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Cuando la luz del medio día se hizo intensa y revoloteó sobre la cara de Taehyung, a través de la cortina, este no pudo evitar sentirse incómodo por ella. Despertó con un gruñido y estiró los brazos con fuerza. Su cuerpo adolorido, su cabeza hecha un caos.

Antes de abrir los ojos, le pareció ver un rastro de ensueño todavía: una sonrisa burlona de labios cerezas, y dos dientes de conejito asomándose.

Entonces se sentó de golpe, recordando abruptamente con quién se suponía que había pasado la noche.

Oh, Dios... Oh, por Dios...

Se había fugado. Se había escapado con Jimin a la zona de bares y antros en los suburbios.

Debían seguir ahí. ¡Por Dios!, ¡sus padres iban a matarlos!

Y ellos... ellos se habían besado.

Habían tenido relaciones sexuales, no solo entre ellos, sino también con un chico (demasiado hermoso, demasiado sexy) que habían conocido, llamado Jungkook...

¿O no?

Taehyung descubrió, impactado, que de hecho estaba solo en la cama. Y además, ni siquiera estaba en una cama. Estaba en el piso de su cuarto (en su cuarto, en casa), en una colchoneta. Justo ahí se dormía siempre que hacía «pijamadas» con Jimin.

Jimin...

Taehyung se levantó, apresurado, y pudo ver que en su cama había un delgado bulto cubierto por las cobijas.

Era Jimin. Todavía dormía.

¿Todo había sido solamente un sueño?

Taehyung sintió una confusión horrible, y el dolor de cabeza casi lo tiró al piso. Su corazón también dolía, añorante. No podía creer que, de verdad, todo hubiera sido un simple invento de su imaginación.

¿Jungkook no existía?

¿Jimin nunca lo besó, nunca le entregó su cuerpo?

Creyó que se sentiría aliviado, pero en realidad, estaba desolado y profundamente desilusionado. Sintió el impulso de soltarse a llorar en ese mismo momento, pues al parecer, la mejor noche de su vida no había tenido lugar realmente. Todo fue una fantasía.

Cerró los ojos con frustración, intentando contener las lagrimas.

Entonces vió nuevamente esa sonrisa de conejito. Esos labios lascivos manchados de carmesí, esta vez moviéndose, hablándole.

...Mañana mismo, cuando haya reposado, recuperaré mi fuerza y te devoraré por completo a tí también.

Taehyung comenzó a temblar, sin entender la ansiedad que lo inundaba. Sin entender las palabras que flotaban en su mente, aquellas advertencias con sabor a frambuesas y sangre.

Tu cuerpo ya es mío, pero tomaré también tu alma.

Taehyung quiso caminar al baño para mojarse la cara y despejarse, pero solo dió dos pasos antes de sentir que se mareaba.

Incluso cuando cierres los ojos, me veras. Incluso cuando parpadees, me verás.

»Me verás, porque estarás en mi dominio

»La oscuridad es mi dominio

Taehyung sintió que estaba por vomitar debido a la ansiedad (y a la resaca) así que corrió al baño. Volcó en el retrete todo el contenido de su estómago y para su sorpresa, resultó que su vómito estaba teñido de rosa y olía a frutos rojos.

(Claro, porque había bebido unos cócteles dulces la noche anterior, entonces...)

Apretó los ojos cuando lo golpeó otra migraña, y ahí, dentro de su mente, pudo ver nuevamente aquellos ojos negros, grandes y brillantes, que lo miraban con deseo.

Y luego el otro rostro (que no era un rostro) liso y negro; con los dos enormes cuernos a sus costados y la lengua de serpiente jugueteando; escurriendo saliva, sangre y semen.

Taehyung se estremeció, recordando de pronto que su sueño húmedo, en algún punto, se había convertido en una retorcida pesadilla.

Las ganas de vomitar volvieron, pero como el estómago le comenzó a doler mucho, trató de contenerse y mejor optó por refrescarse para mitigar las náuseas. Abrió el grifo del lavabo y dejó que el agua fría cayera en sus manos antes de llevársela al rostro.

Pero no cerró los ojos para lavar su cara. No pudo. No quería cerrarlos porque... Porque...

Taehyung levantó, brevemente, la mirada hacia el espejo. Fue un movimiento involuntario, muy fugaz, casi accidental. Pero cuando lo hizo, pudo observar que ahí estaban esos negros ojos otra vez.

Jungkook estaba ahí, en el reflejo, parado detrás de él.

Sonreía.

Taehyung gritó de horror. Salió del baño a tropezones y corrió hacia su cama para despertar a su mejor amigo. Necesitaba oír su voz, tomar su mano.

Necesitaba que él lo tranquilizara y lo hiciera olvidar las pesadillas, porque estaba volviéndose loco con las alucinaciones, las visiones, las voces en su cabeza...

Entonces llegó hasta él y lo sacudió.

- ¡Jimin! ¡Jimin!

Pero su mejor amigo no despertó. Estaba rígido y frío.

Cuando Taehyung lo giró y le quitó la cobija, pudo mirarlo finalmente: Jimin tenía los ojos abiertos, desenfocados. Las mejillas asquerosamente hundidas, y los labios agrietados, separados en una terrible mueca de horror.

Estaba muerto, seco, igual que un cascarón vacío. Su piel estaba pálida y arrugada, pegada a los huesos de su cráneo, como si lo hubieran chupado.

Música Nocturna [VMINKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora