Poco en esta vida.

23 4 3
                                    

Protagonista: Harbinger.

Spoiler: Menos de 1000 palabras, algo de gore.

Miren, en 2 semanas cumplo 20 años. Estoy en un momento de mi vida donde tras una discusión me siento un fracaso, porque la universidad la siento una burla por lo irregular que es. (Sin contar las nulas clases el año pasado) Y ni hablar de mis  intentos de conseguir trabajo. Así que voy a aprovechar el pasado de Harbinger para desahogarme, ya que en contexto estemos claros que lo que vivió debió ser un completo trauma.

Para solo un niño barse cuenta de sus nulas posibilidades de una vida digna no era algo simple, y por ende tampoco era un escenario muy agradable

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Para solo un niño barse cuenta de sus nulas posibilidades de una vida digna no era algo simple, y por ende tampoco era un escenario muy agradable. 7 años tenía cuando ya su cruzó esa línea. Nadie se quiso hacer cargo de él cuando se quedó sólo. Solamente estuvo en un orfanato, el tiempo suficiente para aprender a leer y escribir, en ese tiempo tuvo la idea que tal vez pudiera conseguir una oportunidad de vivir, orgulloso de sus logros y como el niño que era, sé sintió esperanzado por el tiempo suficiente para tomarlo como motivación. Pero nuevamente, su posición en la vida le jugaba en contra muchas veces,  siempre escuchaba murmullos a su alrededor que lo hacían sentir furioso.

Nunca lloro, aunque ganas no le faltaron más de una vez. El tiempo pasaba para el joven peli morado, la paciencia le jugó en contra en más de una ves. Convivir con varios era difícil, algunos mirándolo condescendiente desde arriba, y allí entendió nuevamente la diferencia entre su vida y la de otros. Cosa que, más que molestarlo mantuvo su voluntad de mejorar a fuego vivo por el tiempo suficiente. Fuego imposible de instinguir pero que sería fácil hacerlo cambiar de ángulo.

Lo poco que tenía de educación no le serviría de nada, necesitada algo mejor. Siempre los escuchaba, decir que sin estudios no sería nadie, algunos, los más crueles hasta decir que lastimosamente moriría. No quería darles ese gusto.

Harbinger estada seguro que podría sentirse orgulloso en un futuro de sus logros. Sentía calidez en quienes genuinamente lo apoyaban, en ese momento se dejó influenciar por la región asegurando que las almas de sus padres estarían con él.

Su mente a corta edad dejo de trabajar como la de un niño cualquiera. Tenía muchas motivaciónes que alimentaban su voluntad. Su cosmos era fuerte desde temprana edad justo por eso mismo. El deseo de vivir, la voluntad para mejorar, su alma que deseaba cambiar su entorno en lo poco que tenía en esta vida sea por su propia cuenta o con la ayuda de conseguir que lo adoptarán.

No obstante la vida por momentos era muy cruda y fue cuestión de tiempo solo para encontrarse con su primer contratiempo, el peligro en la vida de cualquiera, y lo que cambiaría su vida para siempre. El punto de antes y después. Estaba muerto del susto rodeado por varios delincuentes. Mal momento y mal lugar, saliendo del orfanato.

- Se quiere hacer el fuerte. - Dijo uno sacando un cuchillo. O bueno, una navaja más bien. El peli-morado apretada los dientes apresandosé contra la pared. Acorralado. Notaban que nada tenía.

Apretando los puños no se hizo ver débil. Ya algo que conocía bien, forcejeando cuando uno de esos tipos lo agarro de los hombres y lo lanzó a su jefe que de un movimiento rápido enterró su navaja en su ojo. Dejando oir uno de los peores gritos que muchos han escuchado. Era un mar de sangre cuando el corte se llevó acabó.

Harbinger no escucho nada en ese momento. Su mano sujetaba la cuenca vacía dónde antes estaba su ojo, dolor, furia, deseo de venganza y sobrevivir eran lo que su cuerpo tenía apenas estando de pie. Todo mezclandose para que el cosmos de su cuerpo despertara en un ataque de adrenalina.

Los gritos que se escucharon opacaron los que hace un momento el niño libero. El sonido de cada hueso roto aumentada la sed que este tenía. Su mente estaba en blanco, y solo atacó a defensa. Sus puños tenían el poder para quedar la tierra en ese momento, le encantaba. Todo era un mar de sangre y agonía, cuando la policía llegó todo el escenario fue shockeante. Un niño entre varios cuerpos a medio morir.

Comprobar todo fue lo peor. Un hombre fue el primero en acercarse al futuro santo de Tauro, logrando calmarlo y llevarlo a sanar su ojo herido.

El comienzo del final. Por 3 semanas Harbinger estuvo bajo el cuidado de unos policías aún apesar de su corta edad, se comprobó que el los había casi matado lo que les hacía difícil tomar una decisión. Para Harbinger fue un punto de inicio y no retornó, fue tan satisfactorio pelear alimentando su ego con cada grito de piedad.

Siempre tuvo que pelear a puños y dientes para defenderse de su alrededor. Si no podía decir que había algo en su vida que lo haga sentir orgulloso, su orgullo sería sobrevivir aumentando este a cada enemigo que derrote. El sonido de un hueso quebrado fue lo primero que le hizo sentir satisfacción, sentirse fuerte en un momento donde estaba vulnerable y sin rumbo. Todo una experiencia muy nueva a través de esa energía, apretando su puño busco manifestarla otra vez.

Su voluntad tenía nuevo rumbo. Sobrevivir siendo el más fuerte. Y lo único que se mantenía era ese pequeño deje moral, frustrado por no haber logrado lo que en su mente juvenil deseaba, conseguir una vida más digna por su propios méritos, ya que la realidad era muy diferente siempre a los deseos de un joven niño.

________

Esto estaba hecho para mí desahogó pero creo que se me salio de las manos.

Tauro Gold Saint Zone (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora