; one

4.4K 355 7
                                    


Sus largas piernas lo llevaban a toda prisa por los pasillos del edificio, bendito su entrenamiento en la academia y a su adolescencia en la que pasó corriendo con seres sobrenaturales desde que su maldito mejor amigo se convirtió en un hombre lobo, por darle condición física. Gira a la derecha en dirección a las escaleras de emergencias cuando se da cuenta que la maldita rata a la que está persiguiendo se dirige hacía ahí.

—Ubicación, Agente Stilinksi. —Escucha por su trasmisor.

—Por las escaleras de emergencia —dice mientras se para y trata de escuchar el ruido de las pisadas del otro hombre—, va hacia ti, Tabar.

Sube las escaleras de dos en dos, tan rápido como sus largas piernas se lo permiten, cuando llega al piso junto a Tabar lo ve esposando al sospechoso y está bastante decepcionado de que la persecución haya terminado tan pronto. Esperaba un poco más de dificultad, quizás atravesar un par de puertas y un poco de cristal para hacer el efecto más emocionante, pero no. No fue así.

—El humano que corre con lobos. Ese eres tú, ¿verdad?

Stiles cruzó solo un vistazo con Tabar antes de dirigir su completa y endurecida atención al hombre de mediana edad frente a él.

—Sí, así solían llamarme mis compañeros de la academia cuando éramos aun estudiantes. ¿De dónde me conoces?

Los hombros del hombre comenzaron a temblar mientras soltaba una risa silenciosa.

—Pero no es solo un apodo ¿cierto? Es un hecho. —El cabello de la nuca de Stiles se erizó, pero aun así mantuvo su compostura. —Todos te tenemos respeto, Stilinski.

Agente Stilinksi —corrigió con amargura.

—Como decía, Agente —rio entre dientes—, todos te tenemos respeto. Es por eso que necesitábamos llegar a ti.

—¿Y ser perseguido por el FBI fue la mejor manera para llegar a mí? —cuestionó con ojos entrecerrados. —Es un poco atrevido, nunca nadie había hecho tanto por mí.

—Solo queríamos que recibieras un mensaje: La muerte vuelve a la vida, pero también quien la causó. No puedes traer de vuelta a uno, sin el otro.

—¿Qué quieres decir?

—Misch, tenemos que llevárnoslo. —Tabar habló tratando de decir el diminutivo de su nombre, pero fallando en el intento.

Antes de que el hombre fuera arrastrado por su costado, susurró un nombre que le hizo sentir escalofríos.

—Allison Argent.

Así que la mierda no deja de pasar en su vida, tenía que volver a California.

Tomó el avión más próximo a Los Ángeles, después de decirle a su superior que estaría de baja unos cuantos días por (Dios jamás lo quiera) enfermedad de su padre. Esa era una carta que todos sabía que nunca usaría, no después de los ataques de pánico que tuvo a lo largo de toda su vida de estudiante cuando su padre tuvo un accidente de coche, cuando le dieron un balazo en el brazo y cuando estuvo a punto de ser devorado por un maldito omega (este ultimo por supuesto era extraoficial). Así que sí, jugó su carta más poderosa con todo el dolor de su alma.

El otro hecho que también es extraoficial es que está en LAX, viajó sin avisarle a nadie así que ahora está varado en el aeropuerto sin saber exactamente a donde dirigirse. Inteligentemente llama a Scott para averiguarlo.

—¿Stiles?

—Hey, amigo. Así que, estoy en LA. En el aeropuerto, de hecho.

—¡Eso es genial! No te muevas, iré a por ti ahora.

Más tarde, cuando se reúnen, se convierten en un montón de abrazos y sonrisas en general. Siempre es bueno estar de vuelta junto al mejor amigo con el que creciste y pasaste la mayor parte de tu vida. Pero entonces llega el momento del porque de su regreso y entonces se vuelve todo incomodo. Deaton -porque por supuesto Deaton tiene que estar ahí- hace comentarios que aun a sus treinta años no comprende. ¿No le enseñaron a ese hombre hablar con claridad? ¿Sin adivinanzas? Entonces el señor Argent también llega y hablan del Bardo y ¿Allison a estado ahí por quince años? ¿Qué carajos? Pero ninguno comprende, un padre que perdió una hija, un mejor amigo que perdió al amor de su vida. No están pensando correctamente.

—¿Pueden prestar atención a la advertencia? La muerte vuelve a la vida, pero también quien la causó. No puedes traer de vuelta a uno, sin el otro. —Recita de nuevo para ellos—. ¿Sabemos leer entre líneas? Si traemos de vuelta a Allison, también traeremos de vuelta al Nogitsune. Y, no se ustedes hombres, pero me niego completamente a volver a pasar por lo mismo. El Nogitsune fue lo peor que alguna vez nos pudo pasar.

—Se trata de mi hija, Stiles —la voz de Chris suena ronca, no sabe si por la tristeza del recuerdo, o lo renuente que se encuentra el agente. —El nogitsune es un peligro que estoy dispuesto a correr.

—¡Pero yo no!

Christopher se acerca al agente y le dice a la cara:

—También estoy dispuesto a pasar por sobre ti, Stiles. —El arma apuntando directamente al abdomen de Stiles, directo a donde sabe que puede causar un mal mayor.

—Muy inteligente de su parte amenazar a un agente del FBI, señor Argent —murmura entre dientes, mientras saca el arma detrás de su cinturilla antes de que cualquiera, incluido Scott lo note y tire un disparo hacia el costado de la cabeza del mayor—, no sabe con quién se está metiendo. Usted ya no me conoce, no puede tomarme a la ligera. ¿Realmente cree que puede pasar por sobre mí?

—¡Stiles! —Scott destella sus ojos hacía él, pero es inútil.

—No soy un lobo, Scott. No funciona conmigo. Cuando todo se vaya a la mierda con su inteligente idea, no busquen mi ayuda.

Gira sobre su eje y se dirige fuera del refugio de animales. Mira la hora en su celular y se da cuenta que es aun temprano sabe que tiene que dirigirse con su padre ahora, para una mejor cortada, porque no por nada es un agente del FBI, sabe como se manejan y si quiere que su mentira sea creíble, tiene que dirigirse ahí.


El humano que corre con lobos ||Sterek {sin editar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora