XIII

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JunMyeon se quedó petrificado. No había ni una pizca de sofisticación en la táctica directa que SeHun estaba empleando y, sin embargo, encontraba excitante el modo como SeHun trataba de dominarlo. JunMyeon le devolvió el beso con un fervor agridulce, abriendo la boca para que la lengua de SeHun pudiera penetrar en él. Su corazón latía con un crescendo vertiginoso. Su cuerpo ardía. Se apretó contra él, contra su musculoso pecho. Y entonces, surgió del subconsciente de JunMyeon una imagen que detuvo repentinamente la pasión que empezaba a sentir. Dio un salto atrás en el tiempo, hasta el día de su boda, hasta el momento en que lo vio besar a Luhan. En aquel momento JunMyeon en que entendió que un anillo de boda no bastaría para atar a Oh SeHun y hacerle suyo del modo que quería.

JunMyeon se apartó de SeHun lanzándole un puñetazo en la cara que lo tiro hacia atrás. Se limpió los labios con el dorso de la mano como queriendo quitarse su sabor.

—¡No deberías haber hecho eso! —grito JunMyeon.

Acto seguido, se dirigió a toda prisa hacia el ascensor con las piernas temblorosas y dejó que éste lo llevara a la planta baja del edificio. Se sentía emocionalmente destrozado, pero su cuerpo todavía estaba encendido por la pasión que SeHun había despertado en él. El dolor que le causaba el deseo hizo que JunMyeon se despreciara. Al salir del edificio se encontró en medio de una pesadilla. El exterior estaba repleto de periodistas apuntándolo con los objetivos de sus cámaras, gritándole preguntas y extendiendo sus micrófonos hacia él. Durante unos instantes, JunMyeon se quedó paralizado, tan indefenso como un conejo cegado por las luces de un coche.

—¿Es cierto que va usted a divorciarse de SeHun, señor JunMyeon?

—¿Va a casarse SeHun con otro chico?

—¿Es verdad el rumor de que su abuelo le ha pedido a SeHun que siga casado con usted? 

—¡No sean estúpidos! —dijo JunMyeon antes de reflexionar un momento, darse la vuelta y salir corriendo.

No se detuvo hasta que consiguió despistar al tropel de periodistas que lo seguían calle abajo. Respiró profundamente, miró a su alrededor y aligeró el paso: los paparazzi habían desaparecido. La escena le había resultado enervante, ya que no estaba acostumbrado al acoso de los medios de comunicación. Su rostro había aparecido en las revistas tan sólo dos veces desde su matrimonio con motivo de un par de fiestas privadas que había dado para obtener fondos para su refugio. Le impresionó que SeHun estuviera sometido a ese tipo de acoso todos los días.

Por primera vez, consideró el sorprendente hecho de que SeHun había preferido correr el enorme riesgo de dejarlo embarazado antes que perderlo. En el fondo, SeHun era muy simple. Y también demasiado inocente, pensó JunMyeon. Por lo que había leído, era bastante normal que las parejas tuvieran que pasar hasta un año entero intentando tener un hijo. El mismo libro le había enseñado que, aunque no había cumplido todavía los treinta años, ya había pasado hace tiempo su edad de mayor fertilidad. Considerando esos hechos, JunMyeon pensó que no había la menor oportunidad de que se hubiera quedado embarazado después de un único encuentro amoroso y decidió no hacerse ninguna prueba.

Cuando llegó a su cita con Chanyeol, lo encontró con un aire tan alicaído como el que él mismo tenía.

—¿Qué es lo que ocurre? —le preguntó JunMyeon.

—Me encontré con un amigo de Kyungsoo en la conferencia. Me dio a entender que Kyungsoo tenía una cita esta noche con un tipo... —conto Chanyeol con los ojos perdidos—. No sabía cómo decírmelo. Creo que pensaba que me iba a disgustar saberlo.

JunMyeon dio un respingo y le tocó el codo con la mano.

—Ay Chanyeol. Piensa que Kyungsoo lleva cuatro años solo...

ENTRE DINASTIAS -SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora