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❝El destino me tiene atado a ti❞
ㅤʚ En una tribu australiana, el omega más codiciado estaba preparándose para su boda. Sin embargo, días antes de la ceremonia ━junto a su prometido━ resca...
El pequeño niño de enorme sonrisa estaba sentado junto a su madre en aquel gran salón. Su mirada analizaba cada pequeño movimiento que hacían las mujeres de alta clase sentadas a su lado mientras tomaban el té y reían. Él aún era muy joven, pero no tenía otra opción mas que llevar aquella vida llena de lujos. No conocía nada más...
Veía clases de piano y etiqueta todos los días, aprendía diferentes idiomas y estudiaba las culturas de los países con los que el reino unido tenía conexiones. Escuchaba música clásica en casa y bebía sus jugos en diferentes copas y tazas. Comía los más exquisitos postres y vestía con la ropa más fina. Jeongin tenía quizá, la vida que todos hubiesen deseado tener...
Nacido en una cuna de oro lleno de riquezas. Algunos rumoran que su primera palabra había sido dinero. Otros que lloraba cuando veía gente de bajos recursos cerca de su enorme casa. Y nadie podía confirmar o negar estos hechos ya que el pequeño siempre estaba escondido en casa, tras la falda de seda de su madre.
La reina de Inglaterra solo podía tener omegas en su corte real, su madre era una de las duquesas pertenecientes a este consejo de omegas presuntuosos y Jeongin solo había aprendido a imitar todas y cada una de las conductas de las jovencitas a su alrededor. Se había percatado que él era el único niño en ese gran océano de adultos y a veces eso le había hecho tener que madurar rápido.
No, él nunca jugó en la tierra. El bailaba el vals y le servía copas de vino a las señoras que visitaban a su madre. Ayudaba en la cocina a colocar la mesa y abría la puerta junto al mayordomo, recibiendo a las visitas con esa encantadora sonrisa. Era simplemente un caballero en miniatura y todos estaban encantados con él hijo de la duquesa Yang.
—Cuando crezcas, serás el duque más querido de la corte mi niño— Le dijo su madre una vez en pleno invierno mientras el estaba pegado a la ventana. Quería salir a jugar... —Los jovencitos como tú no juegan en la nieve corazón—
Y esa fue la primera vez que Jeongin sintió que su único propósito en la vida, era servir a la corona real así como su madre lo hacía.
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Marzo, 1924
Jeongin se sentía curioso y algo emocionado. Por fin en esas reuniones de señoras había un niño de su edad... Su mirada curiosa recorría de arriba a abajo al niño castaño que estaba frente a él luciendo incómodo. Su camisa blanca estaba manchada de tierra al igual que parte de su mejilla y sus rodillas. El traje estaba hecho un desastre, al igual que su cabello castaño que caía rebelde por encima de sus ojos inmensamente verdes. Ese niño era un desastre en comparación a él...
—Oh, discúlpalo. Solo estaba jugando en el jardín...—Se excusó la que parecía ser la madre de aquel chiquillo con apariencia de delincuente. —Ya sabes, cosas de niños—
La madre del omega solo sonrió ante el comentario de la otra mujer y la invitó a tomar el té con ella y las demás para hablar de joyas, de moda o de cualquier cosa que hablaran las mujeres de alta clase. Fue entonces cuando ambos niños quedaron solos. Al inicio fue algo incómodo ya que Chris no era el más sociable de todos, realmente no le gustaban mucho esas reuniones. Pero no quería que su madre asistiera sola, así que decidió acompañarla...
