PARTE I: NO PUDE DESCUBRIR

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Wei Ying sonrío mientras tiraba la pelota y la observaba rebotar contra la valla de la mansión del vecino.

Ya había pasado una semana desde que se mudó con su abuela. Aunque el recuerdo de la muerte de sus padres todavía está fresco en su mente y pesadillas, está feliz de no tener que regresar a ese hogar comunal.

Y bueno, la abuela Baoshan es un poco estricta y da miedo ¡Pero es mejor que el dueño que lo encerraba en una habitación con los perros para que dejara de llorar!

¡Ay no!

Fue un descuido, un accidente inocente, por un momento Wei Ying no calculo bien el ángulo y la pelota rebotó hasta el patio del vecino. Antes de poder lamentarse el niño de apenas una década de edad escuchó pasos del otro lado de la valla.

—¿De quién será está pelota?— Una voz infantil se preguntó en voz alto en la mansión de al lado.

—¡Es mía!— El grito de reclamo de Wei Ying no se hizo esperar. No tenía muchos juguetes después de mudarse y no quiere molestar a su abuela para pedirle otro.

¿He? ¿Hay un niño en la casa de la vieja Xiao? ¡¿Necesitas ayuda?!

Antes de que Wei Ying pudiera asegurarle al otro niño que no había sido secuestrado y que decirle vieja a su abuela era grosero, notó una cabeza asomándose por encima de la valla.

¡Ey, vengo a rescatarte!— Exclamó con valentía el otro niño, quien a pesar de tener la cara roja y respirar con dificultad se aferraba con fuerza al borde de la valla de casi 2m.

Wei Ying parpadeo con sorpresa antes de doblarse de risa por la absurda situación. Pero como no se molestó en explicar el otro niño se lo tomó mal y lo fulmina con la mirada, sus mejillas ruborizadas de vergüenza.

—¡Deja de reírte!— El niño no pudo aguantar la burla y le reclamó molesto.

—¡Perdón, perdón!— Wei Ying no se había divertido tanto desde que llegó a la mansión, o antes de la muerte de sus padres. La actitud del otro niño le es sumamente divertida, pero aún así no se olvidó de explicar esta vez. -Nadie me secuestrado, Xiao Baoshan es mi abuela materna. Vivo con ella desde hace una semana.

—¿La vieja Xiao es tu abuela?— Una mirada de reconocimiento apareció brevemente en el rostro rojo por el esfuerzo, no vergüenza, del niño. —¡Mi papá nos contó sobre un niño que será nuestro vecino hace unos días! ¿Eres Wei... Lo que sea?

—¡Soy Wei Ying!

—¡Si eso! Mi papá quería regalarte galletas de bienvenida el otro día, pero mamá dijo que era espeluznante.— El otro niño intento asentir mientras subía completamente a la valla, pero tropezó y termino callendo del otro lado ¡Justo encima de Wei Ying!

¡AY!

¡AUCH!

El otro niño, de quién luego sabría se llamaba Jiang Cheng, sería llevado a urgencias por un brazo roto y una conmoción cerebral, y Wei Ying compartiría ambulancia con el por un esguince en el brazo como resultanto de tratar de atraparlo.

UN CAMBIO DE PAPEL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora