♡ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐎𝐒

4.9K 599 39
                                    

UNA SARTÉN, UN PRÍNCIPE Y EL GATO DESTINADO

┊UNA SARTÉN, UN PRÍNCIPE Y EL GATO DESTINADO ┊

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La capa que cubría su rostro y gran parte de su cuerpo se movía debido al viento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La capa que cubría su rostro y gran parte de su cuerpo se movía debido al viento. Observó a todas las personas que habitaban el Lecho de pulgas; solía ir de noche, a fin de no permanecer encerrada en un mismo lugar durante todo el día. Le resultaba muy sencillo arribar, pues existía un túnel de servicio que permitía el ingreso y salida tanto de alimentos como vestimentas, entre otras mercaderías más.

Un viento peculiar se habría paso por todo el lugar, era bastante cómodo sentir la brisa chocar contra su piel, aunque de vez en cuando la capa se desacomodaba gracias a eso. Sus botas pisaban las calles descuidadas y la música sucumbía a sus oídos. Llegó hasta la calle de seda, se percató con facilidad, al percibir la numerosidad de personas besándose entre ellas, sus cuerpos pegados y sus respiraciones erizando la piel de su acompañante. Los burdeles se hallaban a la vuelta de la esquina, en donde las cosas se intensificaban aún más.

En una sola ocasión, se había adentrado a uno y fue junto a Casandra, aunque las echaron después de percatarse de que no tenían nada para pagar.

La única razón por la que se encontraba en aquel promiscuo lugar era porque el asentamiento del Gusano Blanco estaba en un área cercana. Lady Mysaria y ella solían pasar tiempo de calidad por las noches cuando iba a visitarla y de vez en cuando le contaba los chismes que corrían por los pasillos de la fortaleza y la mujer le relataba los chismes del lecho de pulgas.

Subió la larga escalera que llegaba a su destino. Paso su mano por la puerta de madera pintada en un tono claro. Dio algunos golpes contra esta de manera lenta y con un ritmo que era la clave necesaria para que le concedan el paso. Mysaria observó con una sonrisa mediana a la pequeña chica rubia que también sonreía hacia su dirección.

─Pensé que habías decidido no venir, Alicia ─Se hizo a un lado dejándole el camino libre.

─Me aburrí ─confesó y se adentró al lugar. Se ubicó frente aquella ventana, que ofrecía una excelente vista.

─¿Algo nuevo por el castillo? ─inquirió Mysaria cerrando la puerta con rapidez.

─En unos días regresarán Rhaenyra junto a toda su familia ─contestó, volviendo su mirada a la mujer mayor─, aunque creo que ya lo sabes.

𝐀𝐋𝐈𝐂𝐄 𝐈𝐍 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐋𝐀𝐍𝐃 | HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora