

De brazos cruzados podría estar esperando, sentado en una silla o simplemente escuchar la radio mientras espero lo inevitable; mi cruel, horrible e inevitable perdición a lo que ahora considero que han sido los días más felices de toda mi no vida...

Vivía bajo el mundo en donde los seres terrenales podían ser manejados con cosas tan mundanas que fueran más simple que la magia vudú. El dinero, poder, fama,...y sexo.

Gran parte de mi vida apenas cuando era un joven lleno de esperas e, ignorante de todo el mal que está llena la raza humana me preguntaba qué era lo necesario de eso. Duda que hasta el sol de hoy nunca se ha respondido en mí pensar.

Escuchaba a mis amigos, compañeros, colegas, conocidos y un sin fin de individuos que alaban aquel acto lleno de carnalidad como si fuera el Dios mismo visitándolos en medio de su dormitorio, algo también difícil de pensar para mi tras ser Ateo.

Me partía la cabeza el designar cual era la ganancia de ese acto mundano y sucio. No descifraba cual era. ¿Contraer enfermedades? ¿Sentirse cansado? ¿Sudar como nunca? ¿Mostrarte tan vulnerable al vivo estilo de literalmente no cargar nada encima delante de otro ser? Todas aquellas respuestas tan solo fomentaban mi solido pensamiento de "¿Por qué hacerlo?" No le hallaba la necesidad.

Mi fe de que toda esta pesadilla de vivir en un mundo en donde reine la seducción carnal se había vuelto migajas con el pasar de los años.

A los principios del siglos XX era difícil o casi nulo escuchar de lo más liberal como lo es hoy en día sobre la libre expresión, volviéndome tan ajeno a todo aquello que en aquel entonces desconocía mi orientación.

Creí que tenía un problema, que era algo que se mejoraría luego después de un ajuste, y así quería hacerlo.

Lo intente, de verdad que si...

Empecé con señoritas jóvenes. Mi aparente buen parecido hacia fácil mi cortejo hacia ellas, quedando enganchadas todas y cada una de ellas a las que le daba la oportunidad de repararme. Eso nunca funciono, muchas de ellas ni siquiera llegaron a besarme, apenas sentía su ligero roce de sus labios delicadamente pintados y no sentía nada de aquella sensación que de tanto hablaban me hacía dar cuenta de que no valía la pena intentar, deshaciéndome de ellas como era posible ya sea escapando de la cita con la excusa de ir al baño, o directamente corriéndolas de mi vida al directamente expresarle mi sentir a las féminas de "No eres tú, soy yo".

También lo probé con hombres, posiblemente era el género, me espante un poco más, eran tan estrafalarios, tan llenos de vida y tan expresivos que a muchos ni siquiera les di el consentimiento de tocarme ni un solo cabello.

Me sentía tan perdido, supe que nunca entendería a este caótico mundo lleno de carnalidades.

Fue un día donde al fin me sentí tan contento y vivo de poder sentir el verdadero placer. Una con las que salí me encontró en una tranquilla tarde al salir de mi estación de radio, quiso poder seguir con "lo nuestro" obsesionándose un poco conmigo. A pesar de lo extraño que me parecía todo nunca deje mi sonrisa de lado, y decidí volverlo a intentar, una vez más, solo por esta vez.

Las cosas terminaron muy lejos de lo que esperaba. Literalmente quiso arrancarme la ropa y arrebatarme la poco pureza que le quedaba a mí ser apenas entramos a mi casa. Me aterre, actué más por instinto que por inpulso, pero eso después cambio, apenas la tome del cuello, la aparte de mí, la acorrale contra la pared, y la deje sin vida...fue lo más gratificante y vivo que pude haberme sentido.

Lo que la "A" significa - [Alastor x Angel] - (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora