21

94 7 0
                                    

Para Jisung estaba siendo una tortura el yeso de la pierna. Odiaba tener que depender de alguien para moverse y caminar, ya que aún no aprendía bien a usar las muletas y a apoyarse en ellas sin caerse. Lo que amaba, era que Minho decidió encargarse de él y ayudarlo en absolutamente todo.
Prácticamente vivían juntos solos en la casa del menor porque su madre pasaba trabajando todo el día.
Veían películas juntos, comían juntos, jugaban play juntos y entre muchas más cosas. Definitivamente estaba feliz teniendo la atención total de su amigo desde la mañana a la noche.

Cuando le quitaron el yeso de su brazo, pudo lograr tener una mejor técnica para usar las muletas, había dejado de caminar a pasito de tortuga y podía desplazarse mejor, por lo que Minho le dijo que ya era hora de irse a su propia casa.
Ese día Jisung armó enorme berrinche, no quería que su mayor se fuera de la casa.

—Minho... por favor quédate. No sé caminar muy bien aún... —Se excusó, haciendo un tierno puchero. Minho solo lo miraba sabiendo que eso no era verdad. Lo había visto caminar de lo mejor durante todo el día.

—Pero si te he visto caminar bien... —Contestó, guardando sus cosas en su mochila.

Jisung miraba con recelo cómo el mayor no pensaba retractarse.
Por un lado sabía que Minho debía descansar también, ya sería abuso si se siguiera quedando. Pero su lado tóxico le gritaba que frenara a Minho y que se quedaran juntos por más días, aunque sean un par de noches más.

Obviamente ganaba su lado tóxico en la mayoría de ocasiones, y ésta no sería la excepción.

Minho se agachó para desconectar su cargador del enchufe, cuando sintió los brazos de Jisung rodear su cintura por detrás. La carita del menor se apoyó en su espalda.
No se iba a mover porque sabía que el menor podría perder el equilibrio y todavía no podía apoyarse con su pie fracturado.

—Jisung, basta... Sabes que detesto cuando te pones así.

—No lo detestas. Quédate. —Contestó interrumpiéndolo infantilmente.

Minho suspiró con fastidio, y con cuidado sin quitar los brazos ajenos de su cuerpo se volteó para encarar a Jisung.

—Hannie, sabes bien que sería feo de tu parte abusar de lo bondadoso que soy contigo. —El nombrado desvió la mirada, estando en silencio. —Te he cuidado por una semana entera poniéndote como prioridad, y lo sabes.

—Sí, pero-

—Pero yo también tengo cosas que hacer y obligaciones que atender, así que te agradecería que no seas infantil y que me digas "Si Honnie, nos vemos pronto, gracias". —Imitó la voz del contrario, haciéndolo reír inevitablemente.

Jisung suspiró derrotado y asintió, soltando lentamente su agarre en el mayor. Minho tenía razón y no iba a arruinar otra despedida con su hyung por culpa de su tonto comportamiento posesivo.

—¿Y bien?

—Si Honnie, nos vemos pronto... Gracias por cuidarme, eres el mejor chico que podría tener en mi vida. —Minho sonrió ante esas lindas palabras y con delicadeza tomó la carita de Jisung entre sus manos para depositar un suave y sonoro beso en su frente.

—Solo me preocupo por mi príncipe. Gracias a tí por entender, te amo mucho.

Se abrazaron por un pequeño lapso de tiempo y después Minho continuó guardando sus cosas.
Ambos bajaron a la velocidad que Jisung podía, y llegando a la puerta principal el mayor tomó su chaqueta para salir; estaba por ponérsela pero nuevamente fue interrumpido por el menor.

Confundido se volteó y antes de ver qué ocurría los labios de Jisung impactaron con los suyos propios.

Un beso torpe al principio, pero que no tardó en tomar profesionalismo.
Los labios del más bajo se movían con lentitud, tomando con cuidado el cuello del más alto.
Minho en shock, tardó un poco en ganar sus manos en la cintura de Jisung.

Una tormenta gigantesca atacaba el corazón y estómago de ambos. Muchísimos sentimientos se encontraron, cosas que nunca insinuaron con palabras, todo lo que no se han dicho. Todo plasmado en el lento ritmo en que sus bocas danzaban, que parecía ser eterno por más que solo durara diez largos segundos.

Jisung con vergüenza se separó, pero mirando con valentía los oscuros y dilatados ojos de Minho, que lo miraban con curiosidad pero también adoración.

—Y eso... —Balbuceó el pelimorado, muy descolocado.

—Q-Quería hacerlo y ya. —Contestó avergonzado y rojo. Minho rió extraño pero antes de siquiera decir algo Jisung volvió a hablar. —¡No! No vayas a decir nada. Vete. —Dictaminó alterado, muy nervioso.

Minho mordió su labio inferior sin entender mucho, pero aún con el rico sabor de los esponjosos labios de su menor en la punta de su lengua, rascó su nuca y con algo de timidez se colocó bien la chaqueta para salir, no sin antes besar la frente de Jisung.

—Me debe una explicación, jovencito. —Lo regañó con fingida seriedad, y finalmente abandonó el hogar.

Jisung tenía el corazón aceleradísimo, no paraba de pensar en lo que acababa de hacer. ¡Estaba loco! Fue ese impulso que prácticamente lo obligó a besarlo. De todos modos no se arrepentía, pero ese no era el punto. Había besado a su único mejor amigo, a su mayor confidente, a su compañero de vida. ¡Quizás echó todo a perder!
        Se dejó deslizar hasta el suelo con la espalda apoyada en la puerta y se hizo bolita, con la mente llena de pensamientos, bombardeos de preguntas que estaban aturdiéndolo con rapidez.

Por otro lado, Minho no sabía que cosa exactamente pensar. Se había sentado en su vehículo hace cinco minutos pero ni siquiera se había animado a hacer contacto con la llave en el auto y encender el motor. Sus manos sostenían el volante y su frente estaba recargada en este mismo.
Su rostro estaba rojo y aún ardía. Finalmente probó esos labios con los que tanto había fantaseado, y nunca imaginó que sería de esa forma. ¿Qué había ocurrido? Jisung lo besó. Jisung lo jodidamente besó. Esto superaba todo, pero realmente se sentía bendecido de alguna forma.

Finalmente encendió el motor y arrancó a su hogar, estando allí podría pensar mucho mejor las cosas en vez de estando estacionado frente a la casa del mismísimo Han Jisung, causante del tremendo caos en su cabeza, pero sobre todo en su corazón.

Jisung suspiró tras sentir el auto de Minho arrancar. Tenía miedo de lo que sea que fuera a ocurrir entre ambos a partir de aquí en adelante.

Lo que si se podía confirmar, era que ambos compartían el mismo sentimiento: Amor.




Holaaaaa, capítulo antes de iniciar la semana claro que sí.

Espero que les gusteee, gracias por leer. 💕

The boy is mine. [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora