De nadie seré.
Podrán contar cada pétalo de flor y el amor por ti, seguirá siendo más grande.Verán el sol escondiéndose y no tendrá comparación al brillo de mis ojos al sentir la conexión entre mí alma y la tuya.
Las cenizas en mí tumba tendrán rastros de mis brazos queriendo tu cuerpo.
Mí pelo se caerá en cada brisa de viento, no podrá encontrar un nuevo propósito, pues tus manos no volverán a tocarlo.
Yo, incapaz de adaptarme a una nueva forma de amar, pereceré.
Porque mí deseo siempre ha sido ser un objeto interesante para tus ojos.
Y ahora que finalmente no lo soy (tal vez nunca lo he sido) el frío es cada vez más fuerte, pero tolerable, porque tú me enseñaste que temblar no es sinónimo de debilidad, si no de una reacción válida al dejarnos sentir.
Este poema me recordará a ti.
Cuando te conozca, claro.
Sé que estás por ahí.
Espera.
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