Cap 26- Tras los pasos de Viktor.

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Yuuri lloró con amargura durante horas, la despedida había sido terrible y mas en ese momento en que perdió toda esperanza de un futuro al lado del ruso al menos en este mundo y en cambio debía esperar para al fin volver a verse. ¿Pero cuanto tiempo pasaría? ¿30 ó 50 años? ¿quizás más? eso era imposible de saberlo, lo único seguro era que su vida jamás volvería a ser la misma, la presencia de Viktor era su motivación para seguir adelante a la vez que aquel adolescente de risa fácil y carácter dulce se había convertido en su bastión desde donde sentía que podía hacerle frente a cualquier vicisitud que se presentara ante él.

Después de derramar abundantes lágrimas se levantó con paso vacilante viendo como a su alrededor todo seguía igual pero a la vez se sentía distinto desde que el calor del ángel desapareció dejándole dolor y desolación pero también esperanza al desafortunado pelinegro que después de permanecer unos minutos apoyado en un pilar de la sala emprendió la marcha hacia su recámara no sin antes tomar la pequeña caja de madera que la señora Kournikova le había dado poco antes.

Dejó la caja sobre la cama y se adentró al baño donde al verse frente al espejo casi no se reconoció. Sus ojos rojos e inflamados, su cabello desaliñado y sus labios tensos delataban la tormenta que se desataba en su corazón, sin embargo había hecho una promesa y la cumpliría al pie de la letra siguiendo con su vida de la forma en la que Viktor lo deseaba, volcaría su atención a su recién formada academia pero sobre todo volvería al seno de su familia de la que se encontraba tan apartado no sólo por la distancia sino por su obstinado afán a la soledad salvo por la presencia de su amado ángel.
Después de revisar un par de correos electrónicos que no podía ignorar por tratarse de asuntos urgentes relacionados a su academia dejó su móvil a un lado sólo que en ese momento se percató de la caja que había dejado sobre la cama, recordaba perfectamente cual era su contenido aunque algo dentro de él le decía que era mejor dejarlo de lado al menos por un tiempo. Decidió colocarla sobre su mesa de noche no obstante un irrefrenable deseo se apoderó de su mente por lo que de un rápido movimiento la tomó y la puso sobre sus rodillas.

--Quizás no es un buen momento para verlas pero por otro lado creo que no podré esperar, además mañana tendré que devolverselas a la señora Kournikova ya que son muy valiosas para ella y estoy seguro que únicamente me las prestó.-- se dijo a si mismo en voz alta.

Sus manos temblaban cuando quitó el seguro para abrir la pequeña caja de madera labrada, dentro había un par de sobres de mediano tamaño, uno blanco y nuevo y otro amarillento y arrugado. Decidió tomar el nuevo el cual abrió con lentitud descubrimiento las mismas fotos que había visto meses atrás entre ellas las del ángel acompañado de su amigo Georgi y del otro chico rubio asi como las del orfanato en su época como fábrica soviética. Yuuri volvió a verlas con detenimiento aunque estas ya le eran perfectamente conocidas, con cuidado las metió al sobre y las dejó a un lado, fue entonces que un escalofrío recorrió su espalda cuando tomó el otro sobre donde sabía lo que le esperaba, instintivamente lo volvió a meter a la caja aunque en su interior estaba determinando a ver su contenido.

--¿Acaso es tan necesario ver algo asi?.-- se preguntó a si mismo.

Decidió que efectivamente lo vería, por ello de un rápido pero nervioso movimiento abrió el sobre en cuyo interior había otro mas pequeño y antiguo. Este era de un papel verdoso bastante grueso donde destacaba una línea escrita con fina letra cursiva, ahí se leía lo siguiente:

"Entregar únicamente a Madame Pavlova o en su defecto a la señorita Olga Pavlova".

Yuuri se estremeció al leer el nombre de aquellas damas por ello hizo un alto antes de continuar ya que debía prepararse para lo que estaba cierto vería. Después de varios minutos finalmente decidió abrir el sobre con manos temblorosas, tenía pavor pero tampoco quería perder esa oportunidad de conocer mas del ángel. Descubrió que se trataba de varias fotográfias en un bello tono sepia perfectamente conservadas pese al tiempo transcurrido, en la primera se veía a un hombre mayor que parecía ser un sacerdote ortodoxo acompañado de dos religiosos dentro de una capilla colmada de cirios encendidos, en otra de las imágenes mas ampliada dentro de la misma capilla una hilera de féretros de madera con la parte de los pies considerablemente mas estrecha siguiendo la tradición rusa se destacaba en medio de flores y coronas. Yuuri comenzó a sollozar nuevamente ante dicha imagen aunque debido a la distancia le fue imposible ver mas allá. Decidió pasar la imagen para toparse con otra donde se veía mas de cerca a un par de féretros aunque estos se encontraban en lo que parecía ser una capilla velatoria posiblemente en un monasterio, ahí contempló a un par de chicos de 15 a 16 años uno de ellos de cabello negro y gesto serio (se trataba de Georgi) ambos cubiertos de flores. Sin embargo cuando Yuuri pasó a la siguiente foto su cuerpo comenzó a temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas, frente a él tenía la imagen de Viktor semi envuelto en una fina mortaja aunque su pecho quedaba al descubierto dejando ver una delicada camisa quizás de seda de color blanco asi como sus manos cuidadosamente cruzadas sosteniendo entre ellas un crucifijo de oro, al mismo tiempo sus largos cabellos de plata formaban un marco alrededor de su rostro que lucía intacto. En torno a él varias rosas y lirios acomodados dentro del féretro eran lo que demostraban que aquel chico de rostro dulce y angelical estaba sumido en el sueño de la muerte. El japonés tuvo que dejar de lado la fotografía para tratar de calmarse aún asi a los pocos minutos volvió a tomarla para seguir contemplandola sumergido en su dolor aunque no por eso se arrepentía. Después de un rato pasó a la siguiente foto donde se apreciaba en mayor detalle aunque junto al ataúd se encontraba una de las chicas mas lindas que había visto en su vida, esta era de la misma edad que Viktor pero en su rostro se reflejaba el mas terrible dolor. Yuuri no tenía que pensar mucho para darse cuenta de que se trataba de la misma Olga Pavlova aquella joven dama aristócrata cuyo corazón pertenecía al peliplata que yacía inerte a un lado de ella y a la que su muerte le había infligido el mayor de los pesares.

Send me an angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora