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Merlina se maldijo en todos los idiomas que su mente pudo recordar, desde las lenguas antiguas hasta las más modernas conjugaciones que se utilizaban en los actuales tiempos, como se le pudo olvidar su arco en aquella cabaña, su mente siempre aten...

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Merlina se maldijo en todos los idiomas que su mente pudo recordar, desde las lenguas antiguas hasta las más modernas conjugaciones que se utilizaban en los actuales tiempos, como se le pudo olvidar su arco en aquella cabaña, su mente siempre atenta la torturó desde que se percató de aquella gran equivocación.

Dedos le recordó en la mañana que debía probar el sector de pruebas que obligó a Pericles a hacer, esto como método de castigo debido al tema de las polillas y por haber interrumpido su sesión de cello, sin embargo cuando termino de desayunar, fue en busca de sus flechas y su arco, topándose que este último no se encontraba en ningun lugar.

Ahora se encontraba alistando a el caballo negro de la familia para poder partir en busca de su arma, atando la silla de montar sobre el lomo del animal, se subio asegurando la montura, dedos quien se encontraba mirandola desde la distancia, se acerco.

─"Lucas te está esperando en el cementerio familiar, quiere probar el sector de pruebas con su escopeta"─ mencionó la mano haciendo gestos desde lo bajo del suelo, la pelinegra lo miro y suspiro, realmente quería probar ese sector y tal vez desviarse y darle a Pericles con una de sus flechas, pero para eso necesitaba el arco.

Se bajó del corcel, y miro a la pequeña mano.

─Escucha, necesito que vayas con ellos y te quedes vigilando en caso de que surjan dudas sobre mi ausencia. Ayer encontré una cabaña en el bosque, cerca de una anomalía en forma de un espacioso circulo, volvere pronto.─ expresó en su típico tono estoico, mientras tomaba una cuerda y una daga en caso de que las necesitara, y las guardó en el pequeño bolso de la montura del caballo.

─"¿Sucedio algo?"─ la pelinegra sabía que la pregunta se debía al ligero cargamento que acababa de guardar. Por otro lado no quería hacer más largo esto.

─Es por seguridad, no tardaré.

Tomando rienda del animal, le ordenó que se moviera, perdiéndose pronto entre las malezas del espeso bosque, dedos la miró hasta que se desvanecio, decidió que por el momento haría lo que Merlina le pidió, pero si no regresaba dentro de su tiempo límite, iría en compañía a buscarla.

Manejaba con pulcritud los saltos y desvíos del frondoso camino de la naturaleza, esta vez no se retuvo en velocidad, iba tan rápido como podía, rebasando los árboles a su lado haciéndolos parecer como apariciones ópticas de sus ojos, casi imperceptibles. Cuando llegó a la anomalía circular se detuvo, bajando la velocidad, analizó el perímetro tratando de ver si había movimientos o sonidos que le indicarán alguna alerta. El silencio profundo en el bosque le indicó que era la única en el lugar.

O eso pensó.

Asegurando el caballo, enredo la cuerda del mismo a un árbol, y decidió que era mejor subir a pie aquella colina, el animal solo sería una alerta de su presencia en el lugar, y quería pasar lo más desapercibida que pudiera. Ya en la cima, logró ver desde los arbustos una tenue luz amarilla que iluminaba muy a duras penas la entrada de aquella cabaña. En cuclillas y aprovechando su diminuta altura, se aproximo bordeando toda la zona descampada alrededor de la cabaña, llegando hasta quedar frente a la parte trasera de la misma, usando la daga que saco antes de bajar del caballo, se acercó y usando un movimiento que le enseño su padre, rompió el alambrado hasta dejar un hueco lo suficientemente grande para pasar. Una vez dentro, observo las obvias señales de la presencia del dueño, cenizas de un fuego nocturno, la ropa que antes ayer se encontraba colgada ya no estaba, al igual que aquella toalla, en lentos pasos se trasladó hasta el pórtico, se subió en el, y se acerco lo mas que pudo a la pared de la cabaña.

©𝖠𝖮𝖩𝖮──❨𝘗𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳 𝘓𝘪𝘣𝘳𝘰❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora