"¡Que el infierno se detenga, oigo algo!
Y creo que es la persona que amo..."...
-¡Tc-ouch! ¡Mierda!
Esta era la quinta vez.-Debería poder hacerlo con una mano ¡Ni siquiera es difícil!
Y el cuchillo volvió a sonar de un golpe sordo contra la tabla.
El suave arrullo de las olas mecía con donaires de sutileza la tierna madera del barco. La calma reinaba, sosteniendo con dulzura las primeras horas de la mañana.
Aún de madrugada, la oscuridad se hacía solemne ante el despertar de las criaturas que se sumergían entre las profundidades de la incertidumbre y el frío del agua.
Soledad; palabra impura para los cobardes desarmados.
Y entre esos huecos mutismos nace, así; en la pequeña cocina de un barco, un humeante calefón de ira. Una bestia nada identificable compuesta de una súbita frustración y desdén casi pavorizantes.Sus dientes chirriaban magullando un sin fin de groseros quejidos. En toda su carrera como cocinero jamas había pasado por algo como esto, se sostenía creyendo que de alguna forma debía aprender a ser más cuidadoso, tomando esta como la peor y seguramente más efectiva forma lograrlo.
No sabía con exactitud si existía un Dios o varios, pero de algo estaba seguro; Iba a maldecir con todos por condenarlo a esto. Rebanar frutillas no era una ciencia, y no iba a permitir que una cosa como esa lo ridiculizara.
Tenía las luces a medio encender, manejándose con cautela para no despertar a nadie.
"Es una distención, Sanji no puedes usar tu mano izquierda por un tiempo ¡No quiero verte en la cocina hasta que te recuperes!"
Órdenes directas del médico, ¡Va! se burló, Con esta venda tiene que ser suficiente.
Tomó otra fruta, un durazno, tal vez el problema fuera que las frutillas eran demasiado pequeñas de manejar.
-¡Agh!
No, parece que era él.De una fuerte bofetada estampó la cuchilla contra la mesa de madera donde estaba cocinando, frustrado -y con su orgullo increíblemente dolido- se cruzó de brazos. Unas pares de las gotitas del jugo que tenía en las manos mancharon su camisa, y en ese instante se rindió ¿Cómo es que él «Vinsmoke Sanji; El mejor cocinero del Easth Blue» acabó envuelto en este desvirtuante predicamento?
Todo era culpa de Usopp, si no hubiese sido por su recurrente torpeza quizá no hubiera acabado así. Aunque nunca lo sabría.
Un chirrido familiar le hizo sumbar los oidos y volteó instantáneamente, pero cuando vió la puerta abrirse se le paró el corazón.
¿Qué hacía Zoro a esa hora en la cocina?
«•••»
Thousand Sunny, 04:13 AM.
Se escuchaba un pequeño ruido en la cubierta, tenues; pero quejidos al fin. Abrió sus ojos, con una mezcla de enfado e intriga, estaba de guardia esa noche y no podía permitir que nada malo pasara. Se levantó y con cautela tomó sus katanas, luego bajó la escalera de soga y avanzó.
Tal vez no sea nada, tal vez alguno de los intrusos de siempre en busca de sabotear algo de la deliciosa comida del rubio (y sí, lo admitía), pero no estaba seguro, y ni pensaba arriesgarse.
Sin embargo, iba perdiendo cuidado a medida que avanzaba y lograba notar que no se trataba únicamente de un "Intruso". Parecía llenarse más de asombro y extrañeza que de una preocupación en estado de alerta.
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¿Necesitas ayuda?
FanfictionSanji se ha herido una mano; un dolor constante e incómodo que complica su vida casi a cada momento. Chopper, su médico, le ha aconsejado que descanse y no la fuerce mucho. Pero el es Chef, y debe seguir; pese a todo. Sin embargo, alguien está obser...