Capítulo 4.

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"Última Fase de una obsesión.

Fase destructiva: La relación se termina destruyendo. La persona que padece la obsesión se deprime, aparecen sentimientos de culpa, pérdida de autoestima. Así como también odio hacia sí misma, o ira y deseos de venganza"




Allí estaban los dos, uno tenía 45 años y el otro 43.

Tanto Indra como Ashura se vieron desgastados después de tanto tiempo peleando. Se miraban con dolor , enojó, frustración e ira.

Indra en su Susanoo morado peleaba contra el perfecto de Ashura. Ambos jadeaban y ninguno quería ceder.

— ¡NII-SAN, POR FAVOR, PARA CON ESTÁ GUERRA! —Suplicó como siempre Ashura solo avivando la irá de su hermano mayor.

— ¡LO HARÉ CUANDO ESTÉS MUERTO Y EL NINSHU SEA MIO! — Gritó furioso y colérico, entre gruñidos Salvajes— ¡Padre debe darse cuenta de que cometió un error! ¡Yo soy el que Guíara el camino correcto! ¡Yo soy el que salvará el mundo, tú solo con tus ideales pacifistas de amor harás que el mundo se vaya a la mierda! ¡LA LEY DEL MÁS FUERTE ES LA QUE DEBE GOBERNAR!

— ¡Hermano, no es cierto! ¡Padre me escogío porque puedo comprender mejor a los demás, llegando a sus necesidades y se que desde el árbol más débil es necesario para crear el oxígeno que nosotros respiramos! —Dijo desviando una espada de chakra que iba a su cabeza — ¡Todo esto es un sin sentido! ¡Me protegías! ¡Tu me cuidabas, hermano! ¿¡Que le pasó a mi Nii-san!?

—¡ÉL YA NO EXISTE!

Indra arremetió cuando se dio cuenta de la abertura que dejó a su hermano en la pelea, salió del Susanoo y corrió por el brazo de este, igual hizo Ashura corriendo por el brazo del dragón de madera para alcanzarle.

Un puño en cada mejilla fue acertado, luego patadas, mordidas Y todo el Taijutsu que podían emplear.

Ya habían durado una semana peleando, una jodida semana sin descansar, Ashura antes de partir miro a su esposa e hijos sintiendo algo mal, incluso el aire era más frío que de costumbre.

Ambos peleaban con sus Katanas, ya no eran niños, eran hombres peleando por un bien mayor, solo que cada uno a su manera.

-¡¡¡aaSHURAAAA!!!!

— ¡¡¡¡iiiNNNDRAA!!!!

Miro a su hermano, el cuál solo le daba una mirada fría, llena de soledad y rencor.

Sentía la humedad en sus manos, y un dolor en la boca del estómago... Un dolor sordo.
Lo sabía, lo había sentido cuando se fue de casa. Esa sería su última batalla.

Deseó haberle dado un último beso a Kanna, su Omega esposa.
Deseo haber jugado más con sus 5 hijos...
Deseó haber podido salvar a Indra. Lágrimas cayeron de su rostro, tenía la cara casi desfigurada. Tenía los pómulos amoratados y sangre en los labios.

Su Indra no había cambiado mucho, lo notó cuando este se acercó a mirarlo con desprecio.

— Levantate Ashura, ¡esto no a terminado! — Le dijo con sangre en la boca, cayendo en gotas gruesas al suelo que terminó escupiendo.

No pudo evitar sonreír, recordamdo su infancia con extrañeza.

"—Levantate Ashura, ¡no hemos terminado!

—Ya voy, ya voy. Nii-san , se que te gusta patearme el trasero pero al menos ten paciencia."

Rie grabando suavemente el puchero de Indra, y sus brazos cruzados infantilmente.

No creía ser capaz de decir "Ya voy" Y levantarse.

— ¿porque no te levantas? ¿¡Acaso te burlas de mi!? ¡Levantate estúpido! ¡Siempre te levantas porque eres Exasperantemente Persistente! ¡Levántate!—era una orden. Una demanda.

obsesión Reencarnada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora