Pokémon Ausvandel: La academia Plateada

Ep.Especial 4: Exploradores de pueblo Brondior -parte1-

Fleymir (reino del Este de Adarve)

La noche caía sobre las enormes montañas de Bronn, territorio del reino Fleymir, situándonos en específico  sobre el pequeño y humilde poblado conocido como Brondior. El aroma del carbón de las cocinas y el sonido de risas y voces alegres entonando canticos resonaban en el pueblo con gran jolgorio. Algo poco común en Brondior, pues rara vez los esforzados pueblerinos tenían energías o ganas de celebrar desde que los estrictos capataces llegaron desde la capital. Pero esta era una ocasión especial, pues el anciano Orniv, veterano minero y uno de los fundadores originales del pueblo, había finalizado oficialmente su último día de trabajo en las minas.

Habiendo pedido permiso a sus superiores, los mineros y canteros del poblado se habían reunido en la destartalada cantina que servía como centro de eventos local, para celebrar al anciano Excadrill que "colgaba el picota" y se retiraba a su varias veces pospuesta y más que merecida jubilación. Curiosamente, la propia cantina era atendida por las hijas del veterano, así que las bebidas no dejaban de correr a cuenta de la casa, siendo servidas con gran destreza por un par de encantadoras Sandslash y repartidas a los convidados por una pequeña y adorable Fennekin, que correteaba entre los toscos trabajadores llevando vasos y jarras en unas improvisadas alforjas a su costado mientras un servicial Sandshrew llevaba bandejas con algo de comida en sus brazos.

A pesar de su edad, el celebrado minero todavía conservaba una constitución de hierro, con sus zarpas afiladas y sus músculos notablemente desarrollados. Lo único que delataba su vejez eran las múltiples canas que habían invadido su pelaje. A su alrededor, fácilmente se encontrarían una docena de pokémon, todos apilados en torno a la mesa central del edificio, donde el viejo Excadrill y sus amigos disfrutaban del escueto banquete.

Ciertamente, la comida no abundaba en los poblados montañosos de Fleymir, pero había la suficiente almacenada en el pueblo como para permitirse estas celebraciones de vez en cuando. La bebida, por otro lado, era abundante, pues el poblado contaba con un manantial que venía directo desde las cumbres de nieve sempiterna en lo alto de las montañas. Gracias al agua fría, y a cierto fruto que conseguían en las colinas más bajas, los humildes pueblerinos preparaban una refrescante bebida endulzada que hacía furor entre aquella gente, bebida a la que llamaban "limonada".

—¡Felicitaciones, viejo! Ya era hora de que descanses. Groudon sabe lo mucho que te lo mereces —felicitaba uno de los mineros al veterano compañero de faenas.

—Tantos años de trabajo... y usted sigue fuerte como roble— se admiró el más joven de los canteros.

—Un merecido descanso, ¡si señor! —afirmó otro de los mineros.

—¡Ya era tiempo de que te tomarás un descanso, papá! —expresó una de las Sandslash detrás de la barra aprovechando un respiro.

—Supongo que ahora te dedicarás finalmente a descansar en casa, ¿no papá? —comentó su hermana, la otra Sandslash—. Nada de escaparse a la montaña y ponerse a explorar. ¿Verdad?

Una risotada general fue la respuesta de los invitados a los comentarios de ambas hermanas, para azoramiento del viejo minero, pero se lo tomó con humor. Hace mucho que sus hijas le insistían en que era tiempo de retirarse, no solo por su salud física, sino por la salud mental del anciano pokémon, y ahora estaban más que aliviadas de verlo salir por fin de las minas. Sin embargo, una voz agudísima le sacó de sus pensamientos.

—¡Abuelo Orniv! ¡Cuéntanos una de tus historias de minero! —quién hablaba era la pequeña y joven Fennekin, que se había acercado con un vaso de limonada en sus alforjas para ofrecérselo al viejo tipo acero.

—¡Buena idea! ¡Abuelo, cuéntenos sobre las excavaciones de la montaña Gris! ¡Esa es mi favorita! —pidió uno de los presentes, tratándose de un imponente Rhydon que llevaba puesto una especie de desgastado chaleco de cuero abierto y un sombrero a juego.