Las Vegas, Nevada. Estados Unidos.
Actualidad.
Dominick.
Después de casi 16 horas de vuelo, por fin, aterrizamos en el Aeropuerto North Las Vegas. El vuelo ha sido bastante tranquilo y sin ningún inconveniente por suerte para nosotros. Quisimos ser Tom y yo los que lo pilotásemos pero Michael insistió en que debíamos de estar descansados desde el primer momento que pusiéramos un pie aquí así que contrató a 3 pilotos para que hicieran el trabajo y pasé todo el vuelo al lado de mi Teniente. Lo cierto es que no me negué porque un vuelo de tantas horas nos hubiera dejado destrozados y gracias a ello he ganado horas extras con mi chica. Horas que, si sale mal la misión, nunca en la vida volveré a tenerlas de nuevo. No quiero ponerme en el peor de los casos pero en estas cosas nunca se sabe y somos muy conscientes de ello.
Olivia y Enzo decidieron que la mejor opción para pasar totalmente desapercibidos sería ser unos huéspedes/clientes ludópatas más dentro de esta gran estafa. Porque sí, pienso que todo este royo de Las Vegas con sus casinos y sus mierdas están controlados por mafias que aprovechan para blanquear el dinero obtenido de maneras ilícitas por otro lado. En el caso de Igor, sigue aprovechando la oportunidad para seguir ganando dinero de igual manera añadiendo el extra de subastar cualquier cosa ilegal.
En el avión donde hemos viajado es lo bastante grande como para poder traer con nosotros un furgón lo suficientemente grande como para que Pablo se maneje en condiciones con sus juguetitos y tres coches más. Tuvimos que dejar nuestro Airbus allí y viajar en un avión más grande para que todo entrara sin ningún problema, el furgón ocupaba demasiado espacio y es algo primordial dentro de la misión como para haberlo dejado allí y los tres coches restantes son igual de importantes para poder movernos nosotros. Olivia decidió que era mala idea alquilar coches por lo que pudiera pasar y tuvimos que darle la razón, sin duda, ser fantasmas era nuestro principal objetivo para que todo saliera como debía.
─ ¿Lo tenéis todo claro? ─ preguntó Olivia decidida y todos asentimos a la vez ─ Alexei nos ha registrado directamente en el hotel sin tener la necesidad de pasar por recepción para tener el mínimo contacto posible con los trabajadores de allí. No sabemos cuántos son los hombres de Igor y si hay algún sitio más que tenga controlado que no sea en su casino y lo último que queremos es ser vistos antes de incluso llegar. Hemos reservado 7 habitaciones en la misma planta donde, por misterios de la vida, todas y cada una de ellas se conectan por dentro a través de una puerta sin necesidad de tener que salir al pasillo. Punto a nuestro favor para no ser vistos más de lo necesario y movernos de un lado a otro.
No sabía que podría llegar a ser tan inocente... y eso que en la cama no es para nada inocente mi ruidosa favorita. Las habitaciones están así organizadas porque aquí hacen de todo menos dormir. Está claro que es para que entre los huéspedes puedan hacer orgías sin necesidad de tener que usar los pasillos así tienen toda la discreción y privacidad del mundo. En nuestro caso, lo utilizaremos a nuestro favor para estar todos comunicados aunque me molesta no poder tener intimidad con la Teniente. No quiero tener que compartirla durante el día y no poder terminar la noche hundiéndome en ella como se que le gusta.
De camino al hotel, hotel que me parece una auténtica locura, atravesamos la calle más famosa donde están los mayores casinos y donde está en el que nos alojaremos. La calle dicha se llama The Strip y nuestro destino lo tengo justo enfrente. El Caesars Palace en persona me parece aún más impresionante. Su temática, sin duda, es sobre el Imperio Romano y cada detalle que tiene por muy mínimo que sea es más impresionante todavía. Por fuera hay fuentes y estatuas que hacen referencia a grandes Dioses de su mitología pero lo que más impresiona son las imitaciones del Coliseo Romano y la Fontana di Trevi. Es una puta pasada y no me quiero imaginar como debe de ser el interior.
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COMANDO
ActionSoy Olivia González, Teniente Coronel de la Élite de las Fuerzas Especiales a nivel mundial e Ingeniera jefe en el ejército de Estados Unidos. A mis 27 años dirijo el comando más peligroso y letal del mundo y no puedo sentirme más orgullosa por ello...